—¿Por qué no la dejó ir?
El hombre no habló durante mucho tiempo, y sus manos tampoco se movían. Justo cuando Stella sintió que lo había dejado aturdido, él abrió ligeramente sus finos labios y dijo algo que hizo que ella se asustara tanto que tembló por completo.
—¡Stella! ¡Nos vemos en la corte!
—¿Qué dijiste?
¿Qué demonios? ¿Qué iba a hacer?
¿Iba a luchar con ella por la custodia de Adrián?
Stella estaba tan desconcertada que parecía estar al borde del colapso. Su cuerpo casi cayó al suelo y parecía haber perdido todas sus fuerzas. Miró al hombre con una expresión de desesperación.
Si había una demanda, era casi imposible que ella ganara.
Este hombre quería arrebatarle todas sus esperanzas. Durante tantos años, aparte de Emily, lo más preciado para ella era su hijo.
—¡Dejaré que las leyes lo determinen!
—¡RK! Tú... ¿Cómo puedes ser tan egoísta? ¿Nunca has considerado lo que siente el niño?