Al ver que Stella se había desmayado delante de él, Aden la llevó apresuradamente fuera del café. La condujo al hospital más cercano y se detuvo en la entrada del hospital. Mientras los médicos la examinaban, la cara de Aden estaba pálida. Temía que esta persona, que parecía estar bien antes, de repente falleciera sin decir una palabra.
—¿Cómo está? Se desmayó de repente. ¿Está bien? —preguntó Aden con urgencia.
—No es nada grave. No te preocupes. Solo es una deficiencia de hierro. ¡Tiene anemia! —respondió el médico.
—Me alegra que esté bien. ¿Cuándo despertará? ¿Cómo se puede reponer el hierro en su cuerpo? ¿Con medicina? —insistió Aden aún preocupado.
—Bien, eso se puede hacer. Sin embargo, también necesita comer más alimentos ricos en hierro, suplementados con vitaminas y de alto contenido calórico. Asegúrate de que descanse lo suficiente. ¡También puede tomar suplementos de vitamina B12! —explicó el médico.
—De acuerdo, ¡gracias, doctor! —agradeció Aden.
