La repentina acción de Damien sorprendió a cada una de las personas allí presentes.
—¿¡Qué crees que estás haciendo?! —gritó Yin Jian. Él y Qin Huo tenían una relación como de hermanos, y verlo morir sin suspenso de esta manera hizo que su pensamiento lógico se esfumara.
—Un maná extranjero invadió su mente. Ya se había ido antes de que yo lo matara —respondió Damien indiferentemente.
Justo antes de que Yin Jian pudiera atacar a Damien, Xiao Zhen intervino. —Detente. Yo habría tomado la misma decisión.
—Pero...!
—No digas nada y piensa claramente. Viste sus ojos y escuchaste los sonidos guturales que salían de su boca. Está claro que Qin Huo ya no era él mismo.
—¡Pero podríamos haberlo salvado!
—No. Eres consciente del tipo de enemigo al que nos enfrentamos. Y esta no es la primera vez que sucede. Recuerda la última vez que alguien insistió en salvar a la persona en lugar de matarla y luego intenta convencerme.