En la puerta del jardín de infancia.
Tras enviar a su precioso hijo allí, Stella acostumbraba a agacharse y ajustar la ropa del pequeño.
Mientras se miraban, Stella besó suavemente su regordeta cara y dijo —Adrián, sé bueno. Cuando estés en clase, guarda los juguetes en tu mochila. ¡No juegues siempre con ellos! ¿Entiendes?
—Vale...
Adrián respondió perezosamente mientras jugaba con el juguete en su mano.
Stella vio esto y quiso quitarle el juguete, pero temía que el pequeñín llorara, así que simplemente lo dejó estar. Dejaría que la maestra del jardín se ocupara de él cuando entrara a la clase más tarde.
Al lado, mientras conversaba con su hijo.
Escuchó una voz familiar desde atrás...
—¡Papá, te voy a extrañar! ¡Papá, ven a recogerme después de la escuela!
—¡Papá, dame un beso!
Aunque ambos estaban detrás de Stella, ella podía decir que la conversación entre padre e hija... Era suficiente para hacer sentir calidez a las personas a su alrededor.
