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La razón por la que Damien tuvo que limpiar su subespacio era igual de simple que todo lo demás. Los procesos venideros serían relativamente peligrosos.
No para ninguna de las personas involucradas, sino para sus objetos. Si cometía un error, había una alta probabilidad de que fueran impulsados hacia el Vacío y consumidos por su nada.
Pronto, varias carcasas de bestias, armas, píldoras y objetos aleatorios que probablemente tendrían utilidad en algún momento, se desparramaron en el suelo de la cueva.
Incluso la espada de Damien, Devorador, que no había estado usando mucho, estaba dentro del montón.
Una vez que terminó, se sentó tranquilamente en una postura meditativa y se concentró en el Espacio que lo rodeaba.
Allí, atado a él estaba un pequeño bolsillo que pasaría desapercibido para el ojo inexperto. No era grande en absoluto, tal vez del tamaño de un cuarto de dólar como máximo, pero el espacio interior era expansivo. Esta era la naturaleza de un subespacio.
