Chereads / Juego de sucesión / Chapter 5 - Capítulo 1: Parte Final– Rebelión.

Chapter 5 - Capítulo 1: Parte Final– Rebelión.

Lucifer se reunió en secreto con sus tres aliados más cercanos, cada uno de ellos elegido por sus habilidades únicas y su lealtad.

Semyazza, el líder del escuadrón de los ángeles Vigilantes, había sido el encargado de observar el mundo y a los humanos, asegurándose de que todo permaneciera bajo control. Su presencia imponía respeto; era un estratega natural, siempre analizando los movimientos con precisión fría.

Azazel, el guardián del conocimiento, era conocido por compartir su sabiduría con los humanos, enseñándoles herrería, astronomía y otras artes que habían dado forma al mundo. Aunque su curiosidad insaciable lo hacía parecer impredecible, su intelecto era insuperable.

Abadón, encargado de la puerta de la creación, tenía un rol más misterioso. Su deber era proteger la puerta de entidades cósmicas que amenazaban con perturbar el equilibrio de la existencia.

Lucifer los observó detenidamente mientras se reunían alrededor de una mesa tallada en piedra celestial. El aire estaba cargado de tensión, cada uno de ellos consciente de lo que significaba esa reunión.

—Ya que estamos todos, les diré por qué los llame—. Con dureza y firmeza.

Semyazza cruzó los brazos, sus ojos evaluaban cada palabra con cuidado.

—Espero que sea por algo importante no, pretendo quedarme si es por alguna de tus trivialidades—. Lo dijo con seriedad y firmeza.

Azazel soltó una leve risa, apoyándose contra una columna mientras jugueteaba con un fragmento de metal brillante en sus manos.

—Por una vez, estoy de acuerdo con él. Nuestra presencia aquí debería significar que tienes algo realmente interesante que decirnos.

Abadón, que había permanecido en silencio hasta ahora, asintió ligeramente. Su postura era relajada, pero su mirada fija en Lucifer mostraba que estaba evaluando cuidadosamente cada movimiento del líder.

—Lo sé. No los habría llamado si no fuera algo de extrema importancia.

Hizo una pausa, su mirada fija en el suelo por un momento antes de levantarla de nuevo.

—La razón por la que están aquí es porque descubrí los secretos de Dios.

El silencio invadió la sala. Azazel dejo de jugar con el fragmento de metal, intrigado por lo que dijo Lucifer.

—¿Secretos? Vamos, Lucifer. ¿Quién no pensaría que alguien como él tendría unos cuantos? Eso no es exactamente una revelación—. Lo dijo con un tono burlón.

Lucifer miró fijamente a Azazel, como si estuviera enojado.

—No hablo de un simple secreto. Lo encontré en un libro de la sección prohibida. En el grimorio de la eternidad, y lo que describía ese libro—. Lo dijo como si le afectara.

Lucifer apretó los puños, su voz bajó un tono, cargada de gravedad.

—El libro describe algo que jamás pude imaginar. Este mundo, nuestra existencia, no es algo único. Dios ha creado y destruido mundos enteros antes de este, y lo hará de nuevo si se aburre, además no estaba completo—. Serio y enojado.

Azazel dejó caer el fragmento de metal que sostenía, rodó por el suelo.

—¿Destruir mundos? Eso por qué—. Preguntaba con incredulidad.

—Solo por capricho, los destruía por aburriendo o porque su experimento concluía y ese mundo ya no le era útil—. Lo dijo con amargura.

Azazel se quedó callado, impactado por lo que lucifer acababa de decir.

El rostro de Semyazza se oscureció, su postura rígida reflejaba la creciente tensión en su mente.

—Si lo que dices es cierto, entonces… Nada de lo que hemos hecho ha tenido importancia. Solo es cuestión de tiempo para que nosotros también seamos destruidos—. Sonaba preocupado e impactado.

Semyazza quería continuar hablando, pero Abadón levanto la mano para hablar.

—Me dan igual los otros mundos, si fueron destruidos no me importan… lo que me preocupa es que el libro no esté terminado, puede ser que lo pretenda terminar—. Serio y preocupado.

—¿Por qué dices eso? —. Confundido y sorprendido.

—No hay razón para pedir un libro de la sección prohibida que no esté terminado, si no es para completarlo—.

Todos reaccionaron a las palabras de Abadón, como si hubieran pensado lo mismo.

Todos se levantaron exaltados. Y dijeron:

—¡Tenemos que matar a dios!

Azazel volvió a hablar. Con firmeza y seguridad.

—Lucifer, espero que tengas un plan o si no. No podremos hacer nada—. Se escuchaba determinación cuando hablo.

—Sí. Tengo un plan, todo depende si es que tú puedes crear un arma lo suficientemente fuerte como para que soporte algún poder cósmico de la puerta que custodia Abadón—. Se escuchaba seguro de su plan.

Todos estaban desconcertados por el plan de Lucifer. Pero Semyazza era el que más.

—Veo que los demás tienen un rol importante en esto, pero ¿y yo qué? —. Estaba preocupado, creía que lo dejaban de lado.

—No te preocupes, tú también tienes un rol crucial, incluso puede ser él más… Tú eres el encargado de darnos un ejército—. Sus palabras tenían un gran peso. —Por más que tuviéramos el arma, si no contamos con un ejército no tendríamos posibilidades de ganar.

Azazel es alguien fácil de sorprender, se quedó impactado otra vez y no pudo decir nada, pero estaba contento porque sin él no podrían luchar contra Dios.

Semyazza y Abadón hablaron referente a lo que tenían que hacer:

—Puedo crear el arma que quieres, pero me demoraré unos meses aproximadamente, para hacer la espada que sea capaz de cortar y perforar a dios.

—No sé cómo crees que funciona el cosmos, pero imbuir un arma con energía cósmica no es nada fácil, será peligroso, pero puedo hacerlo.

Ambos estaban seguros de lo que decían, tenían esperanza en el plan y sus roles.

("Oye porque era importante que la espada fuera imbuida con la energía cósmica") No entendía la importancia de esta.

("Eso es porque Dios es una entidad del cosmos que evoluciono. La puerta que custodiaba Abadón separaba el cosmos del mini universo que creó, así otras entidades no podrían dañarlo") se escuchaba serio y disgustado.

("¿Y luego que paso lograron crear el arma?") Quería saber más.

("Azazel trabajó sin descanso durante cuatro meses para forjar la espada cósmica. Cada golpe de su martillo resonaba con una fuerza que parecía atravesar el universo. Cuando estuvo lista, la energía que desprendía era abrumadora, como si todo el cosmos estuviera contenido en su hoja") explicó Lucifer, su tono cargado de nostalgia y gravedad.

("¿Y qué pasó después?") pregunté, incapaz de ocultar mi curiosidad.

("Cuando todo estuvo preparado, comenzó la rebelión. Al principio, nuestras fuerzas avanzaron con rapidez.") Se oía orgullo en sus palabras.

("Semyazza lideró a los Vigilantes, enfrentando a los soldados celestiales y ganando terreno. Pero pronto nos vimos superados en número. La balanza se inclinaba en nuestra contra.") Lo dijo con angustia y tristeza.

De pronto un recuerdo apareció. Era Semyazza.

—Vamos, no se rindan. Ataquen con todo lo que tengan—. Se veía como un gran general, desprendía valor y grandeza.

—Oye Lucifer, escucha, yo me quedaré aquí y les ganaré algo de tiempo mientras ustedes se reorganizan y siguen avanzando—. Lo dijo con determinación y confianza.

—¿Qué?, estás loco, si te quedas morirás te superan por mucho en número—. Se escuchaba preocupado por Semyazza.

—Si tengo que morir que así sea, no desperdicien mi sacrificio y maten a ese Dios de mierda.

No necesitaba ver más, ya sabía lo que había pasado con Semyazza. Así que solo le dije a lucifer me resumiera lo que había pasado con los demás y con Dios ese día.

("Suficiente ya he visto demasiado") Estaba impactado y me sentía mal por Semyazza

("Sácame de ese lugar y cuéntame qué paso después del sacrificio de Semyazza") Estaba cansado de ver tantos recuerdos, me dolía la cabeza, era un dolor punzante.

("Está bien, pensé que tu mente aguantaría hasta el final, pero veo que no fue así, para un humano debe ser difícil asimilar tantos recuerdos que no son suyos") Su voz sonaba apagada, como si cada palabra estuviera impregnada de un cansancio casi tangible.

Todo a mi alrededor se empieza a desmoronar, poco a poco empiezo a ver la cabaña. Por fin podía algo de luz, aunque no mucha porque era de noche.

Él seguía sentado frente a mí, en la misma silla, pero su rostro ya no era el mismo. Parecía apagado, como si revivir esos recuerdos le causaran un dolor profundo..

—¿Estás listo para escuchar la última parte? —. Su voz sonó grave, casi como si el tiempo mismo se detuviera por un momento, cargada de una tensión que lo envolvía todo.

—Sí, termina de contarlo todo y te diré mi decisión sobre unirme a ti—. Estaba decidido y curioso.

—Si ese es el caso, te lo contaré de la mejor forma posible—. Su rostro cambió, volvió un poco al de antes con esa sonrisa suya como si supiera mi decisión.

—Escucha bien, esto es lo que realmente ocurrió—. Lo dijo tan seriamente que me dejo congelado.

 —Tras el sacrificio de Semyazza, nos enfrentamos a los siete Arcángeles. La batalla era intensa, pero poco a poco nuestras fuerzas se veían diezmadas. Decidí revelarles la verdad: los experimentos de Dios, la creación y destrucción de mundos, y cómo solo éramos peones en su juego. Algunos dudaron, pero nadie se atrevió a traicionar a Dios.

—Azazel decidió enfrentar a Miguel, el Arcángel más fuerte, para distraerlo. Aunque perdió, logró herirlo lo suficiente como para que Miguel se retirara. Sin él, la batalla se volvía algo más manejable, pero todavía quedaban seis Arcángeles.

—Abadón, viendo que las posibilidades de victoria eran escasas, me dio la llave de la puerta de la creación, en caso de que no pudiéramos derrotar a Dios y necesitáramos escapar con vida. Abadón se lanzó contra los Arcángeles, creando una apertura para que pudiera llegar hasta Dios.

—Luché con todas mis fuerzas, y aunque no logré matarlo, pude herirlo con la espada, lo que me dio la esperanza de que era posible.

— Sin embargo, el tiempo se agotaba, y antes de poder actuar nuevamente, Dios, debilitado por los ataques, me selló. Antes de que el sello se completara, escuché que fragmentaría la espada y la esparciría por el mundo para que nadie más pudiera usarla.

Al escuchar sus palabras y como reaccionaba puedo ver que le afecto todo esto, las pérdidas de sus amigos. Pero hay algo me hace dudar de mi decisión.

—Al escuchar de la espada que podría matar a Dios por primera vez pensé que sería algo podría servir mucho en este momento si lo enfrentáramos y con eso mi decisión de unirme a ti era clara… Pero al saber que fue fragmentada lo cambia todo, no sé si podríamos encontrar todas las piezas. Lo dije un poco desilusionado.

—Entiendo que dudes. Con la espada fragmentada no se puede hacer nada, pero no estoy solo—. Lo dijo con una sonrisa como si todo estuviera bajo control.

—¿A qué te refieres con que no estás solo? —. Pregunte sin entender a qué se refería.

—La persona que me liberó del sello es uno de los siete Arcángeles. Él sabe cuántos fragmentos tiene la espada y tiene pistas sobre algunas piezas—. Dijo Lucifer con serenidad, pero sus palabras me dejaron helado.

—¿Un Arcángel? ¿De verdad confías en él? ¿No se supone que lo enfrentaste? —. Pregunté, incrédulo, mientras cruzaba los brazos.

—Sí, lo enfrenté. Y sí, sé lo que estás pensando, pero tiene sus propios motivos para unirse a nosotros —. Respondió Lucifer, su tono cargado de certeza, como si la respuesta fuera obvia.

—¿Qué clase de motivos? ¿Por qué un Arcángel traicionaría a Dios? —. Insistí, desconfiado.

—Eso te lo contará él mismo cuando llegue el momento. Por ahora, lo importante es que confíes en lo que te estoy diciendo. Él te hará su campeón.

—¿Su campeón? —repetí, aun intentando procesar lo que escuchaba. —Pero… ¿No se supone que tú querías hacerme tu campeón?

Lucifer arqueó una ceja, una leve sonrisa curvando sus labios.

—Eh, sí. Pero puedes ser mi campeón y el suyo al mismo tiempo. Sus poderes y los míos se complementan.

—¿Se puede ser campeón de dos Arcángeles al mismo tiempo? ¿Y a qué te refieres con "complementar"? —. Pregunté, sintiéndome más confundido que nunca.

Lucifer se inclinó hacia adelante, su expresión más seria que antes.

—Técnicamente, ya no soy un Arcángel. Ahora me consideran un demonio, pero eso no importa. Lo que importa es que sí, puedes ser campeón de ambos. Y cuando digo "complementar", hablo de algo único: yo manejo el poder de la espada, y él el del escudo. Espada y escudo. Juntos, son armas perfectas.

Lucifer hizo una pausa para dejar que sus palabras calaran, luego añadió con un destello de intensidad en los ojos:

—Ningún Arcángel maneja ambas habilidades al mismo tiempo. Tú serías el primero en hacerlo.

Me quedé en silencio, pero Lucifer no terminó ahí.

—Si aceptas, no solo tendrás el poder de ambos, sino que serás algo que ni Dios podrá ignorar: la encarnación de dos fuerzas opuestas, un guerrero capaz de cambiar el destino del cosmos. ¿Qué dices, Orión? —Lucifer habló con una sonrisa, como si ya conociera mi respuesta.

—Acepto ser momentáneamente tu campeón, pero decidiré si me convierto en el campeón del Arcángel solo después de conocerlo —respondí con firmeza, dejando claro que no confiaba del todo en él.

—Bien. Ahora descansa. Mañana partiremos hacia donde se encuentra.

—¿Eso es todo? —pregunté, sorprendido—. Pensé que habría algún tipo de ritual o algo especial para marcar nuestra alianza. Además, ¿no está la ciudad en llamas? ¿Estaremos bien?

Lucifer dejó escapar una leve risa, como si mi inquietud le pareciera casi adorable.

—No necesitas preocuparte por eso. Mañana, recibirás algo que sellará nuestro pacto de maestro y campeón. Y en cuanto a las llamas… —.hizo una pausa, su sonrisa tornándose más segura.—no te preocupes, nada nos tocará.

No sé si fue por ver tantos recuerdos ajenos o por el agotamiento acumulado, pero apenas me tumbé, el sueño me venció. Lo último que vi fue la tenue luz que generaban las llamas de la ciudad en ruinas, bailando como sombras en la distancia.