Al día siguiente.
Stella fue despertada por el ruido en el exterior...
Abrió los ojos y tomó el teléfono para ver la hora... todavía era temprano y el cielo no estaba claro.
Sin embargo, fuera de la puerta, se escuchaba el sonido de carros de caricatura seguido por pasos corriendo. Stella se levantó para mirar y vio a su precioso hijo persiguiendo varios carros dentro de la casa.
¡Ni siquiera había cambiado su pijama de ovejas!
—Adrián... ¿Qué estás haciendo? —Stella se frotó los ojos y preguntó.
¡No sabe a quién ha salido este pequeño! Podía levantarse por su cuenta sin que nadie lo llamara. Normalmente, se despertaba cuando era hora de enviarlo a la escuela, sin embargo, hoy...
¡Se despertó a las cuatro y media!
¡Todavía estaba oscuro afuera!
¡Este Bart no tenía intención de dejarla dormir!
—Cariño, ya estás despierto... —Adrián solo miró a Stella que salía del dormitorio una vez. Luego se ocupó de nuevo jugando con sus carritos...
Stella se quedó sin palabras.