Eran las 4 de la tarde en la sala de un hospital. Una mujer albina se encontraba en labores de parto. Se encontraba acompañada únicamente por el equipo de médicos encargados de llevar a cabo aquella labor, contratados especialmente por su marido. Para ella fue un momento de suma importancia, aunque para su marido no tanto. Según los informes previos, tendría una niña. Todo indicaba que así sería, por lo que al saber que no tendría un varón como primogénito, decidió quedarse en un hotel durante su viaje de negocios.La mujer se encontraba al borde del desmayo, pues su cuerpo era naturalmente más frágil que el de los demás. Un sistema inmunológico deficiente, aunado a sus casi nulas habilidades para protegerse, la hicieron blanco de muchos ataques. Fue entonces que conoció a su marido. Su marido era una persona bastante activa físicamente. Un gran contraste que le resultó atractivo.Un hombre de familia acomodada, pues venían de ascendencia política y extranjera. No eran japoneses, y él mismo estaba ahí únicamente por trabajo. Cuando la vió, se quedó maravillado de ella. Fueron unos buenos 3 años de relación, hasta que decidieron tener un hijo. Todo marchó bien hasta que se reveló el sexo del bebé, que sería una linda mujer como su madre.Cuando eso sucedió, los ánimos de su marido cayeron en picada. Una personalidad que nunca demostró ante ella surgió. Ella tenía conocimiento de sus comportamientos agresivos, pues sus compañeros de trabajo alguna vez comentaron tales actitudes; sin embargo, dado que ella nunca fue víctima o testigo de alguno de esos tratos, lo desestimó.Comentarios pasivo-agresivos, palabras altisonantes, miradas de desaprobación y decepción, por nombrar algunas de las cosas que vivió los últimos 3 meses de su embarazo. No obstante, el tipo seguía preocupado por su familia. Tal vez podría usar a su hija como moneda de cambio político, dada la belleza heredada de su madre. Por lo mismo, contrató a un grupo de los mejores médicos a su disposición.Se encontraban en un hospital japonés, ubicado en la ciudad que marcó a una generación entera: Musutafu. Era la ciudad más segura por una simple razón, y esa era que ahí residían la mayoría de héroes más poderosos del país. Sumado a que ahí se ubica la academia para héroes UA, contribuye a una constante vigilancia por parte de las autoridades.Dió el último y decisivo empuje, logrando la hazaña de traer vida a este mundo. Cuando finalmente dió a luz, los médicos se quedaron estupefactos al observar algo en la criatura. Sus miradas eran incrédulas, revisando nuevamente al infante, asegurándose de que no estuvieran alucinando a causa del estrés que causaron las 3 horas de parto.—E-es... —Dijo el médico, causando una mirada de preocupación en la madre, quien lo miró—. E-es un varón. ¡Es un varón!La felicidad que inundó al equipo de médicos fue brutal, pues su jefe les había pedido información al momento del nacimiento de su hija. Saber que había conseguido un heredero varón seguro lo iba a llenar de alegría. Para la madre lo fue aún más, pues con el nacimiento de su hijo, probablemente su marido volvería a ser tan cariñoso como lo era antes.La madre recibió al niño en brazos, notando que respiraba de manera correcta. Como si de aliviar las preocupaciones se tratara, el niño había comenzado a reír. Para la madre fue una gran caricia a su débil corazón, pues el niño se veía tan contento en sus brazos, que le provocó un llanto de felicidad.—¡Debemos darle la noticia al jefe! —Uno de los médicos salió de la sala y encontró su teléfono, marcando al número del padre de familia.A los pocos segundos de haber marcado, el padre del niño había contestado. Tenía el cabello corto, desordenado y una barba bien cuidada. En su mano derecha lleva un anillo, el cual estaba relacionado a su estatus como jefe de su familia. Como un Lucilfer, ese anillo era hecho a su medida. El llevarlo significaba que los demás miembros de su familia se dirigirían a él con el mismo respeto que a un jefe. Contestó, con un rostro serio y un tono agresivo de voz.—¿Cómo ha transcurrido todo? —Preguntó, sin tiempo para enterarse del nacimiento de una mocosa.—¡Es un niño! —Cuando el médico contestó, el hombre casi deja caer su teléfono.El hombre, quien había estado amargado por 3 meses de su vida, de repente cambió de parecer en un instante. Abrazó a un transeúnte, gritando que su bebé fue niño. El transeúnte, aunque desconcertado, lo felicitó, alejándose rápidamente del hombre. Su mal humor cambió con esa noticia, olvidando por completo el maltrato hacia su esposa.—¡Genial, sabía que Isabella no me decepcionaría! —El entusiasmo del hombre alegró al médico, quien miró a la madre y su hijo a través de la ventana.—¿Cómo debería llamarse el niño? —Preguntó el médico, observando al niño, quien reía con la madre, con una energía llena.—Chrollo... —Dijo el padre, serio— Chrollo Lucilfer.El médico asintió, entrando a la sala con una sonrisa. Isabella lo miró, sonriendo al intuir que su marido se había contentado con el nacimiento de un niño. El médico se aclaró la garganta, mirando al niño con una sonrisa. Sus ojos se iluminaron, y con una voz bastante seria, dijo el nombre del niño.—Chrollo Lucilfer. Ese es el nombre que el padre le ha asignado al pequeño.Isabella abrió los ojos, mirando al pequeño, quien había reído al escuchar su nombre. De una manera extraña había reaccionado a su nombre. Los médicos no le dieron mayor importancia, y se llevaron al bebé, asegurándose de prepararlo para su posterior salida del hospital.Un enfermero anciano entró y, usando su quirk para acelerar la recuperación de Isabella, se retiró, dejando a la mujer descansar. Una cosa que compartían los Quirks de curación, era que tendían a cansar al curado. Isabella durmió con una sonrisa, esperando el regreso de su marido para así, poder reunirse como una familia.Los siguientes dos años fueron un sueño hecho realidad para Isabella. Su vida era la cúspide del goce, pues su marido se había vuelto a comportar como el hombre perfecto que alguna vez conoció. Su hijo, el pequeño Chrollo, era tan tranquilo que fue una verdadera fortuna para los padres que el niño les permitiera dormir a gusto. No lloraba, sino que reía para llamar la atención.Contadas fueron las veces que el pequeño Chrollo lloró. Para ser exactos, había llorado dos veces: la primera de ellas, fue cuando se le extrajo sangre para poder verificar su grupo sanguíneo y determinar posibles alergias; la segunda de ellas, fue cuando se le colocó una vacuna contra una enfermedad que era muy común en los bebés hace algunos años, aunque fue a modo de prevención.El pequeño Chrollo de 2 años ya caminaba, podía decir algunas cuantas frases de modo vacilante, y también era bastante intelectual. Sus padres descubrieron que al niño le gustaba la música de orquesta, especialmente la clásica. Compositores como Mozart, Beethoven, Bach, algunos más modernos como Tchaikovsky y Shostakovich eran de los que más le encantaban al niño. Solía dormir escuchando el lago de los cisnes, por lo que sus padres la usaban cuando era hora de descansar.También aprendió a ir al baño a los 2 años, aunque claro, no podía ir a la taza o si no, se caería dado el tamaño del inodoro. En su lugar, se le había hecho un baño con un inodoro pequeño, justo a su medida. Cuando fuera lo suficientemente grande, sus padres remodelarían su baño. El niño sonrió ante la positiva, alegrando a sus padres ante la alegría constante del pequeño.Cuando Chrollo tenía 7 meses, había articulado su primera palabra. Para consternación de sus padres, no fue en referencia a ninguno de ellos dos. En su lugar, la palabra "All" había sido dicha por el bebé. En ese momento, se lo atribuyeron a que en la tele se había pasado aquél reportaje sobre el héroe más poderoso de la actualidad, All Might, quien se había enfrentado al mismo All For One en algunas ocasiones, controlando al villano.Los padres se decepcionaron de que su primera palabra no fuera "mamá" o "papá", pero se sintieron felices al saber que a su hijo le gustaba All Might. Pensaron que, al igual que los demás niños, Chrollo pensaría en convertirse en héroe. Estaban tan equivocados, pues en ese momento, el reportaje había estado hablando sobre All For One, el villano más peligroso que se conoció desde la aparición de las peculiaridades.Al tercer año, Chrollo podía hablar y leer de forma algo tosca, pero que seguía siendo un avance significativo. Al niño le gustaban los cuentos, tales como las historias de los héroes ilustradas con dibujos infantiles, revistas sobre los héroes más poderosos de Japón, y claro, sobre All Might. Chrollo había mirado a All Might en televisión, salvando a alguien de un villano de Musutafu.Chrollo quedó fascinado por la facilidad con la que All Might lograba acabar con el mal. Saber que la persona que estaba en televisión, estaba colocando al mundo en un periodo de paz tras la derrota del símbolo del mal, era asombroso. Su eterna sonrisa, aunada a su actitud amable, hizo que Chrollo genere un profundo respeto por el héroe número uno.Su padre, quien era un hombre de mucho poder e influencia en la política, le consiguió un poster autografiado a su hijo, quien saltó de felicidad y abrazó a su padre, consiguiendo una sonrisa del hombre. Para su padre, ver a su hijo feliz no tenía precio. Chrollo se lo mostró a su madre, quien le sonrió a su marido. El padre de Chrollo, Gustav Lucilfer, le había prometido a su esposa una noche muy intensa, pues mandarían al niño al parque con un guardaespaldas.La madre de Chrollo se sonrojó furiosamente, pues a pesar de su apariencia delicada, era una mujer completamente entregada a la pasión, especialmente con su marido, a quien amaba mucho. Esa química que les regresó Chrollo fue oro para ella. Lo era todo, pues la pasión era importante para cualquier matrimonio.Chrollo salió al parque con el guardaespaldas de confianza de su padre, un gran y fuerte hombre cuyo apodo era "Juggernaut". El hombre preparó la limosina, pero el pequeño Chrollo negó, señalando un coche más pequeño. El hombre pidió permiso a su Gustav, pues Chrollo estaba señalando un coche de la colección privada de su padre. Gustav accedió, impaciente porque se fueran de la mansión.Cuando salieron montados en un Mustang, Juggernaut encendió el pequeño televisor para que Chrollo se divirtiera. Su jefe no hablaba mucho de su hijo, pues era muy confidencial saber que ese hombre tenía descendencia. Era de los pocos que conocían a Chrollo, y se sentía muy halagado, pues su jefe había accedido a ayudarlo desde que lo conoció.—¿Qué es esa melodía? —Preguntó Chrollo, escuchando trompetas y una forma diferente de orquesta.—Eso es Jazz, joven Lucilfer —respondió Juggernaut, reconociendo el comercial de inmediato.—Es muy buena música —dijo Chrollo, recibiendo una sonrisa de Juggernaut.—Lo es —dijo el hombre, deteniéndose en un semáforo rojo, observando la pantalla en el auto, esperando a la persona que saldría a continuación.Para la sorpresa de Chrollo, la silueta de una mujer apareció en pantalla. Ella se encontraba realizando acrobacias, de vez en cuando se pausaba la cámara para mostrar a la figura en diferentes poses muy geniales, como si de una espía se tratase. Chrollo miró la pantalla sorprendido. La forma en que esa mujer se movía era, para su mente tan joven, simplemente arte.Tales acrobacias, flexibilidad y movimientos geniales cautivaron al joven Chrollo, quien miró embobado la pantalla, esperando a conocer el rostro de la mujer, la cual poseía una figura tan hermosa que incluso un niño como él, debía admitir que su belleza era atrayente a los ojos de cualquiera.Cuando estaba por finalizar la canción, las letras aparecieron lentamente, uniéndose en el centro, frente a la figura de la mujer, quien sopló a sus dedos, los cuales estaban en forma de pistola. La sombra se aclaró, y cuando las letras se unieron y el nombre fue visible, el corazón de Chrollo se paralizó ante la belleza de aquella joven chica. De pelo morado y rosado, con una sonrisa confiada y unos bellos ojos del color predominante en su cabello.—¡Lady Nagant! —Gritó el niño el nombre de aquella heroína, muy emocionado—. ¡Es hermosa!Juggernaut se rió, asintiendo ante las palabras del pequeño Chrollo, quien comenzó a reír junto a él. El niño le había caído bien con aquella afirmación. Incluso siendo un nene de 3 años, el heredero ya tenía muy claro a quien tenía en la mira. La chica en el comercial, Lady Nagant de unos 15 años recién cumplidos, era una heroína bastante desconocida para la mayoría de la población.Para muchos, su físico era lo más importante, pues no se conocía su peculiaridad. Su comercial era bastante olvidable para la mayoría de las personas, pues usaba música Jazz, una música aburrida para muchos, pero que para el joven y apasionado Chrollo, era una nueva forma de disfrutar aquél arte que había amado desde tan joven.Miró su poster de All Might, restándole importancia de inmediato. Lo llevaba consigo, pues planeaba mostrarlo en el parque a los amigos que llegaría a tener ahí. Tan pronto conoció a Lady Nagant, All Might había pasado a segundo plano. Los niños eran tan simples, que podían dejar algo de lado si es que llegaba un algo aún más llamativo.Llegaron al parque y se bajaron juntos, con Juggernaut sentándose cerca del pequeño Chrollo, vigilando que nada le pase. Chrollo se dirigió a los columpios, comenzando a balancearse él solo. Juggernaut estuvo a punto de ir, pero una mujer llamó su atención. Dado el aspecto fuerte y elegante de Juggernaut, la mujer entabló una conversación rápidamente, desviando la atención del hombre sobre Chrollo.Chrollo se encontraba jugando solo, observando que el parque estaba muy vacío. Se le hizo extraño, pues deberían haber niños jugando en los parques. De repente, logró oír algo del otro lado del parque. Miró en aquella dirección, notando un pelo desmarañado y con el mismo tono que el de su madre. Algo se había encendido en la cabeza de Chrollo, y de manera casi natural, fue directamente hasta donde había visto aquél cabello.Cuando llegó a ese lado del parque, que estaba más abandonado y viejo que el lugar donde se ubican los columpios, notó a una persona que aparentaba su misma edad rebuscando entre la basura. Pudo deducir que era una niña, pues su voz más dulce que la de un niño, además de su delgada y descuidada figura con cabello largo, le hicieron comprender eso.Para su padre, ningún hombre debía tener el cabello largo. Era por eso que Chrollo tenía su cabello tan corto, al punto que estaba al ras de su cabeza. A Chrollo no le gustaba, pero debía obedecer lo que decía su padre. No se iba a acercar a la niña, pues estaba tan concentrada buscando en la basura, y su murmullo no era audible claramente para Chrollo.—Disculpa... —Habló Chrollo, de forma suave para no alterar a la niña.La niña volteó a verlo, y cuando lo hizo, se asustó al haber sido descubierta. Se cayó al suelo, conteniendo un grito. Chrollo se asustó también, pero al comprender que había sido el causante de que la niña se cayera, agitó las manos, comenzando a hablar.—¡Lo siento, no quería asustarte! —Dijo Chrollo, tratando de calmar a la niña.—Y-yo no estaba buscando en la basura —dijo la niña, desconcertando a Chrollo.—¿No? Te acabo de ver murmurando mientras buscabas en ese bote de basura —respondió Chrollo, asustando a la niña.—Me vió buscando algo de comida en la basura... Seguro va a decirle a sus papás y me echarán de este parque también —Pensó la niña, con un dolor en su estómago haciéndose cada vez más intenso.—¿Se te perdió algo en la basura? —Preguntó Chrollo, haciendo que una luz brille en los ojos de la niña.—¡Si, se me perdió mi póster de All Might! —Mintió la niña, sorprendiendo al pequeño Chrollo.—¡Qué lastima! Déjame ayudarte —Chrollo se paró, sosteniendo aún su poster de All Might.Guardó su poster enrollado en su bolsillo derecho del short, yendo hasta la basura y comenzando a buscar donde la niña estaba buscando. La niña se sorprendió de que el niño estuviera ayudándola a buscar algo que no había perdido. En sus 6 años de vida, nadie le había hecho tal favor. La niña no podía desaprovechar la oportunidad, por lo que usando la ayuda de Chrollo, comenzó a urgar en la basura.Después de un minuto, no encontraron el poster. La niña había conseguido un pan que no lucía tan mal, guardándolo rápidamente detrás de ella. Cuando Chrollo terminó de buscar, lucía sucio, apestando a basura. La niña se preocupó, pues cuando los padres del niño vieran como lucía, seguramente preguntarían, y entonces la encontrarían; la llevarían a una casa hogar, y todo sería igual a cuando descubrieron que no poseía Quirk.—Lo siento, tal vez tu poster se lo llevó el viento —dijo Chrollo, disculpándose con la niña.—N-no te preocupes, luego conseguiré otro —dijo la niña, causando un ceño fruncido en Chrollo, cosa que la confundió.—Son caros, ¿Tus papás te comprarán otro? —Preguntó Chrollo, causando un dolor en el pecho de la niña.—No lo sé... —Cuando la niña dijo eso, Chrollo notó su mirada triste y se entristeció junto a ella.—Creo que se enojarán si perdiste tu poster... —Chrollo de repente sacó su poster del bolsillo, sonriendo ante la niña—. Ten, es un poster autografiado por All Might. Mi padre lo consiguió.Cuando Chrollo extendió el poster, la niña vaciló al ver su mano con aquel papel enrollado. Decidió confiar en el chico, pues ya la había ayudado a buscar en la basura. La niña tomó el poster, desenrollándolo lentamente. Cuando miró el poster extendido, sus ojos se abrieron de manera enorme, pues ahí estaba la firma de All Might, con una dedicatoria "Para el joven Chrollo Lucilfer".La niña enrolló el poster de nuevo, devolviéndolo de inmediato. Chrollo la miró confundido, pues la chica se había puesto tan nerviosa que sus manos comenzaron a temblar, dificultando entregar el poster.—T-tenlo de v-vuelta —dijo la niña, temblando al ver un poster autografiado por el propio All Might.—No, te lo regalo —dijo Chrollo, tomando la mano de la niña entre las suyas, de forma suave y sonriendo amablemente—. All Might ni siquiera es mi héroe favorito.La niña se sorprendió aún más, pues Chrollo sostenía sus manos de manera tan gentil y suave, que la había logrado calmar con aquél tacto suyo. La chica miró el poster, una mirada triste se dibujó en su rostro, guardando aquél papel en su camisa sucia. La niña aguantó las lágrimas, mirando al pequeño frente a ella. Era más joven que ella, pero gracias a su desnutrición fue que la niña no lograba crecer de la manera en que su cuerpo debía hacerlo.—Muchas gracias... —Susurró, aguantando las lágrimas.—No hay de qué... ¿Me dirías tu nombre? —Habló Chrollo, esperando que la niña se presente.—Neferpitou —Dijo la niña, con un nombre que se había dado a sí misma.—Es un muy bonito nombre, Neferpitou —dijo Chrollo, sonriendo—. Mi nombre es Chrollo, Chrollo Lucilfer.La niña asintió, aún conteniendo las lágrimas. Chrollo la analizó, recalcando que tenía rasgos parecidos a su madre. Tenía pelo blanco, el cual estaba enmarañado y sucio; poseía ojos de color rubí, además de un tono de piel algo bronceada debido a la exposición constante al sol, pues carecía de un techo donde vivir, por lo que estar bajo el sol fue normal para ella. Vestía una camisa de botones gris bastante ensuciada, con unos pequeños pantalones cafés muy desgastados; usaba sandalias algo viejas y algunos agujeros tapados por su pie, cuyos dedos comenzaban a deformarse debido a sus constantes carreras para huir de los lugares en que era vista.Chrollo no dijo nada, ni dió un segundo vistazo a su apariencia. En su lugar, sonrió y se despidió, notando que la niña comenzaba a pararse para claramente irse. Antes de que se fuera, ella lo miró una vez más, observando sus profundos ojos negros, así como su mirada llena de amabilidad y amistosidad.—Nos vemos luego, Neferpitou —Dijo Chrollo, marchándose donde estaba Juggernaut.Cuando Chrollo llegó hasta Juggernaut, tenía una sonrisa enorme. El hombre al notarlo, palideció por contemplar su estado. Se despidió de la mujer, llevándose rápidamente a Chrollo al auto, manejando hasta la mansión.—¡¿Dónde jugaste?! —Preguntó Isabella, notando el estado del niño.—¡Hice una amiga y jugué con ella en el parque! —Dijo Chrollo, muy feliz.—¡¿Qué amiga?! —Preguntó Gustav, alarmado.—Se llama Neferpitou —dijo Chrollo, asintiendo al decir el nombre de su amiga.—¿Y cómo se apellida? —Preguntó Gustav, provocando que Chrollo se congele.—No sé, no le pregunté —dijo Chrollo, restándole importancia—. Cuando la vuelva a ver, se lo preguntaré.—¡No irás de nuevo al parque! —Dijo Gustav, causando un asombro enorme en Chrollo.—¡¿Por qué?! —Preguntó Chrollo, alarmado.—¡Mira como quedaste! Luces sucio y apestas. ¡Estás castigado! —Dijo Gustav, disgustado por el aspecto de su hijo.—¡Pero papá!—Dije que castigado —contestó Gustav, serio.Chrollo se entristeció, corriendo hacia el baño mientras lloraba. Isabella miró a Gustav con enfado, pero bastó una mirada seria de su marido para que desistiera de argumentar. Gustav le ordenó a Isabella bañar al niño, teniendo que hacer caso. Subió las escaleras, notando un atisbo de la personalidad mala que su marido poseía. No dijo nada, subiendo hasta donde Chrollo.Bañó a Chrollo, quien le pidió permiso para ir al baño, pero siempre le respondió con un "házle caso a tu padre". Chrollo se fue a la cama muy enojado, y esta vez ni el lago de los cisnes le ayudó a dormir. Se acostó media hora tarde, y su padre al contemplar esto, lo castigó de nuevo, quitándole la canción que usaba para dormir.Chrollo miró a su padre irse con una ira incontrolable en sus ojos. Su padre, quien estaba acostumbrado a la mirada cariñosa de su hijo, se estremeció al ver esos ojos llenos de odio puro, cosa que le causó un escalofrío por lo extraños que le resultaban en la cara del siempre amable y feliz Chrollo.Chrollo se levantó, mirando a su padre con los ojos entrecerrados durante el desayuno. Su padre no desistió en su castigo, por lo que se apuró a comer y se fue a trabajar, un viaje que duraría un mes. Chrollo miró a su madre, esperanzado de que lo dejara ir al parque. Para su sorpresa, su madre negó, argumentando que su padre lo había castigado.—¡Por favor mamá! —Suplicó Chrollo, tocando una fibra sensible en su madre al ver su cara llena de esperanza.—Esta bien Chrollo, puedes ir al parque. Asegúrate de que Juggernaut te lleve —dijo la madre, sonriendo al ver a su hijo saltar de alegría.Chrollo buscó a Juggernaut, quien se había quedado a vigilar la mansión mientras Gustav no estaba. Juggernaut no sabía de las ordenes de Gustav, por lo que al escuchar la petición de Chrollo, accedió. Gustav usó el mismo carro, ya habiendo obtenido el permiso de Gustav con anterioridad.Mientras iban por el camino, Chrollo encendió la pantalla y esperó a que se reprodujera el comercial de Lady Nagant. Juggernaut se rió levemente, observando al niño quien contemplaba la pantalla, aguardando por el momento en que apareciera su héroe número uno, o en este caso, su heroína.—¡¿Por qué no aparece?! —Preguntó Chrollo, impaciente.—Su comercial no aparece siempre, joven Chrollo. Ella es una heroína prodigio, pero su campaña publicitaria no es muy mediática —contestó Juggernaut, observando el comercial de Endeavor en su lugar.Endeavor recientemente tuvo otro hijo, el cual se esperaba que naciera con la fusión de las peculiaridades de su madre y padre. Endeavor era tan fuerte y molesto, que a Juggernaut nunca le agradó. Cuando su jefe lo conoció, incluso Gustav se vió tentado a negarle otra reunión, dada su actitud altanera y tosca.Cuando llegaron de nuevo al parque, Juggernaut siguió a Chrollo, quien rápidamente corrió donde conoció a Neferpitou. Cuando llegó, la buscó por un buen rato, sin encontrarla. Se había desanimado, y Juggernaut lo consoló, invitándolo a jugar con él. Chrollo suspiró, pues hoy tampoco habían niños en el parque. Juggernaut se giró para caminar, y en ese preciso instante, Chrollo notó unos mechones blancos y desordenados cerca de los arbustos, observándolo.Chrollo corrió hacia los arbustos, con una gran sonrisa en su rostro. Juggernaut había llegado adonde los columpios, y al voltear, no vió al hijo de su jefe. Se asustó, palideciendo nuevamente, Comenzó a llamarlo, sin éxito.—¡Neferpitou! —Dijo Chrollo, mirando a su nueva amiga.—Hola Chrollo —dijo la albina, de manera tranquila.—¿Cómo estás? —Preguntó Chrollo, observando que su amiga lucía tan sucia como ayer.—Muy bien, mis padres no se enteraron que perdí el poster de All Might —dijo Neferpitou, sonriendo amablemente al niño claramente más pequeño que ella.—Eso me alegra mucho —dijo Chrollo, suspirando de alivio—. Por cierto, ¿Cuántos años tenías?Neferpitou se paralizó por un instante, pues no quería revelar que era más grande que este pequeño niño. Pensó, y a juzgar por su altura y comportamiento, este niño debía tener 3 años, pues tampoco le presumió su Quirk al conocerla. Esto era muy común en los niños que recién despertaban sus peculiaridades.—3 años —dijo Neferpitou, logrando mentirle con éxito a Chrollo, quien no la cuestionó.—¡Genial, tenemos la misma edad! —Dijo el niño, sonriendo.—¡Si verdad! —Neferpitou se alegró de que su mentira fuera exitosa.—¿Quisieras venir a jugar conmigo y Juggernaut? —Preguntó Chrollo, recibiendo una negativa rápida de la niña.—De hecho, solo estaba de paso. Mis padres me esperan en casa, y solo vine porque sabía que vendrías —dijo Neferpitou, sorprendiendo al niño.—¡¿Cómo supiste que vendría?! ¡¿Fue tu Quirk?! —Cuando Chrollo preguntó, un pequeño dolor se sintió en el pecho de la niña, quien lo disimuló con una sonrisa astuta.—No, solo es intuición femenina —dijo Neferpitou, causando asombro en le pequeño Chrollo.—Está bien, no te quitaré más tu tiempo —dijo Chrollo, a punto de irse.—Espera —dijo Neferpitou, deteniéndolo—. Ten esto.Chrollo recibió un pequeño libro, el cual lucía bastante viejo. Era de cuero y tapa color vino, con el título "El secreto del bandido" en letras negras y grandes, encima de un recuadro negro cuyos Kanjis en dorado tenían el mismo título. El libro estaba algo rasgado de las esquinas, pero se notaba que era muy apreciado por la chica. Como si se tratara de una manualidad, ella había plasmado la palma de su mano con pintura roja sobre la portada del libro, fascinando al chico.—Me regalaste algo muy importante, así que haré lo mismo por ti —dijo la niña, con las mejillas rosadas por la pena.Chrollo sostuvo el libro con ambas manos, como si de un tesoro milenario se tratase. Sonrió enormemente, abrazando a la niña, quien se estremeció ante el repentino gesto del chico. Se sonrojó aún más, pues nunca nadie la había abrazado antes. Ni en el orfanato, y seguramente sus padres tampoco lo hicieron.—¡Muchísimas gracias, Pitou! —Dijo Chrollo, restregando su cara con la de Neferpitou, quien se apenó por la abreviación de su nombre, y el contacto con el niño.—E-eres mi amigo, es lo mínimo que puedo hacer por ti —dijo Pitou, devolviendo el abrazo.—Bien, debo irme. ¡Cuidate! —Dijo Chrollo, saliendo de los arbustos con una gran sonrisa.Cuando Chrollo se marchó, Pitou lo observó irse, sonriendo al ver al pequeño amigo suyo. Suspiró, sabiendo que no podrían ser amigos una vez que él despertase su peculiaridad y creciera, dándose cuenta que es una huérfana de la calle. Era un perro callejero, y él lucía como el hijo de una adinerada familia. La niña no estaba equivocada en la descripción de Chrollo, aunque tal vez sus creencias acerca de las clases sociales eran erróneas con el pequeño Chrollo.Cuando Chrollo apareció ante Juggernaut, lo vió pálido y sudando a mares. Cuando Juggernaut lo vió, lo inspeccionó de arriba a abajo, preguntando su paradero y estado. Chrollo se rió ante el miedo del hombre, mostrando el libro que Pitou le había regalado. Cuando Juggernaut miró el libro, se sorprendió de que no conociera tal título.Chrollo y él se marcharon rumbo a la mansión, pues el guardaespaldas temía de que Chrollo se perdiera y esta vez no apareciera. Cuando llegaron, Isabella estaba ayudando a las sirvientas a preparar la comida, un comportamiento bastante normal en la madre del niño. El niño corrió emocionado hacia donde ella, observando a su madre divertirse con las sirvientes, las cuales parecían sus mejores amigas.—¡Mamá, mamá! ¡Mira lo que me regaló mi amiga Pitou! —Chrollo mostró el libro, causando una sonrisa en su madre.—¡Vaya que es un hermoso regalo, Chrollo! —Isabella tomó el libro, abriéndolo.Cuando Isabella abrió el libro, observó que estaba completamente plasmado a mano. La letra era cursiva, con una precisión y gramática impresionantes. Era una verdadera obra de arte, y temía que su hijo no lo entendiera. Lo que leyó en la dedicatoria, decía que estaba dirigida a: Chrollo Lucilfer. Pitou había rayado a la persona que fue dedicada el libro, escribiendo con una letra bastante tosca el nombre de su hijo.Isabella sonrió, admitiendo lo tierno del gesto por parte de la chica. Isabella le devolvió el libro a su hijo, hablando suavemente con él. Le dijo que debería tomar clases para entender el libro, pues la escritura era bastante compleja para él, que estaba acostumbrado al sistema de escritura occidental.—Pero mami, puedo leerlo —dijo Chrollo, leyendo un pequeño parrafo con dificultad, confundiendo algunas palabras.—Jaja, necesitas más practica cariño —dijo Isabella, despidiendo a su hijo para terminar de ayudar con el almuerzo.Los días fueron así mientras Gustav no estuvo. Constantemente preguntaba el estado de la mansión, no tomándole importancia a su familia, pues cuando estaba en época de viajes de negocios, su lugar como líder de la familia Lucilfer era primordial, por encima de su heredero y esposa.Habían pasado 24 días desde que Gustav se fue, y Chrollo regresaba del parque con Juggernaut. Juggernaut se miraba feliz, observando el comercial de Lady Nagant con Chrollo, quien le había contagiado el gusto por la canción de la chica. Chrollo hacía sonidos con su boca, imitando el ritmo de la canción, la cual descubrió que se llamaba "Tank!". La había buscado en internet, incluso pidiendo una copia de la canción en disco, colocándolo en su reproductor y jugando a ser héroe con la canción de fondo. Constantemente imitaba los movimientos de Lady Nagant, y viendo su participación en el festival deportivo de la UA en múltiples ocasiones. Observó su victoria aplastante contra otros estudiantes, y lo que le sorprendió fue que ella ni siquiera había usado su Quirk.Cuando llegaron a la mansión, Juggernaut se alarmó bastante. En la entrada, la limosina de Gustav estaba estacionada. Bajó rápido del carro, llevándose consigo al pequeño Chrollo. Entraron a la mansión, notando que no había ninguna sirvienta en el camino. Chrollo tuvo un mal presentimiento, pues la cara de Juggernaut estaba pálida y había empezado a sudar bastante.Escucharon los gritos provenientes del cuarto de los padres de Chrollo, lo que desencadenó un escalofrío por la columna vertebral de ambos. Juggernaut subió las escaleras, pidiéndole a Chrollo que se quede abajo. Cuando llegó al cuarto de donde provenían los gritos, lo que observó lo congelo.Gustav se encontraba golpeando a Isabella, con una velocidad infernal y que incluso Juggernaut no podía seguir. Gustav había activado su Quirk contra su esposa: "Brazos bala" le permitía a Gustav mover sus puños a una velocidad tremenda, pudiendo equipararse a una bala disparada por un rifle de francotirador. Una multitud de golpes con ese quirk era prácticamente mortal.Gustav notó a Juggernaut ahí, deteniéndose. Se paró, con su cara y manos manchadas de sangre. Tenía un rostro asesino, cosa que estremeció a su guardaespaldas más leal. Juggernaut se había encariñado con Chrollo, y al ver la cara del hombre frente a él, supo que Gustav estaba por hacer algo contra el pequeño.—Llama a Sato, dile que venga de inmediato —dijo Gustav, son Juggernaut obedeciendo de inmediato.—Pronto estará aquí —dijo el hombre, con nervios en su voz.—Trae al niño junto con Sato —dijo Gustav, mirando a su esposa con aquél rostro asesino.Juggernaut asintió, dándose la vuelta y bajando las escaleras hasta donde estaba Chrollo. Cuando llegó y miró al niño, su cuerpo se paralizó. La cara de preocupación que había en su rostro le hizo querer matarse en ese instante. El niño preguntó por su madre, pero el hombre no le respondió. Pronto, un anciano había llegado, con un rostro sereno y subiendo las escaleras. Juggernaut apretó los dientes, cargando a Chrollo y siguiendo al anciano.Sato había entrado primero, usando su habilidad "sanar" para recuperar a Isabella. Cuando Chrollo y Juggernaut entraron, miraron a Isabella en el suelo, sobre un charco de su propia sangre. Ya no tenía heridas, pero todo el dolor remanente por los golpes aún era palpable. Chrollo miró a su padre con las manos manchadas de sangre, y conectó los puntos.—¿No te había dicho que estabas castigado? —Preguntó Gustav, metiendo mucho miedo en su propio hijo.—P-perdón —dijo Chrollo, no pudiendo decir nada más por el pánico.—Chrollo, ¿Crees que un perdón soluciona las cosas? —Preguntó Gustav, causando que su hijo comience a llorar y temblar.—Por favor, no me pegues... —Dijo Chrollo, causando una risa pequeña en su padre.—No te voy a pegar, Chrollo —dijo Gustav, con una voz burlona—. Voy a golpear a tu madre, porque ella fue quien te dejó ir al parque. Gustav levantó a Isabella por su cabello, comenzando a golpearla frente a Chrollo, quien comenzó a gritar e intentó correr para ayudar a su madre. Con una mirada a Juggernaut, el hombre sostuvo a Chrollo, quien miró impotente como su padre masacraba a su madre a golpes. Cuando Isabella había comenzado a vomitar sangre, Sato la curó, no permitiendo que muriese.Chrollo gritó hasta quedar afónico, pero eso solo provocó que su padre se enfurezca más. Lo miró con irritación, observando aquella mirada llena de terror en su hijo. —¡Todo esto es tu culpa, Chrollo! —Dijo Gustav, enojado—. Si me hubieras hecho caso, tu madre no estaría pagando las consecuencias.Gustav siguió golpeando a su esposa, quien lo arañó en la cara para intentar alejarlo de ella, pero solo lo hizo enfurecer más.—¡¿Cómo te atreves a rasguñarme?! —La golpeó en el estómago con una ráfaga de puños, que hicieron a Isabella escupir mucha sangre—. ¡¿Cómo te atreves a desobedecerme?! ¡Tú solo me debías hacer caso!Chrollo no pudo apartar la mirada de su madre, quien se había desmayado a causa del shock. El dolor por el cuerpo de su madre era tan fuerte, que incluso Sato admitió que Gustav se había excedido.—Cúrala. Aún no he acabado —dijo Gustav, observando a Sato con ira.—A sus ordenes —dijo Sato, obedeciendo al hombre.Gustav despertó a Isabella de una bofetada, la cual le cortó el pómulo izquierdo por la fuerza con la que iba.—¿Ya te desmayaste tan pronto? ¿No fuiste tú quien aguantó un parto sin desmayarte? Deberías poder con esto —dijo Gustav, irritado.—P-por favor, p-para —dijo Isabella, provocando una risa en su marido.—¿Parar? No se puede parar esto, Isabella. Ese niño debe aprender a no ser caprichoso, y tú a no ser tan permisiva —Gustav le empezó a dar bofetadas a su esposa, cada vez más rápido, mientras pronto su ira se encendía de nuevo.—Suéltala... —Susurró Chrollo, horrorizado.—No lo haré —Gustav respondió, golpeando por una hora entera a su esposa, mientras que era curada constantemente por Sato.La tortura fue vista de inicio a fin por Chrollo, quien se había horrorizado a tal punto, que solo ver a su padre levantar la mano le hacía estremecerse. Isabella quedó tan pálida que parecía un cadáver andante. Su pelo se había comenzado a caer, pues el estrés era tan excesivo a causa de la constante curación forzada.—Bien, con eso acabamos el castigo —dijo Gustav, observando el piso completamente manchado de sangre.Sato estaba sudando a mares, pues la cantidad de veces que tuvo que curar a Isabella rondaba las cien repeticiones. Gustav observó a Juggernaut, entrecerrando los ojos. Juggernaut se estremeció, pues sabía que él sería el siguiente en ser torturado.—Luego pensaré en qué hacer contigo. Deja al niño en su habitación y cierra la puerta con llave. No cenará, está castigado —dijo Gustav, mientras salía de la habitación con rabia en su voz.Chrollo fue llevado a la fuerza a su habitación, donde fue encerrado bajo llave. Intentó salir, pero no lo logró. Estaba aterrado, la única imagen en su mente era la de su padre golpeando a su madre hasta que Sato la curase. Mientras lloraba, caminó por la habitación, intentando hallar consuelo en algo.Nada de lo que buscó pudo consolarlo, hasta que encendió su computadora, la cual se había suspendido en un video. El video se inició, y cuando escuchó aquella música, una sensación de esperanza surgió en él.El comercial de Lady Nagant se reprodujo, haciendo que el chico se siente a mirarlo. Mientras derramaba lágrimas y temblaba, miró a la heroína en la pantalla. Con su mente infantil, suplicó que saliera de su pantalla y lo ayudase, que rescatase a su madre de su padre, que lo salve. Quería que su heroína lo ayude, y que hiciera pagar a su padre.—Por favor, Lady Nagant, sálvame... —Suplicó el niño, mientras sus labios temblaban y su voz se quebraba a medida que sus suplicas eran ignoradas.En la pantalla, la imágen de Lady Nagant sonriendo de forma confiada se plasmó. Chrollo, observando aquella sonrisa, intentó imitarla. Lady Nagant era fuerte, era la mejor heroína. Era una genio, una absoluta prodigio que no necesitaba usar su Quirk para ganarle a los demás. Chrollo quería ser así de fuerte, así de valiente y genial como su heroína; pero sobre todo, Chrollo quería salvar a su madre, tal y como Lady Nagant salvaba a la gente.Necesitaba poder, necesitaba ser fuerte para ser como su heroína. Necesitaba tener la suficiente fuerza para que nadie lastime a su madre, para que nadie le pegara. Necesitaba aquella fuerza como para tener siempre esa sonrisa que su heroína portaba. Necesitaba, con todas sus fuerzas, ser como ella. Tal vez si era como ella, podría detener a su papá.Se armó de valor, e imitó la pose de Lady Nagant. Su sonrisa temblaba, a pesar de su mejor esfuerzo no pudo conseguir aquella sonrisa, la cual se desvaneció en una mueca de tristeza. La imitó, con una pistola formada con sus dedos, soplando un humo imaginario al igual que ella. La miró, y al observar esos ojos que transmitían tanta seguridad, llegó a la misma resolución que los demás niños; pero a diferencia de los demás, él estaba dispuesto a cumplirlo.—Quiero ser un héroe.