—Ewan no podía identificar del todo qué sentía —¿enojado, triste?
—Sus emociones remolinaban dentro de él como una tempestad mientras cruzaba la mirada con Atenea, quien lo miró con desdén antes de girar su atención hacia Alfonso —dijo Atenea, a quien había conocido en la oficina a su llegada hace una hora.
—Si Atenea era despectiva con él, consideraba a Alfonso como si fuera nada más que una mancha pegada en la suela de su zapato —murmuró Ewan.
—Ewan luchaba por decidir cuál escenario era peor —su indiferencia hacia él o su desprecio hacia Alfonso.
—El tumulto en su interior se volvía inquieto, incluso más de lo que había sentido esta semana en cuanto a las salidas nocturnas de Fiona.
—Aunque el guardia que había asignado a Fiona insistía en que ella estaba viéndose con una amiga, Ewan se encontraba dudando desde que había detectado el leve aroma de un hombre en ella desde la noche anterior —continuó reflexionando Ewan.