La cafetería olía un café recién molido ya la dulzura tenue de los croissants que se horneaban en el fondo. Dano sostenía su taza de café con leche en una mano, mientras con la otra deslizaba la pantalla de su teléfono.
El brillo azul pálido del dispositivo iluminaba su rostro, que mostraba una mezcla de concentración y cansancio. Había pasado tres meses siguiendo pistas, y ahora todo conducía a esta noche.
"Desaparición de jóvenes mujeres", leyó en el informe que había descargado de la base de datos policiales.
Cuatro víctimas, sin ninguna conexión aparente, habían desaparecido en una radio de cinco kilómetros.
Ninguna cámara de seguridad había captado algo útil, y la investigación oficial estaba estancada.
Pero Dano tenía una ventaja que nadie más conocía: Danthor. La entidad apareció a su lado en silencio.
Parecía un gato pequeño hecho de gelatina traslúcida, con orejas puntiagudas y una cola que se movía con ligereza.
Sus ojos eran dos puntos amarillos que brillaban con inteligencia maliciosa. "¿Estás seguro de esto, Dano?" preguntó Danthor, cargando la cabeza.
Su voz resonaba directamente en la mente de Dano, una mezcla de curiosidad y desdén. "Estamos muy cerca del sospechoso, pero todavía no ha demostrado nada."Dano bajó la voz, cuidando de que nadie en la cafetería pudiera escucharlo.
"Estamos bien. Solo hay que esperar. Si hace lo que pensamos, tendremos suficiente para atraparlo.
"Frente a él, la pareja que había estado cenando en el restaurante al otro lado de la calle salió al fin. Un hombre alto y delgado, vestido con ropa casual, caminaba al lado de una mujer que reía ligeramente.
La escena podría haber sido inofensiva, pero para Dano, era el momento crucial. "Ahí están", murmuró. Dejó un billete bajo su taza y se levantó, ajustándose la chaqueta. Danthor lo siguió flotando a su lado, invisible para todos excepto para él. Mientras cruzaba la calle, Dano recordó por qué estaba tan seguro de que el hombre era el responsable.
Las cuatro víctimas habían desaparecido en diferentes lugares, sin ningún vínculo evidente. Había sido Danthor quien sugirió una posibilidad que nadie había considerado.
"Es alguien que frecuenta esos sitios", había dicho Danthor mientras revisaban los mapas de los casos.
"No las sigue porque las conoce, sino porque pasa por allí. Alguien que se mueve entre todos estos lugares sin llamar la atención." Así que Dano había pasado tres meses visitando los mismos lugares. Observando, tomando notas.
Fue entonces cuando lo vio: un hombre tan común que era fácil pasarlo por alto. Su aspecto era el epítome de la normalidad: cabello castaño corto, jeans desgastados, una camiseta sin logotipo.
Pero había algo en su comportamiento, algo que no cuadraba. Ahora, eran las 6:30 de la tarde, y Danthor estaba seguro. El hombre y la mujer caminaban hacia el parque cercano, donde la iluminación era escasa y la privacidad abundante. "Es hora", dijo Dano en voz baja.
"Danthor, prepárate." Dano siguió a la pareja con discreción, manteniendo una distancia prudente. El parque estaba tranquilo, salvo por el sonido ocasional de los grillos y el murmullo del viento entre los árboles.
Danthor flotaba a su lado, sus ojos amarillos centelleando con entusiasmo."Espero que no hayas olvidado que no podemos interferir demasiado", advirtió Danthor. "Si haces algo precipitado, podrías asustarlo. O peor, alertarlo."Dano ascendió.
"Lo sé. Por eso llamé a Ari."