El cambio repentino en el clima naturalmente atrajo la atención de aquellos en el campo de batalla, y sentir el aterrador poder destructivo contenido en esas nubes hizo que incluso los más fuertes entre ellos se sintieran cautelosos.
Pero no muchos tenían el lujo de observar las nubes durante demasiado tiempo. Esos genios normales estaban demasiado ocupados con la horda sin mente que continuaba cargándoles sin prestar atención a las distracciones.
En cuanto a Feng Qing'er y esa misteriosa chica, tampoco se centraban en las nubes, sino que intentaban encontrar el origen del cambio climático.
El obvio aroma de maná que plagaba la tormenta dejaba claro que no se había formado de manera natural, y el color de los relámpagos lo hacía aún más evidente. Querían determinar si el ataque era de un amigo o enemigo, pero ni siquiera tuvieron tiempo de pensarlo antes de que enormes rayos de luz negra cayeran al suelo.
