Aunque estaba rodeado de oscuridad, la visión de Damien no se veía inhibida en lo más mínimo. Sus ojos realmente le facilitaban las cosas. Ya había pasado un mes entero desde que entró en el reino secreto, pero aún no había abandonado esta área.
Al sacar su espada de la bestia parecida a una serpiente frente a él, Damien miró a su alrededor. Ya no quedaba ningún ser vivo en su cercanía. La mayoría de las bestias dentro del desfiladero eran de 2ª clase, y la única de 3ª clase que encontró fue la serpiente gigante que acababa de matar. El resultado fue obviamente una masacre.
«Las bestias dentro del desfiladero ya no contribuirán a mi crecimiento, y tampoco he encontrado ninguna con rasgos especiales aún», pensó Damien para sí mismo.
