Chereads / Dos amores, un Seúl / Chapter 4 - "Bendiciones del cielo"

Chapter 4 - "Bendiciones del cielo"

Seis años pasaron desde que mi vida cambió. Gracias al K-pop y los K-dramas, encontré un nuevo propósito, amigas que se convirtieron en familia y una manera de sentirme viva sin las complicaciones de una relación real. Quizás era inmaduro, lo sabía, pero me hacía feliz. Mi amor por Park Yoo y Kim Dogeon era platónico, unilateral, y completamente seguro. Solo ver sus fotos, escuchar su música o ver sus dramas me llenaba de alegría. ¿Quién necesitaba más que eso?

Todos en casa pensaban que estaba un poco loca, y tal vez tenían razón. Pero ¿quién no lo está? Nadie es completamente cuerdo. Si amar a personajes que nunca conocería era una locura, entonces estaba orgullosa de mi locura.

 

A veces pensaba que quería tener una pareja de nuevo. Pero el miedo era más fuerte. No quería volver a exponerme, no quería sentirme vulnerable otra vez. Había aprendido a proteger mi corazón, aunque eso significara cerrarlo completamente al amor real. Me sumergí en un mundo de amores irreales, imposibles, y eso me daba paz. Sabía que nunca me harían daño, porque eran amores que vivían en una pantalla, en canciones, en historias.

Pensaba que lo tenía todo bajo control. Sabía que era algo platónico, un escape que no me lastimaría. Pero a veces, en medio de mi rutina, un pequeño deseo se colaba en mi mente: la posibilidad de amar y ser amada de verdad. Aunque rápidamente lo desechaba.

Un día, mientras revisaba el grupo de chat de las Bells Fire, una de nuestras unnie, Pao, nos dio una noticia que hizo explotar nuestros teléfonos.

—¡Niñas! —escribió con entusiasmo. —Por fin, la compañía les dejó abrir cuentas en Nestagram a los chicos. ¡Vamos a tener actualizaciones directas de ellos!

El celular no paraba de sonar con notificaciones. Las chicas compartían fotos, comentaban sobre los seguidores que estaban ganando y hacían predicciones sobre qué récord romperían esta vez. Yo, como siempre, estaba sonriendo como una tonta mientras leía los mensajes. Mi mamá, al verme tan feliz, pensó que estaba enamorada.

Pasaron meses hasta que finalmente me lo preguntó directamente.

—Victoria, ¿y cuándo lo vas a traer a casa? —dijo un día, mirándome fijamente.

—¿Traer? ¿A quién? —respondí, confundida.

—Pues a tu novio. Siempre estás escribiendo con una sonrisa de oreja a oreja. —Tenía una mano en la cintura y la otra en la escoba, como si estuviera lista para darme un sermón.

No pude contener la risa. —Mamá, tengo dos novios.

—¿Dos novios? —dijo con una mezcla de sorpresa e indignación. —Victoria, eso no está bien. ¿Cómo te atreves a engañar a un hombre?

Todavía riéndome, saqué mi celular y busqué un edit de Park Yoo y Dogeon. Se lo mostré. —Aquí están, mamá. Mira a tus yernos. Son la razón de mi felicidad.

Mi mamá me lanzó una mirada incrédula antes de explotar de risa. —¡Pendeja! Esos son los coreanos que te la pasas viendo en la televisión. —Dicho eso, me lanzó el palo de la escoba directo a la espalda.

Corrí, huyendo de sus golpes mientras ambas reíamos a carcajadas. Después de unos minutos de persecución, nos sentamos juntas en la mesa. Me pasó un vaso de agua, mientras ella se tomaba su café.

—Victoria, ¿no crees que ya es hora de rehacer tu vida? —dijo con tono más serio. —Mira, está bien que te gusten estos chicos, pero no puedes vivir toda la vida en una fantasía. Tienes 32 años, hija. Tienes que abrirte a nuevas oportunidades. No dejes que un fracaso sea el final de tu historia.

Sus palabras me golpearon como una ola fría. Sabía que tenía razón, pero el miedo seguía ahí. No tenía la confianza para abrir mi corazón nuevamente. No quería arriesgarme a sufrir.

 

Como parte del fandom de BP, solía escribirles mensajes en su página oficial. Cada día le escribía una carta a Dogeon. Sabía que él probablemente nunca las leería, pero no me importaba. Era como escribirle a un novio imaginario, un espacio donde podía expresar todo lo que sentía. Llevaba meses haciéndolo, y aunque no buscaba seguidores, había uno en particular que siempre me animaba a seguir escribiendo.

A Park Yoo le escribía en su red social privada, aunque también sabía que jamás respondería. Para mí, era una forma de conectar con ellos, de sentirme cerca. Mi sueño era viajar a Corea, caminar por sus calles, mirar el mismo cielo que ellos. Sabía que era un amor imposible, pero no podía evitarlo.

Mi mamá decía que era una obsesión, que mis límites entre la realidad y la ficción se habían mezclado. Pero yo sabía que no era así. Entendía que ellos no sabían que yo existía, que era solo una entre millones de fans. Pero cada vez que una notificación aparecía en mi celular con una nueva foto, un video o una entrevista, todo lo demás desaparecía. Ellos eran mi escape, mi alegría en medio de la rutina.

 

Un día, mientras miraba las noticias, escuché algo que me hizo reír a carcajadas.

—"En otras noticias, el actor Park Yoo fue grabado limpiándose la cabeza luego de que una gaviota le defecara justo encima mientras grababa una escena de su más reciente drama. Al día siguiente, una paloma hizo lo mismo con Kim Dogeon, líder de BP, cuando salía de la sede de su compañía. Internet se llenó de memes y llamaron al incidente 'La bendición de las aves'."

No podía creerlo. ¿Qué posibilidades hay de que le pase lo mismo a mis dos amores platónicos en menos de 24 horas?

Mientras veía los memes y las fotos, no pude evitar recordar la historia de mi abuela y la gaviota que me "bendijo" en la playa. Me reí hasta que las lágrimas comenzaron a salir, sintiendo que, de alguna manera, había un lazo cósmico absurdo que nos conectaba.