Todo el mundo en la habitación del hospital estaba atónito. Miraban esta escena con incredulidad.
Especialmente el Doctor Senior Chen. Sus ojos estaban muy abiertos y redondos. Casi salían de sus órbitas.
—¿Cómo... cómo es esto posible? —pensó que estaba soñando y se pellizcó la cara. Gritó de dolor.
—¡Mingxuan! —Su Yun se lanzó emocionada sobre la cama y agarró las manos de su hijo.
Lin Mingxuan gimió. Sus ojos giraron y la vieron. —¡Ma! —murmuró.
Su Yun lloraba lágrimas de alegría.
El Secretario Lin temblaba. Su rostro mostraba una expresión de incredulidad.
—¡Se despertó! ¡Realmente se despertó! —Todos vitoreaban con sorpresa.
—¡Esto es un milagro! ¡Ha curado al paciente con solo unas pocas agujas!
—¡Es un doctor divino, un verdadero doctor divino! —Todos colmaron de elogios a Tang Hao. Ya no lo miraban con sospecha, solo con admiración y respeto.
—¡Ja! ¡Lo ha logrado! —Liu Dajun se golpeó los muslos y exclamó—. ¡Sabía que Lil Tang podía hacerlo!
