Cuando Claire abrió los ojos, se vio a sí misma en una habitación desconocida. El techo era de baldosas y la cama no era tan cómoda como a la que estaba acostumbrada. Sin mencionar los varios tubos y equipos que estaban adheridos a su cuerpo.
Sentía que acababa de despertar de un largo sueño, pero los sueños que había tenido no eran algo sobre lo que pudiera estar feliz. Había soñado que su hijo le hablaba, aunque no podía ver su rostro, podía sentir su angustia.
Le contaba sobre muchas cosas como una energía llamada maná y un extraño nuevo mundo, y francamente, todo parecía como si su hijo hubiera vuelto a sus delirios de la escuela secundaria. Pero un día, la voz de su hijo desapareció.
Incluso si era un sueño, era largo y no podía evitar sentir que algo malo le había pasado. Pero no importaba cuánto intentara despertarse, no podía.
