Gianna se quedó paralizada, temporalmente sin palabras ante la respuesta de Atenea.
Dio un paso hacia Atenea, con la mirada recorriendo las cuidadosamente organizadas pilas de libros y las coloridas bolsas de regalo esparcidas alrededor.
—Gianna, él los trajo el día del secuestro —repitió Atenea, con el ceño fruncido—. Los había olvidado hasta que vi a los niños abriéndolos —agregó suavemente, con sus dedos rozando la tela.
Los ojos de Gianna examinaron el ardiente vestido, deteniéndose cuando vio una nota prendida en él. Su mano instintivamente alcanzó la delicada nota.
Se la leyó a Atenea cuya expresión facial rozaba la confusión.
—Me di cuenta de que eres fan de Areso.
—¿Te está cortejando para que vuelvas? —preguntó Gianna.
Atenea suspiró, con la voz apenas por encima de un susurro mientras continuaba.
—No lo sé. Copias firmadas de los libros de Colleen Hoover compradas después de un año de nuestro divorcio, un vestido de Areso, y tacones de Le Fan. ¿Qué piensas, Gianna?