En la última fila del auto, el hombre permaneció en silencio.
Aunque estaba tranquilo en el auto, el hombre parecía emitir una especie de impulso con el que nadie podía competir.
El corazón de Stella dio un vuelco cuando se subió al auto.
—¿Cómo supiste... que estaba aquí? —preguntó con miedo en su corazón.
Parecía que nunca había mencionado nada sobre el KTV. ¿Cómo sabía este hombre sobre eso?
—¿Te di permiso para salir?
Esta vez, Stella solo había hecho una pregunta, pero en vez de responder a su pregunta, ¡él la cuestionó a ella!
—No...
—No he salido desde que comenzaron las vacaciones —Stella bajó la cabeza y dijo—. Sin embargo, ¡he estado en casa por más de un mes! ¿Por qué este hombre podía deambular por ahí? ¿Por qué él podía aparecer en los titulares de los periódicos con otras mujeres y ser visto con ellas durante horas laborables? ¿Por qué no podía salir ella?