Lo que hay después de la muerte es un misterio para todos hasta el momento en que uno llega a ella, y la respuesta no es una agradable.
En el momento de la muerte las almas de los difuntos caen a un vacío donde la oscuridad lo inunda todo, no hay nada más que la más horrible soledad, en ese ambiente las almas van perdiendo lentamente sus experiencias de vida hasta olvidar quienes fueron en vida hasta finalmente desaparecer.
En medio de la oscuridad yacía un alma que ya ha pasado mucho tiempo siendo corroída, ya ha olvidado su tiempo en vida y hasta su propio nombre, solo queda el conocimiento, pero pronto ni eso quedará, o eso sucedería si no hubiera interferencias.
Una mano azul entró en la oscuridad y rápidamente agarró al alma medio corroída antes de salir del espacio oscuro antes de que alguien notara que un alma había desaparecido.
Una cantidad desconocida de tiempo pasó para el alma medio corroída mientras la mano azul la llevaba a un lugar lejano. Durante el trayecto el alma había recuperado la conciencia después de mucho tiempo, había perdido los recuerdos de su vida pero aún conservaba la inteligencia suficiente para saber su situación. Incapaz de resistirse, solo pudo dejarse llevar por la mano azul.
Pasó un tiempo más hasta que finalmente la mano azul lo liberó, dejándolo en un espacio similar a la oscuridad anterior pero de color azul. En medio de ese espacio azul se encontraba una figura humanoide cubierta de pies a cabeza con una armadura de metal. Sobre la armadura se encontraba una túnica azul con capucha. En su mano se encontraba un libro azul abierto con palabras incomprensibles.
Al lado de la figura se encontraba una gran espada completamente negra con una gema roja en la guarda, la espada o más específicamente la gema en la guarda le daba al alma medio corroída una sensación peligrosa, como si volviera a morir si se acercaba a ella.
-Por fin estás aquí - Dijo la figura mientras miraba al alma medio corroída.
-¿Quién eres tú? - Preguntó el alma medio corroída mientras intentaba mantener la distancia de la espada negra.
-Puedes llamarme el académico, y yo fui quien te sacó del destilador de almas en tu mundo, pero no lo hice por bondad, tienes que hacer algo por mí ahora – Dijo el académico mirando seriamente al alma medio corroída.
- ¿Qué quieres que haga? – preguntó el alma medio corroída.
- Verás, en mi mundo existe una raza de seres conocidos como la plaga, son seres alienígenas que han parasitado mi mundo durante milenios, estos seres tienen la particularidad de que no se les puede matar de forma definitiva, después de que son asesinados reaparecen en el mundo después de cierto tiempo, he investigado durante siglos una forma de eliminarlos de forma definitiva, y después de mucho tiempo encontré la clave, combatir a un ser alienígena con otro ser alienígena.
- Esta es la espada del exterminio. Fue uno de los resultados de mi investigación. Te permitirá canalizar tu esencia como ser alienígena para poder eliminar a los parásitos de la plaga de forma definitiva. Te enviaré a mi mundo con ella para que puedas eliminar la plaga de una vez por todas. ¿Aceptas esta misión o prefieres regresar al destilador de almas?
- El alma semi corroída pudo reconocer la amenaza en sus palabras. La espada causaba miedo en su ser pero no se comparaba con la idea de regresar al destilador de almas.
-Acepto la misión – dijo el alma semi corroída.
El erudito estiró su mano hacia adelante y la espada de exterminio flotó hacia el alma semi corroída, instintivamente movió su mano hacia la espada de exterminio y agarró su empuñadura.
En el momento en que agarró la empuñadura sintió que ocho presencias abrumadoras fijaban su mirada en él, con múltiples ojos rojos lo miraban como si fuera una presa, las miradas eran intimidantes pero solo duraron un instante.
Cuando se estaba aliviando de ser observado por aquellas ocho presencias de repente una novena apareció de repente, terror fue lo único que pudo sentir ante aquella mirada por un momento fue capaz de devolver la mirada viendo a un ser gigante con dos cuernos y tres ojos rojos que a diferencia de las otras ocho miradas lo veían no como una presa, lo veían como si no fuera nada, las otras ocho no se comparaban en nada con esta novena presencia.
Tan rápido como había aparecido, la presencia se fue, dejándolo solo con el erudito una vez más, sosteniendo la espada del exterminio.
-¿Qué eran esas cosas?- pregunto con miedo el alma medio corroída.
-Esos eran los parásitos de rango leyenda y el parásito deificado, ellos serán tu objetivo final en esta misión, en el momento que sean eliminados terminarás tu misión, no temas, usé mis poderes para ponerte una protección que evitará que te encuentren hasta que alcances el rango leyenda, estoy seguro de que lo lograrás porque el cuerpo que te daré tiene ese potencial y podrás fortalecerte rápidamente eliminando parásitos, estarás rápidamente preparado para enfrentar al parásito deificado- dijo el académico mientras el alma semi corroída comenzaba a desaparecer.
-Te deseo suerte... lo siento, no sé tu nombre, ¿lo recuerdas? - preguntó el académico.
-Kura, mi nombre es Kura- dijo el alma medio corroída mientras desaparecía en un halo de luz azul junto con la espada de exterminio.
Después de que terminó de desaparecer, el académico se sorprendió al escuchar el nombre del alma medio corroída y tembló mientras dejaba caer su libro
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-¿Kura? No puede ser cierto, ¿cometí un error? No estoy seguro de haber hecho lo correcto- dijo el académico antes de desaparecer junto con el espacio azul dejando solo vacío detrás