Chereads / Bajo Proteccion / Chapter 1 - Un cálido verano

Bajo Proteccion

Kaelkia
  • 7
    chs / week
  • --
    NOT RATINGS
  • 28
    Views
Synopsis

Chapter 1 - Un cálido verano

31 de julio, 2055

"En las últimas noticias, los diversos conflictos entre Cromia y Armak han estado en aumento, generando miedo en las comunidades. Más información a continuación. Adelante, Cristin, vamos contigo."

"Gracias, Arturo".

"La gente ha expresado su inconformidad mediante revueltas y protestas durante las últimas semanas. Aquí tenemos al representante de esta marcha."

"Digamos, ¿qué pien-"

La pantalla cambió rápidamente entre canales mientras una chica manejaba el control remoto.

—Aburrido, aburrido, in… nop, aburrido —la joven murmuró, tumbada en el sofá con una postura desordenada. Su cabello negro corto estaba completamente despeinado, y su ropa reflejaba la misma falta de cuidado.

—¿Por qué no hay nada entretenido que ver hoy? —Suspiró y se dejó caer aún más, sus piernas apoyadas sobre el respaldo.

—Eve, ¿por qué no buscas algo en tu celular? —se oyó la voz de una mujer desde otra habitación—. Y siéntate bien. Vas a lastimarte la espalda.

—¡No estoy sentada mal! —protestó Eve, enderezándose solo para recostarse de nuevo con desgana—. Y tampoco hay nada interesante en internet —refunfuñó con un nuevo suspiro.

—¿Cómo es posible que, en pleno verano y con tanta tecnología, no haya nada que hacer? —Se cruzó de brazos, frustrada.

—Si estás tan aburrida, recuerda que hoy te toca cuidar a las niñas —dijo su madre mientras salía del baño. Vestía, impecablemente, una versión elegante de su hija.

—¡Ah! Cierto… —El pesado suspiro que dejó escapar provocó que su madre negó con la cabeza antes de dirigirse a la puerta principal.

Eve no tenía realmente un problema con cuidar a las niñas. Las conocía desde que nacieron. Lía, la mayor con cinco años, tranquila y seria; y las gemelas Mara y Nía, de cuatro, un par de torbellinos. Las adoraba.

Pero ese día… simplemente quería holgazanear.

—Igual tendrás que cuidarlas. Tu padre y yo saldremos esta tarde con sus padres, ya sabes qué día es hoy.

Eve lo sabía: el tradicional fin de mes con amigos. Desde que tenía memoria, había sido así. Era agradable ver que los lazos de amistad sobrevivían al tiempo.

—Está bien, yo las cuido. Volverán antes de la noche, ¿verdad? —asomó la cabeza sobre el respaldo.

La puerta se abrió, y dos bultos castaño-rubio entraron como rayos, seguidos por una niña de cabello negro que avanzaba con calma.

—Sí, antes de la noche. Prepara su comida a tiempo. Hay galletas para el postre —añadió su madre antes de salir y subirse al auto.

—¡Hermana! ¡Hermanita! —Los bultos se lanzaron sobre Eve, revelando a Mara y Nía, que la abrazaron con fuerza.

—Tranquilas, no me iré a ningún lado —dijo Eve, riendo y devolviendo el abrazo.

La niña de cabello negro, Lía, subió al sofá y se dejó caer sobre ella con los brazos abiertos.

—Hermana —dijo, simplemente, con una sonrisa tranquila.

—Uf, Lía, ¿cómo estás, pequeña? —Eve le sonrió mientras Mara y Nía comenzaban a jalarla.

—Feliz. —Lía volvió a abrazarla con fuerza.

Pese a su queja inicial, Eve estaba feliz.

—Vamos, vamos, plantas —dijeron las gemelas al unísono.

—Está bien, pero iremos en mi bicicleta —accedió Eve, levantando a ambas niñas. Lía se aferró a ella como un koala.

— — — — — —

Las cuatro se dirigieron a la vivera comunitaria. Lía seguía abrazándola, mientras las gemelas reían desde el carrito acoplado a la bicicleta.

La vivera era su lugar favorito. A Eve le encantaba la calma de las plantas. Le relajaban. Su bicicleta verde, su color preferido, era testimonio de ello.

Lía disfrutaba la tranquilidad y el aroma de las flores. Mara y Nía, en cambio, adoran jugar con la tierra, lo que aseguraba un baño al regresar.

Pero por ahora, era un momento de pura felicidad.

— — — — — —

Eve se recostó contra un manzano, observando a las niñas jugar. Una hoja cayó sobre su nariz, haciéndola reír.

—¿Cómo has estado, eh? —le dijo al árbol que había plantado a los cuatro años—. Ya casi cumples la docena.

Hablar con plantas era natural para ella. No esperaba respuestas, pero sentía que la escuchaban.

—Pronto darás frutos otra vez. Es increíble cuánto has crecido. —Sonrió, palmando el tronco. Otra hoja cayó sobre su cabeza.

Miró a las niñas, cubiertas de lodo, y soltó un suspiro. Hasta Lía se había ensuciado.

—Sí, ellas también crecen rápido. Me pregunto cuándo serán tan grandes como tú. —No notó las miradas maliciosas de las tres niñas.

Corrieron hacia ella, riendo, y Eve solo pudo suspirar antes de recibir un abrazo lodoso.

"No podía creer que Lía hubiera caído bajo la mala influencia de las gemelas". "Pero no importaba. Siempre las protegería. Esperaba que crecieran fuertes y felices."

"…"

"¡Pero yo aún no crezco!"

Con ese último pensamiento, una hoja cayó sobre su cabeza, como si el manzano compartiera su pesar.