No hubo una enorme explosión, ningún signo notable de que su corte hubiera causado daño alguno. Solo quedaba la oscuridad, una vez que toda la luz fue consumida por esa delgada línea negra.
El mundo estaba en silencio. Cuando la luz inundó nuevamente el área, Damien finalmente pudo ver los efectos de su nueva técnica.
El suelo se había partido en dos, a pesar de que el corte no se extendía tan lejos. Aunque la anchura del nuevo abismo no era nada importante, la profundidad y longitud eran indeterminables.
Aparte de esa única línea de largo alcance, no quedaba nada más frente a él.
—Haa…
Los sonidos distantes del combate finalmente regresaron mientras todo volvía a la normalidad. Solo entonces Damien se dio cuenta de lo lejos que él y Polius se habían movido del campo de batalla original.
Cada uno de sus golpes llevaba el poder de aniquilar a decenas de Capitanes de una vez, por lo que era natural que no se confinaran a un área pequeña mientras realizaban su intercambio.
