Las vidas que se perdieron en la falsa guerra entre la Secta Sangre Crepuscular y el Palacio Celestial Jade eran reales. Esos fueron sacrificios realizados para mantener alejada de sospechas a la secta malvada.
Incluso el Joven Señor del Palacio fue sacrificado para este propósito, dejando claro que la fachada era más importante para los poderosos que la vida de unos pocos, independientemente de su importancia.
Y además de la guerra, la Secta Sangre Crepuscular había cometido muchas maldades. Sin embargo, su técnica de cultivación seguía siendo desconocida.
La propia secta era conocida por ser reclusiva, e incluso los oficiales de otros poderes malvados nunca habían visto a su Maestro de la Secta. Para ocasiones como esta, siempre se enviaba un representante.
Había rumores de que el Maestro de la Secta había resultado herido en un conflicto con el Palacio Celestial Jade, mientras otros creían que estaba en medio de la cultivación hacia un gran avance, pero nada se hizo oficial.