—¿Por qué todos tenían un mechón de su cabello? ¿Cómo lo habían obtenido? —se preguntaba Fiona, hundiéndose decepcionada en su asiento y rechazando el contacto de su padre una vez más.
—Deseaba poder dejar de escuchar a Lucas hablar. No solo había destruido la red que habían tejido hace seis años sino que ahora narraba cómo ella lo había drogado y luego se había acostado con él.
—Pero, ¿y qué? ¿No debería estar contento de que ella se hubiera interesado en él? ¿Acaso se daba cuenta de cuántos tipos habían suplicado por su tiempo?
—Fiona habría siseado, pero el alboroto de la multitud la ahogó. Estaban pidiendo su sangre. No se atrevió a girarse para ver a su madre, sabiendo ya que la mujer estaría increíblemente decepcionada de ella. Pero no le importaba; solo quería salir de allí.
—Ella merece morir —se oía.
—¡Condenadla a muerte! —gritaban otros.
—¡Una zorra y una violadora! —insultaban sin piedad.