Cuando Atenea entró en la oficina seguida por Aiden, el Director Álvarez estaba en otra llamada.
Aprovechando la oportunidad, Atenea se tomó un momento para examinar las mejoras que habían transformado esta antes lúgubre oficina en algo impresionante.
La gran mesa de roble destacaba, muy lejos de los muebles endebles y de baja calidad que habían usado antes. En lugar de un ventilador de techo, una elegante unidad de aire acondicionado zumbaba de fondo, manteniendo la sala a una temperatura agradable.
Los armarios alineados en las paredes eran funcionales y estaban ordenados meticulosamente, mientras que los asientos acolchados brindaban comodidad para largas reuniones. En una esquina, una cinta para correr y pesas estaban guardadas al lado de toallas recién lavadas, insinuando una atmósfera más consciente de la salud.