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Chapter 5 - "La línea entre el sueño y la realidad"

El aire de Seúl estaba cargado de promesas y emociones que me habían mantenido en vilo desde que leí aquella carta. Nunca olvidaré las palabras que cambiaron mi vida para siempre:

"Señorita Victoria Cass,

La Universidad de la Rosa y el programa de Idiomas y Lenguas Extranjeras, en cabeza del decano Antonio Park, tiene el gusto de informarle que ha sido seleccionada para terminar sus estudios de posgrado en la Universidad de Yonsei en Corea del Sur. La universidad le proporcionará estadía, tiquetes y un bono de alimentación. Los beneficios que se le otorgan se mantendrán mientras usted mantenga un promedio mínimo de 4.5.

Mis manos temblaban al leer esa carta. Corea del Sur, el país con el que tanto había soñado, ahora estaba al alcance de mis manos. Sin embargo, la emoción pronto fue reemplazada por una inquietud: Ye Jin, mi hija. Jamás me había separado de ella, y la idea de hacerlo era devastadora. Mis padres estaban divididos: mi papá insistía en que debía irme, mientras que mi mamá se oponía rotundamente.

Fue Ye Jin quien, con su sabiduría infantil, inclinó la balanza. —Mami, ve. Yo puedo quedarme con mi abuelita. Siempre he sabido que ese es tu sueño.

Mi corazón se rompió en mil pedazos, pero también se llenó de orgullo por la valentía de mi pequeña. Esa noche, mientras dormía abrazada a ella, lloré en silencio, prometiéndole que volvería por ella.

 

El viaje fue interminable, pero la emoción me mantuvo despierta. Cuando finalmente llegué a Corea, la realidad chocó contra mis expectativas. Las calles eran bulliciosas, los rostros desconocidos, y el idioma, aunque lo había estudiado, no fluía tan naturalmente como esperaba.

Mis compañeras de habitación, Min Li y Soo Min, fueron mi primer contacto real con la cultura coreana. Min Li, hija de un diputado y con un carácter despreocupado, siempre irradiaba confianza. Soo Min, en cambio, era reservada, trabajadora y profundamente leal, aunque su torpeza emocional era evidente. Ambas se convirtieron en mi refugio en este nuevo mundo.

Entre clases y pequeñas aventuras en la ciudad, comencé a adaptarme. Las rutinas académicas eran extenuantes, y los fines de semana se convirtieron en mi válvula de escape. Fue durante una de esas salidas cuando el destino decidió sorprenderme.

 

El encuentro con Dogeon

Una tarde cualquiera, mientras exploraba una galería de arte, me perdí en la contemplación de una pintura. Su mezcla de colores transmitía una melancolía que parecía hablar directamente a mi alma. Entonces, una voz masculina rompió el silencio.

—Es hermosa, ¿no crees?

Giré lentamente, incapaz de creer lo que veía. Kim Dogeon, el hombre que había habitado mis sueños durante años, estaba allí, a pocos pasos de mí.

—Sí… —logré murmurar, mi voz apenas audible.

—¿Primera vez en este lugar? —preguntó, esbozando una sonrisa cálida.

—Es mi primera vez en Corea —respondí, todavía aturdida.

Hablamos por lo que parecieron minutos, aunque pudieron ser horas. Su voz era tan familiar, pero ahora estaba impregnada de una humanidad que las pantallas no podían transmitir. Al despedirse, me miró con una mezcla de dulzura y curiosidad.

—Estoy seguro de que nos volveremos a encontrar. Corea no es tan grande.

Esa noche, escribí en Myverse: "Hoy hablé con él. Con mi sueño. Con la persona que me ha dado tantas razones para seguir adelante. No sé si él recordará este encuentro, pero yo lo guardaré en mi corazón para siempre."

Un comentario en mi publicación llamó mi atención: "Algunas personas no están destinadas a ser solo sueños. Tal vez este sea solo el comienzo."

La realidad y los sentimientos encontrados

A medida que los días pasaban, mi rutina se entrelazaba con las historias de mis compañeras. Min Li, despreocupada y audaz, tuvo un inesperado encuentro con Jun Seo, el trabajador de la tienda de Soo Min. Su atractivo físico había pasado desapercibido hasta que Min Li lo vio y, con su estilo directo, lo invitó a salir. Cuando finalmente confesó su interés por Soo Min, todas nos emocionamos. Soo Min, por fin, dio el paso que había evitado durante años y comenzó a salir con él.

Mientras ellas vivían sus propios dramas, yo seguía escribiendo a Dogeon en Myverse y a Park Yoo en sus redes. Pero había algo diferente en mi interior. Ver a mis amigas enamoradas y felices despertó un vacío en mí. Quería amar y ser amada por alguien real.

Una noche, mientras miraba los posters en mi habitación, me rompí. Escribí en Myverse lo que llevaba guardado durante años:

"Quiero un amor real. Estoy cansada de amar a personas que no saben que existo. Park Yoo y Dogeon, ustedes han sido mi refugio, pero necesito algo más. Necesito amar a alguien que pueda sostener mi mano."

Esa publicación desencadenó una respuesta inesperada:

"Confía en que las conexiones reales ocurren en el momento correcto. No renuncies a lo que sientes, pero abre tu corazón al mundo."

El encuentro con Park Yoo

Un par de días después, mientras llevaba a mis compañeras borrachas de vuelta a casa, una camioneta negra se detuvo junto a nosotras. De ella descendió un hombre alto con una gorra y un tapabocas. Su voz, inconfundible, me dejó paralizada.

—¿Necesitas ayuda?

Era Park Yoo. El hombre que había sido mi primer amor platónico ahora estaba frente a mí. Su manager lo convenció de regresar a la camioneta, pero no antes de que intercambiáramos unas palabras. Cuando le confesé que él había sido mi primer amor, sonrió detrás de su tapabocas.

—Eres de Colombia, ¿cierto? —preguntó su manager antes de despedirse. —Le diré a Park Yoo que Victoria Cass le envía saludos.

Esa noche, escribí una carta más a Park Yoo, llena de emoción y gratitud. Pero algo había cambiado en mí. Verlo tan real, tan humano, me hizo cuestionar si mi amor por él era lo que realmente deseaba.

 

 

¿Un nuevo comienzo?

Esa noche soñé con mi abuela. Su voz, tan clara como si estuviera a mi lado, susurró:

"El cielo ha escuchado tu plegaria. Ahora es tu turno de elegir."

Desperté aferrada al anillo de jade que ella me había dado, preguntándome si mi camino estaba destinado a cambiar. ¿Era hora de dejar atrás mis amores platónicos y abrirme al mundo real?

La respuesta aún estaba oculta, pero sabía que el destino tenía algo reservado para mí. Quizás este era solo el comienzo.