Poco después de terminar de contar su historia a Damien, Xue'er se quedó dormida en su regazo una vez más. Damien solo pudo suspirar ligeramente mientras la ajustaba suavemente en una postura más cómoda.
—Parece que el estrés de los últimos días es simplemente demasiado para ella —murmuró para sí.
No importaba cuánto quisiera permanecer despierta, ahora que estaba fuera de peligro y se sentía segura, su mente ya no podía manejar la fatiga. Especialmente ahora que había comido y bebido hasta saciarse.
Mientras le acariciaba la cabeza, Damien una vez más cayó en pensamientos.
—Ya sé que voy a atacar a Nox, pero eso apenas si se puede considerar progreso. En primer lugar, no tengo idea de dónde se encuentran. Aparte de eso... —sus palabras se desvanecieron en un susurro.
¿Dónde iba a dejar a la pequeña Xue'er? Por nada del mundo aceptaría llevar a una niña pequeña al campo de batalla con él. Especialmente cuando era un terreno completamente desconocido.
