Siguiendo el ejemplo de Damien, el resto de los genios hicieron lo mismo, saltando al abismo.
La caída hizo que Damien recordara el comienzo de su viaje en la mazmorra, excepto que esta vez no estaba en un dolor desgarrador mientras caía. Rodeado por la roedora oscuridad, Damien terminó recordando.
Tras un corto minuto, vio luz proveniente de abajo suyo, delineando la salida del túnel. Dentro de esta luz estaban hábilmente ocultas fluctuaciones espaciales. A la velocidad a la que caía, no tardó mucho en llegar.
Al salir del túnel, Damien fue recibido por cielos azules brillantes a donde quiera que mirara. El viento hacía que su ropa se agitara salvajemente mientras continuaba su descenso. Mirando hacia abajo, solo podía ver una capa de nubes.
