—De todos modos, ella no quería quedarse aquí, así que simplemente dijo con una expresión fría en su rostro —RK, te lo diré de nuevo. No te daré a Adrián ni aunque me muera. ¡Ni siquiera pienses en quitármelo!
—¡Alia, deja de llorar!
Era como si alguien hubiera lanzado algún tipo de hechizo mágico a una niñita porque Alia obedeció milagrosamente y dejó de llorar de inmediato.
Incluso Stella estaba atónita. El pequeño demonio fue sometido con solo una frase.
Olvídalo. No tiene nada que ver con ella. Ese no era su hijo.
Tomando de la mano a Adrián, Stella estaba a punto de irse pero fue detenida por RK —¡Vamos a cenar juntos!
—¿Estás bromeando? ¡Fue tan divertido cenar con mi hijo y tu hija! —mientras hablaba, Stella estaba a punto de irse cuando RK lanzó otra frase con fuerza—. No me permites ver a mi hijo, y no me permites comer con él. Si esto lo dejáramos al juez... ¿Has pensado en las consecuencias?
—¿Adrián? —Stella iba a pedir la opinión de su hijo.
