Tarde esa noche, Dyon se sentó con las piernas cruzadas en la cabecera de la gran cama, sin molestarse en buscar ropa.
Dyon sonrió a Ri, que yacía desnuda a su lado, apoyando su cabeza en su regazo. Dyon acarició su cabello suavemente antes de concentrarse en la tarea que tenía entre manos, sosteniendo un anillo en su mano y proyectando su mente en él.
«Las marionetas de piedra están ahora en el primer nivel Celestial, pero eso no es suficiente…», pensó Dyon.
Dyon era dolorosamente consciente de que no tenía la capacidad de devolver las marionetas de piedra a su máximo potencial, pero tenía que hacer algo.
Según su entendimiento, las marionetas tenían dos aspectos principales en términos de las redes. El primero trataba sobre su fuente de poder, mientras que el segundo trataba sobre habilidades especiales fuera de las armas.