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Cuando Damien abrió los ojos, se encontró en otra cama familiar. En las últimas semanas, ya había pasado por esta rutina más veces de las que había tenido desde su llegada al Plano de la Nube.
Pero esta vez, su memoria no estaba tan borrosa. Era dolorosamente consciente de lo que le había causado entrar en tal estado. —Primero que nada, maldición que el viejo es poderoso.
No era solo el aura aterradora lo que hizo que Damien dijera esto, aunque definitivamente contribuyó. El aura que sintió no era lo que esperaba en absoluto.
Con su experiencia hasta el momento, pensó que un aura del reino del Mar de Ley podría ser suficiente para ponerlo de rodillas, pero no esperaba que fuera suficiente para instilar un miedo primordial en el núcleo de su ser.
—Y eso era solo el aura que podía liberar sin matarme…
