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Chapter 5 - Capítulo 5: Secretos en el Umbral

La calma del Princeton-Plainsboro se había roto una vez más con la llegada de un caso que prometía convertirse en un desafío médico excepcional. Una adolescente de 16 años había sido ingresada de urgencia después de colapsar durante una competencia de natación. Sus síntomas incluían convulsiones, fiebre intermitente, pérdida de la función motora en las piernas y lo que parecía ser una reacción alérgica severa, aunque sin una exposición aparente a alérgenos.

El equipo se reunió temprano en la sala de conferencias, el ambiente cargado con la anticipación de un diagnóstico incierto. Cameron leía las notas del ingreso mientras Chase repasaba las posibles teorías. House, como era de costumbre, llegó tarde, apoyándose en su bastón y trayendo consigo su mordacidad característica. Jack ya estaba allí, revisando los registros médicos de la paciente en busca de patrones ocultos.

—Bien, damas y caballeros —comenzó House, golpeando su bastón en la pizarra para llamar la atención—. Tenemos una adolescente, convulsiones y piernas inútiles. ¿Qué sugieren? ¿Demasiados seguidores en redes sociales? ¿Un caso severo de "pobre niña rica"? ¡Vamos, ilumínenme! —La sala se llenó de un breve silencio, interrumpido por Chase.

—Podría ser algo autoinmune —sugirió Chase—. Es posible que estemos viendo el comienzo de una esclerosis múltiple atípica.

—Siempre eres tan cauteloso, Chase —replicó House con sarcasmo—. Claro, "atípica". ¿Por qué no apostar a algo todavía más raro, como… una nueva enfermedad que solo existe en revistas médicas con menos de diez lectores?

Cameron tomó la palabra, manteniendo su tono clínico habitual.

—Podría ser una infección cerebral, algo como encefalitis viral. Sus convulsiones y fiebre encajarían.

Jack, que había permanecido en silencio mientras estudiaba el historial médico, levantó la vista hacia la pizarra. Sus ojos azules brillaban con una intensidad tranquila mientras hablaba.

—Hay algo más aquí —dijo, en un tono reflexivo que captó la atención de todos—. Según los registros, la paciente ha tenido infecciones recurrentes en los últimos tres años: amigdalitis, otitis, incluso dos hospitalizaciones por neumonía. Ninguna de estas fue grave por separado, pero juntas indican un sistema inmunológico comprometido. Esto no es solo autoinmunidad o una infección. Creo que estamos viendo una inmunodeficiencia subyacente que podría estar enmascarando algo más peligroso.

El equipo lo miró, algunos con curiosidad, otros con una mezcla de respeto y escepticismo. House giró su bastón lentamente en la mano, observándolo como si estuviera decidiendo si valía la pena desafiarlo.

—Inmunodeficiencia, dice el príncipe de los diagnósticos milagrosos. —House señaló hacia la pizarra y escribió en letras grandes "NIÑA PROBLEMA".— Pero si tienes razón, Jack, ¿cuál sería el "algo más"?

—No lo sé todavía, pero sugiero que revisemos todos los factores ambientales. Ella es nadadora. Podría haber estado expuesta a toxinas o infecciones acuáticas raras —respondió Jack con calma.

La discusión continuó, pero lo que House no admitía era que, por primera vez, empezaba a sentirse inquieto con la presencia de Jack en su equipo. Sus teorías no solo eran difíciles de refutar; su precisión comenzaba a rivalizar con la suya, algo que no estaba dispuesto a aceptar fácilmente. Peor aún, sentía algo más en Jack, algo familiar que no lograba identificar, una conexión que lo desconcertaba profundamente.

Tras horas de pruebas y análisis, Jack decidió tomar un respiro en el balcón del hospital. Miró hacia el horizonte, sus pensamientos divagando hacia el propósito detrás de su llegada a este mundo. La presencia del "sistema" seguía siendo un enigma que intentaba comprender. Había recibido puntos de recompensa por diagnosticar la encefalopatía inmunológica en el caso anterior y nuevas habilidades relacionadas con el manejo avanzado de pruebas hematológicas. Pero, ¿era suficiente? ¿Estas "habilidades" eran un medio para demostrarle algo a House, o era simplemente parte de una búsqueda interminable de aprobación?

Estaba en estos pensamientos cuando escuchó la voz grave de Wilson detrás de él. James Wilson, el mejor amigo de House, había notado a Jack desde el primer día, curioso sobre quién era este joven médico que había logrado captar la atención —y la desdicha— de House en tan poco tiempo.

—Es un buen lugar para pensar, ¿no? —comentó Wilson, acercándose a él con su característico tono amistoso.

Jack sonrió levemente, sorprendido de ver a Wilson.

—Sí, lo es. Aunque a veces me encuentro pensando demasiado.

—Eso parece ser un problema común aquí. La gente tiende a pensar más de lo que siente. Yo incluido —bromeó Wilson, mirándolo de manera inquisitiva—. Entonces, Jack… he estado escuchando cosas sobre ti. Y, francamente, no estoy seguro si deberías tomarte como un cumplido lo mucho que House habla de ti, o si deberías salir corriendo.

Jack soltó una pequeña carcajada, agradeciendo la sinceridad de Wilson.

—Creo que todavía estoy intentando resolverlo. Pero no soy de los que corren. Al menos no fácilmente.

Wilson asintió, impresionado por su respuesta.

—Bueno, permíteme darte un consejo. Con House… todo tiene un significado oculto. Si él te está poniendo a prueba, probablemente significa que te respeta. En su retorcida manera de ser, así es como demuestra interés.

—Es bueno saberlo, aunque no creo que House lo admitiría jamás —dijo Jack, mirándolo con una mezcla de humor y melancolía.

Wilson lo miró más de cerca, como si intentara leerlo.

—Hay algo más en ti, Jack. Algo que no logro descifrar. No sé si House se da cuenta, pero… hay algo que lo conecta contigo, ¿verdad?

Jack se tensó brevemente ante esa observación.

—Quizá. Pero algunas conexiones no se hacen evidentes hasta mucho tiempo después.

Wilson no presionó, aunque su intuición médica no le permitía ignorar la sensación de que había mucho más en Jack de lo que parecía en la superficie.

De vuelta al caso

En la sala de conferencias, los resultados de las pruebas iniciales habían descartado varias de las hipótesis propuestas. No era encefalitis viral ni esclerosis múltiple. Las teorías iniciales de Jack sobre la inmunodeficiencia comenzaron a cobrar fuerza cuando un análisis genético reveló mutaciones en un gen asociado con la producción de anticuerpos.

—Bueno, parece que nuestro príncipe tiene razón otra vez —comentó House mientras revisaba los informes, su tono sarcástico aún presente pero más contenido. Miró a Jack con una mezcla de desafío y aceptación—. Entonces, ¿cuál es tu próximo movimiento, adivino?

Jack señaló hacia el informe de toxicología.

—Hemos confirmado la inmunodeficiencia, pero eso no explica las convulsiones ni la parálisis. Creo que pudo haber estado expuesta a una toxina mientras nadaba. Deberíamos revisar la piscina donde entrena.

House asintió lentamente, sin responder. En cambio, se levantó y se dirigió a la pizarra, escribiendo "SISTEMA INMUNE + TOXINAS" antes de mirar al equipo.

—Muy bien, tenemos un diagnóstico en progreso, pero todavía falta resolver el rompecabezas. Cameron, Chase, a trabajar. Jack… ven conmigo.

El cambio repentino tomó a todos por sorpresa, especialmente a Jack, que no esperaba que House lo pidiera para trabajar directamente con él. Siguió a House por el pasillo, intrigado y nervioso a partes iguales.

House lo llevó al laboratorio de microbiología, donde comenzaron a analizar muestras del agua de la piscina. Mientras trabajaban, la tensión entre ellos era palpable. House finalmente rompió el silencio.

—Tienes talento, eso es indiscutible. Pero quiero saber algo: ¿por qué estás realmente aquí? —preguntó, su tono más serio de lo que Jack había escuchado antes.

Jack se detuvo, sintiendo que el momento de confrontar parte de la verdad estaba acercándose.

—Estoy aquí porque creo que puedo marcar la diferencia. Y porque quería aprender de los mejores.

House lo miró fijamente, sus ojos azules estudiando cada faceta de su rostro.

—No me engañas, Jack. Hay algo más. No sé qué, pero lo averiguaré.

Jack mantuvo la mirada, sin parpadear.

—Tal vez algún día lo descubras, House. Pero por ahora, ¿podemos concentrarnos en salvar a esta chica?

House sonrió levemente, su mirada afilada aún desconfiada.

—Eres bueno. Muy bueno. Y eso me molesta más de lo que crees.

Con esas palabras, volvieron a su trabajo, dejando en el aire una tensión que ambos sabían que eventualmente tendría que resolverse.