Los ojos del Rey Dragón Blanco se estrecharon. —Este tipo habría estado mejor naciendo como un zorro que como un leopardo.
Sabía muy bien que al Rey de las Bestias Nivales Encarnado no le importaba en lo más mínimo esta pequeña tribu, pero aún así solicitó reparaciones.
Primero, sería capaz de al menos calmar un poco la furia de la tribu y demostrar que piensa en ellos, lo que garantizaría su lealtad, especialmente si compartiera algo de la riqueza que obtuvo con ellos.
También podría salvar la cara y evitar golpear a alguien más débil que él, lo que habría dejado una pequeña mancha en su reputación.
Y sobre todo, podría obtener algo del Rey Dragón Blanco. No importa cuán recluso fuera el rey, seguía siendo uno de los expertos en la cima de la Montaña de Nieve Infinita, por lo que cualquier cosa que tuviera sería un tesoro.
