—Ah…
—¿Ah?
—Ehm…
—¿Tu cerebro se volvió papilla antes?
—Uhh…
Damien realmente no encontraba las palabras para decir. Desde la pelea con el líder de la tribu, había estado descuidando a Ruyue casi por completo. Pensando en ello, la última vez que le habló fue para preguntarle sobre la situación actual. Ni siquiera había pensado en su punto de vista.
Y al ver la cara descontenta de Ruyue, estaba claro que no se libraría tan fácilmente.
Y ciertamente estaba enfadada. Primero, había ido y desafió temerariamente a un Rey de las Bestias. Después de eso, vino a esta Gruta del Dragón Blanco y la ignoró completamente, tratándola como alguna chica al azar al lado de la calle.
No eran necesariamente sus acciones las que la irritaban, más bien era su temeridad y cómo la había estado descuidando lo que realmente la enojó.