Se preparan para el ataque los Dioses del Norte y Este, están casi listos con aproximadamente 2.000 soldados para poder atacar al continente Sur. Donde el del Este le menciona de una manera un tanto reservada lo incómodo que se siente con la situación.
- No...no creí que él hiciera esto.- Este
- ¿No quieres ir? no estás obligado.- Norte
- Sabes que haré lo correcto, debemos mantener todo en orden aunque hoy nos tocó difícil decisión…-Se mostró inquieto con su respuesta.
- Yo tampoco pensé en esta traición repentina, pero concentrado en la misión es lo único que te pido. No estamos contra cualquier tipo, eres el especialista en cuerpo a cuerpo así que cuento contigo.
- ¿Tienes miedo? Jajaja...
- No.
- Vamos, no seas tímido.
- Aquí vamos…
Mientras tanto en el Continente del Oeste, el Dios de este lugar ve pasar de poco en poco cantidades gigantes, decenas de barcos al ataque con dirección al Sur. Los vigías encargados le informan a su respectivo Dios la situación.
- Señor se viene la posible guerra más grande, intentamos contactar con los Dioses, pero se rehusaron a detener sus escuadrones.
- ¿Cuántos son aproximadamente?
- Los vigías dicen que alrededor de 700 soldados han pasado y se ven un número mucho más grande por venir.
- Ya veo…
- Les informo a los Élite? ellos pueden acabar fácil con la riña de las fuerzas de bajo rango.
- No haremos nada.
- Pe...pero señor no podemos dejar que entren en guerra!- Se mostraron desconcertados los vigías.
- Se que te preocupa la situación y que es difícil acatar lo que estoy diciendo, pero no hay manera de que podamos detener un ataque combinado de esos dos.
- La gente cree en usted señor, no por nada es llamado "La balanza de los Dioses", nadie más que usted puede dar vuelta esta situación.
- Te diré algo interesante, ¿Sabes lo imposible que suena defenderse de algo que no puedes ver?
- Se…se refiere a…
- Exacto, no tiene sentido seguirle el paso sin un plan.
- Entonces, ¿Qué podemos hacer?
- Junten suministros para ayudar a los heridos después de la guerra.
- ¡Entendido!
Finalmente en el continente Sur, comienzan a dar señales de que llegan las tropas enemigas a sus tierras, los vigías empiezan alertando rápidamente para entrar en guardia.
- ¡Vienen aproximadamente 300 tropas como avanzada!
- ¡Todos intenten defender antes de que lleguen a las murallas!
- ¡Preparen la infantería!
Se acerca un hombre caminando tranquilamente hacia la parte frontal de la batalla.
- Claramente voy a tener que hacer esto.-Susurro el hombre
- ¡Señor! ¿No piensa usar sus ataques de rango?
- Lo siento chicos, mi trabajo es cuidar este lugar.
- ¡Espere!
El hombre crea una barrera de magia capaz de cubrir todo el reino, mientras los guerreros miran con preocupación cómo va hacia adelante solo, los civiles del reino miran con gran miedo la situación compleja que significa ver como tienen que ser protegidos con magia a todo el reino.
- Ahora puedo pelear sin preocupaciones… No quiero perder a ninguno por mi ineficiencia. Ahí vienen unos cuantos soldados, supongo que tendré que calentar.
El hombre empieza a crear garras de agua en cada uno de sus dedos para comenzar a lanzarlas abarcando distancias increíbles y prácticamente absurdas.
- Creo que ahí acabé con la mitad de las tropas que tienen, me pregunto cuando llegaran ellos, entraran con un plan en mente o simplemente rebosan de confianza como siempre para entrar de frente.-Se muestra animado.
- De todas maneras me da igual, no se porque le doy tantas vueltas a las cosas, solo debo mantener el escudo mágico en el reino y reducir los daños lo máximo posible.
- Hasta parece una mala broma… aparecieron antes de tiempo.
A lo lejos se veían dos siluetas volando por sobre todas las tropas, los respectivos Dioses de los dos continentes atacantes. Al ver a lo lejos un campo de magia cubriendo el reino empezaron con ataques a distancia así dicho hombre tendría que ir a detenerlos.
- Vamos, no quieres dar la cara ahora después de lo que hiciste… ¡Patético!- Exclamó el Dios del Este
- Las tropas seguirán atacando mientras sigas en pie, te recomiendo venir a pagar tu traición o no podremos detenerlos a tiempo, digo… antes de que acaben con el reino.
- ¿Y si mejor vamos nosotros?
- No, no hay necesidad.
- Pero sí está bastante cerca.
- Tomate esto en serio, evidentemente que no está lejos para ti con esa velocidad.
- Se me olvida que son unas tortugas, aguafiestas.
- Ahí viene.