El joven pateado por Ye Mo salió volando hacia atrás y se estrelló contra un bote de basura. La forma en que se quedó sentado allí haría pensar a la gente que se sentó por su propia voluntad, de no ser por su nariz y boca sangrantes.
La acción de Ye Mo alertó inmediatamente a todos. Incluso ese hombre que acababa de terminar su llamada se volteó. Tan pronto como lo hizo, vio al ladrón detrás de él. Sin embargo, cuando el ladrón se dio cuenta de que el hombre de mediana edad lo había notado, no pareció preocupado en absoluto. En su lugar, guardó el cuchillo afilado que tenía escondido entre sus dedos y se giró, mientras otros dos hombres rodeaban a Ye Mo con él.
Además del joven pateado hacia el bote de basura, en realidad eran cuatro.
