El día del despertar de espíritus marciales había llegado al pequeño pueblo. Los niños que cumplían seis años se reunían en la plaza principal, emocionados por descubrir el espíritu marcial que definiría su destino. Tang Wu, aunque aún no revelaba su verdadera identidad como reencarnado, sentía una mezcla de emoción y curiosidad. Junto a él, su hermana Xiao Lan, ahora con seis años, estaba visiblemente nerviosa.

—Hermano, ¿y si mi espíritu marcial es débil? —preguntó Xiao Lan, apretando con fuerza la mano de Tang Wu.

Tang Wu le sonrió, lleno de confianza. —No importa lo que pase, Xiao Lan. Yo estaré contigo, y juntos seremos invencibles.

En su interior, un sonido que no había escuchado antes resonó repentinamente:

[Ding] Sistema activado. Capacidad ilimitada para albergar y otorgar espíritus marciales desbloqueada.

Tang Wu se quedó en silencio unos segundos, procesando lo que acababa de escuchar. "¿Sistema? Así que finalmente apareciste..." pensó, controlando su emoción para no levantar sospechas.

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Cuando llegó el momento, los niños pasaron uno por uno frente al maestro del pueblo, un hombre mayor con un aura imponente. En sus manos sostenía una esfera cristalina que revelaría tanto el espíritu marcial como el nivel de poder del alma de cada niño.

—Xiao Lan, tu turno —llamó el maestro.

Tang Wu apretó suavemente el hombro de su hermana. —Ve tranquila. Todo estará bien.

Xiao Lan asintió y dio unos pasos hacia adelante. Colocó su mano sobre la esfera y cerró los ojos. Un destello de luz surgió, y de pronto, un pequeño huevo blanco apareció flotando frente a ella.

La multitud comenzó a murmurar. —¿Un huevo? —se escuchó decir a alguien. —Eso no parece un espíritu marcial fuerte.

Incluso el maestro suspiró. —Niña, tu poder del alma es... cinco. Es suficiente para comenzar tu camino, pero con un espíritu tan débil, no llegarás lejos.

Xiao Lan bajó la cabeza, visiblemente afectada por las palabras del maestro y las reacciones del público. Tang Wu, sin embargo, sonrió para sí mismo. Gracias al sistema, podía ver claramente lo que los demás no podían: el huevo no era un espíritu débil, sino uno en incubación. Cuando eclosionara, Xiao Lan tendría un espíritu marcial extraordinario.

Tang Wu se acercó a su hermana y le susurró al oído: —No te preocupes. Tu espíritu es mucho más fuerte de lo que todos piensan. Sólo necesitas tiempo.

Xiao Lan lo miró con lágrimas en los ojos. —¿De verdad lo crees?

—Lo sé —respondió con firmeza.

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Ahora era el turno de Tang Wu. Todos lo miraron expectantes mientras se acercaba al maestro. Cuando colocó su mano sobre la esfera, un extraño líquido negro comenzó a fluir dentro de la misma, y su nivel de poder del alma fue revelado: tres.

El público quedó en silencio por unos segundos antes de estallar en comentarios. —Sólo tres... qué decepción. —Quizás nunca llegue a nada.

Tang Wu, sin embargo, no se sintió afectado. "Con el sistema, este poder inicial no significa nada," pensó. La verdadera fuerza no radicaba en un número inicial, sino en su capacidad de superar a todos los demás.

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De regreso en casa, sus padres adoptivos los esperaban ansiosos. —¿Cómo les fue? —preguntó la madre, abrazando a ambos niños.

—Los aldeanos dicen que sus espíritus no son lo suficientemente fuertes —dijo el padre, tratando de ocultar su preocupación.

Tang Wu tomó la palabra antes de que Xiao Lan pudiera responder. —No se preocupen, madre, padre. Nosotros nos volveremos poderosos. Más fuertes de lo que cualquiera puede imaginar. Y no sólo eso, haré que ustedes también se vuelvan fuertes.

Ambos padres lo miraron sorprendidos, sin saber qué decir. Xiao Lan, contagiada por la confianza de su hermano, asintió con fuerza. —Hermano tiene razón. Seremos fuertes. Lo prometemos.

Esa noche, mientras la familia se reunía para cenar, Tang Wu tomó a Xiao Lan aparte. —Xiao Lan, hay algo que necesitas saber. Mi espíritu marcial no es normal, y tampoco el tuyo. Pero no le digas a nadie. Es nuestro secreto, ¿entendido?

Xiao Lan lo miró con seriedad. —¿Por qué no podemos decirlo?

—Porque hay gente peligrosa en este mundo. Si saben lo que tenemos, vendrán por nosotros. Por eso debemos hacernos fuertes primero. Cuando llegue el momento, nadie podrá detenernos.

Xiao Lan asintió, confiando completamente en su hermano.

Mientras la luz de la luna iluminaba la cabaña, Tang Wu miró el cielo estrellado desde la ventana. "El sistema es mi oportunidad para cambiar este mundo. No sólo protegeré a Xiao Lan y a mis padres; me convertiré en el más fuerte de este continente. Este es solo el comienzo."