Stella se quedó sin palabras.
—¡¿Qué estaba pasando ahí?
—¿La mitad de su padre?
—¡Abuela, no digas tonterías! —exclamó Stella.
—¿Qué tonterías? Abuela vio crecer a los dos. ¡Tristan se había ocupado mucho de ti en el pasado! ¡Te llevaste su juventud! —gritó la abuela.
Cuanto más hablaba Grace, más seria se volvía —En el pasado, cuando estabas en la secundaria, Tristan ya había ido a la universidad... Mira la cantidad de chicas que lo perseguían. ¡Después! Cuando estabas en la preparatoria, Tristan ya había comenzado a trabajar. Sin embargo, aún no podía dejarte, su hermana. Entonces dime... ¿Te interpusiste o no en su camino hacia la juventud?
—Tristan ya está en los 30. Stella, solo por tu culpa, ¡él todavía no tiene novia! Stella, ¡tienes que hacerte responsable! —continuó Grace.
En un instante...
—¿Por qué esas palabras no parecían sonar bien...? —se preguntó Stella.
—¿Qué demonios?