—Tal vez también hayas olvidado tus llaves en casa —dijo Emily.
¡Miró la hora en su teléfono! Ya eran las diez de la noche.
—¿Se ha dormido Adrian? ¿Por qué no llamas a casa?
Como resultado...
Una hora después...
La puerta de la casa la abrió el pequeñín de adentro...
¡Stella conocía bien el estado de sueño de su preciado hijo!
¡Mientras este niño caiga dormido, las posibilidades de que se despierte eran particularmente cero!
Emily y Stella ambas... Una estaba llamando al móvil del pequeño y la otra llamaba a casa, y le estaban acosando por ambos lados... Habían llamado durante una hora, y su teléfono móvil se estaba quedando sin batería...
Solo entonces este pequeñín se levantó y abrió la puerta para estas dos personas.