"Simon Hesperus" susurró con miedo, sus ojos no mirando al joven. "Qué… ¿Qué haces aquí? ¡Este es el consejo!, ningún Hesperus debe quedarse aquí sin supervisión"
La sonrisa de Simon quedó más oscuro, en sus ojos grisáceos llenos de peligro y sadismo, común a los Hesperus de sangre caliente, la mujer tembló con miedo…
"¿No estás aquí, aún profetiza?", preguntó el segundo descendiente de los Hesperus y el más maníaco. "Dígame profetiza, ¿qué viste?", se acercó más de ella un sonriso diciendo con picardía:
"No pienses que va a salir con la suya, ¿quién culparían, si algo te pasara?, El segundo hijo loco de los Hesperus, que tiene un contrato con el poder elemental del aire, o una mujer cobarde que puso en riesgo a todos, pues, aunque vio algo, no le dice a nadie."
Los ojos de Anthea se tornaron helados, perdiendo todo el miedo, eso era verdad, pero…
"Puede ser que sea cobarde, más segundo maestro, ¿por qué crees que no les cuento?" Anthea se acercó más de él, hasta que sus cuerpos estaban a centímetros uno del otro. "¿No son tu familia y la mía aliadas? No contarte, es la forma que he encontrado para que puedas vencer."
Simon estrechó los ojos con la proximidad, no le gustaba… no le gustaba nada… el viento empezó a inquietarse, pero ahora Anthea estaba llena de enojo.
Malditos Hesperus…
"Recuerde, quién fue mi maestra", silbó "¡No te tengo miedo!"
Simon si calmo, aunque sabía que lo que ella decía primeramente era preocupante, la última parte era solo un poco verdad, y por eso tenía confianza, aunque su maestra era molesta…
¡Ella no estaba más aquí!
"Deme una sola pista", habló sin dejar a la mujer escapar. "Si no decir, hablaré a todos, que estás ocultándonos algo, ¿entonces qué piensas que harán con usted? Ellos te tienen más miedo de lo que de mi familia, sabes de eso."
Anthea se enojó, pues era verdad, ellos no confiaban en ella, todo porque su maestra era la antigua y más rara líder de los Hesperus… y por eso soltó enojada.
"La luz intentará matar la elemental del aire", y cuando el chico quedó en choque, lo empujo y huyó, gritando la última frase. "Con la muerte de la elemental, ¡Los Hesperus caerán!"
-''-
Cinthia siente un dolor agudo en su cabeza mientras leía los últimos reportes acerca de lo entrenamiento de los más jóvenes de la familia, en las dimensiones rotas.
Presionando las cejas, molesta se volvió a su interior, al palacio del niño, donde dos críos muy activos estaban le dando problemas. No se sorprende al mirar a sus dos bebés que, aunque diminutos, peleaban en aquel lugar.
Con su miente los regaña:
"¡No peleen! ¿Quieres que yo, tu madre, muera de dolor?"
De pronto, los ojos de los niños se abrieron y ella sintió el escrutinio de dos pares de ojos poderosos, pero no sintió nada aparte de fastidio, hasta que escuchó dos voces suaves e infantiles en su miente:
"Madre", las voces resonaron en su oído, haciendo que sintiera como si un gato arañara su corazón. Y una sonrisa suave aparecerá en sus labios, pero luego volviese seria.
"¿Entonces, quieres que su madre muera de dolor?", preguntó nuevamente con firmeza sus ojos fijos en los ojos marrones y grises de sus hijos.
"No" dijeran suavemente parando de luchar.
Los niños parecieron comunicarse entre sí, pues volvieron a mirarse, y la niña de ojos grises extendió la mano, así como el de ojos marrones, sus dedos si entrelazaran y ambos sus frentes si tocaran.
Cinthia no pudo más mirar, porque una ola de poder de la naturaleza, de la tierra y del aire se extendió como una ola del cuerpo de los niños y llenó su cuerpo súbitamente. Asustada, dejó la silla a la cual estaba sentada y se puso en posición de cultivo, vaciando su miente y obligando a la poderosa energía dual a circular a sus meridianos.
No fue sencillo, pero no era la primera vez…
Ambas las energías eran como Yin y Yang, opuestas, más complementares, atravesaban sus meridianos como fuego, golpeando sus vasos, los expandiendo y, cuando por fin llegaba a su dantían, una gota de esencia de color dorada cayó en un lago hondo.
El sudor comenzó a encharcar sus espaldas, gotas se acumulaban en su frente hasta fluir por su mejilla y hasta su barbilla. Su corazón latía, inicialmente rápido, pero luego fue sí calmando, hasta que la energía fluyó por sus meridianos como si fuera suya, integrándose a su propia energía.
Con un sonido de ruptura sintió la energía pura limpiar sus poros y su avanzo renovar su cuerpo, pero así que logró avanzar en su cultivo, no echó atención e inmediatamente volvió sus ojos espirituales a su palacio del niño.
"¡Niños!", su desespero no pude ser ocultado, visto que su mirada encontró a los niños que antes eran altivos, con las manos aun firmemente entrelazadas. La energía de ambos parecía penetrar el cuerpo uno del otro como lanzas, haciendo con que ella gritara: "¡No peleen!"
"No peleando", la voz de uno de los niños susurró débil. "Protegiendo", susurró otro y suavemente la energía, dejó de penetrar en sus cuerpos de forma aguda.
Pero ella miró cómo sus hijos si quedaran más débiles, sintiendo que alguien, se acercaba, salió del palacio, pero antes de salir, sus ojos encontraron un diferente par de ojos marrones que ahora contenían mezclas de gris.
Cinthia sintió manos fuertes la levantando y acepto el cambio aferrándose en los brazos del hombre que la sostenía preocupado, en sus ojos castaños había preocupación y cuidado
"¡Hay algo errado con los niños!", dije casi sin aliento, debido su miedo, su racionalidad perdida, sus manos apretando el brazo del hombre. "¡Haga alguna cosa!"
El hombre la miró con sorpresa, y tocó el vientre plano de la mujer, sus ojos fijos en los de su esposa, que sí calmó cuando miró sus ojos firmes y calmos. Era como si mientras este hombre estuviese de su lado, nadie de malo sucedería.
Pero cuando una pitada de sorpresa traspasó sus ojos castaños, el miedo volvió, sabiendo que su mujer estaba prestes a perder los cabales, le dijo, acariciando su espalda
"Los niños son especiales" Mientras la calmaba, una de sus manos le acariciaba la espalda, mientras la otra estaba en su vientre, una cálida energía da madera fluyo calmando sus músculos tensos "Desde el inicio sabíamos que su embarazo sería diferente, pero lo hicimos, no debes considerar esos niños como los otros, a mí parecer, ellos… mezclaron sus poderes."
"¿Verdad?", preguntó dudosa. "¿Cómo pueden mezclar sus poderes? Esto no está cierto, hay algún error. Llevo tanto tiempo embarazada… yo sé que es diferente, pero aun así...
"No debes pensar en ellos como meros niños, querida", dije sus manos deslizando por el brazo de Cinthia para echar fuera la estática de su avanzo. "Sus almas son antiguas, y estuvieron encerradas por más de un milenio en el limbo, y aunque tengan perdido a memoria debido a la reencarnación, el instinto de proteger uno al otro permanece."
Los ojos de Sebastian se volvieron perdidos por un rato, antes de sonreír a la mujer que le miraba atenta. Ella le haría dormir en el sillón, si no dijera las palabras correctas.
"Pero como ellos son nuestros hijos, hay cambios, aunque sus almas sean antiguas, aun así, son nuestros hijos, y ahora estamos aquí para protegerlos", dijo serenamente. "Cuánto a su tiempo… Hasta medio siglo atrás ellos aún intentaban hacer con que desistirse de ellos, ¿no? Pero ahora que logró convencerlos y el progreso es bueno. A lo menos las personas ya pueden notar su embarazo, antes, nadie lo sabía mismo que medio siglo tenga pasado."
"Dejaré pasar de esa vez", dijo con desgana, pero podía sentir el agotamiento y el dolor muscular, la instando a descansar. Ella solamente descansaría un rato, y entonces haría ese hombre raposo pagar.
Su cuerpo se acomodó mejor en los brazos de su hombre intrigante, y envolvió sus brazos en su cuello, lo haciendo sonreír y ponerse de pie, le llevando hasta su habitación y la poniendo en la cama. Un beso casto en su frente hizo con que la mujer burlara:
"El poderoso jefe del clan, guardián y líder del consejo anciano, protagonista de las pesadillas de gran parte de la nobleza, tiene miedo de dar un beso en esposa porque no tiene control, ¿qué pensarían aquellos que piensan que eres un hombre cruel y sin deseos mundanos?"
"Pensarán que soy un hombre con una voluntad muy fuerte", dijo levantando una ceja. Sus ojos oscurecieron mientras miraban los labios de su esposa. Si bien… hace tiempo que no cumplía con sus deberes como esposo.
Cinthia sintió su corazón latiendo errático cuando la mano de Sebastian sostuve la suya suavemente y llevó a sus labios sus ojos prendiendo los de ella. "Sin embargo, querida… sé que estás ansiosa, pero nuestros hijos son singulares... si no fuera por su singularidad..."
"Nuestros hijos están mirando", dije en voz baja, sintiendo su cuerpo medio entumecido delante del mirar del hombre. "¡No hable tonterías!"
"Me provocaste", dijo simplemente, dejando la mano de la mujer, sus ojos aún feroces. "No lo haga."
"¡Vete, hombre bestia!", dije molesta por no tener fuerza para luchar contra aquel hombre bestia.
Acariciando su vientre, ella dijo suavemente: "Hija mía, no sea como su madre, aplaste a cualquiera que venga a tomar libertades contigo"
Sebastian asintió, serio, su mano sobre la de su mujer, aunque sus palabras fueron un poco raritas:
"Mate a cualquier mocoso que llegue a veinte pasos, hija mía"
Pero, al contrario de antes, ninguna voz los respondió, lo que hizo que ambos se inquietasen
"¿Teon, Talassa?"
"Padre", susurró la voz de su hijo, pero estaba muy débil. "Sueño"
"¿Qué hicieran?", preguntó bajando la cabeza, para que Cinthia no viera sus ojos que mostraban violencia. La situación de los niños no era normal, algo había provocado su decisión: "¿Por qué sus poderes cambiaron?"
"Es… peligroso", la voz del niño era como si viniera de una gran distancia.
Un sentimiento escalofriante y helado atravesó la sangre de Sebastian y sus ojos si volvieran en un parpadear en rojos y mortales.