Nací en un remoto pueblo, a las afueras del Reino del Norte. Mi madre, una mujer fuerte y compasiva, me crio sola después de que aquellas bestias humanoides acabaran con la vida de mi padre. Desde aquel día, juré proteger a los inocentes y erradicar la maldad que se escondía en las sombras de nuestras tierras. Cada monstruo que caía bajo mi espada era una victoria, una liberación. Luchaba por aquellos que no podían defenderse, por aquellos que, como yo, habían perdido a sus seres más queridos.Dia 1Hoy me adentré en una cueva, extrañamente cuadrada, iluminada solo por la tenue luz de una antorcha que profundizaba en la oscuridad como una garganta abierta. Los ecos de los gritos de mi gente atrapada allí retumbaban en mi mente, recordándome por qué debía continuar. Mi espada se hundió en carne y hueso, y los aullidos de los monstruos que caían se transformaron en una extraña satisfacción: estaba cambiando el destino de mi pueblo.En otra cueva, encontré sus nidos, llenos de crías repulsivas, aquellas criaturas que nunca llegarían a crecer y convertirse en una amenaza. Un golpe certero bastó para exterminarlas. El triunfo se mezcló con la tristeza. ¿Qué tipo de mundo sería este sin guerreros dispuestos a hacer lo que otros no podrían?Dia 12He recorrido tierras olvidadas y he visto horrores indescriptibles. Sin embargo, hoy algo extraño sucedió. Los monstruos que encontré en esta zona no se defendieron. Estaban demacrados; sus pieles verdes habían sido reemplazadas por otras de colores diversos, y sus ojos, vacíos de convicción, ahora reflejaban... ¿miedo? ¿Desesperación? Uno de ellos, herido, intentó comunicarse en un lenguaje extraño, pero lo que entendí fue claro: rogaba por su vida.Ignoré sus súplicas. El deber de un héroe no es fácil ni agradable, como muchos imaginan. La espada desciende, la carne se separa, y el ciclo de destrucción se perpetúa. Mi conciencia, enterrada bajo el peso de mis promesas, calló.Dia 36El tiempo ha pasado, y las sombras ahora me siguen, incluso en mis sueños. Anoche, una de esas bestias peladas en particular me miró fijamente y susurró una palabra: "familia". Me desperté sudando, desbordado por una sensación de inquietud. ¿Por qué luchaba? ¿Realmente estaba salvando al mundo, o simplemente lo estaba destruyendo? ¿Eran monstruos, o algo mucho más complejo de lo que imaginaba?Sus ojos. Esos ojos hundidos que me observan desde la oscuridad. No puedo olvidarlos. Son los mismos ojos que veía en el espejo después de perder a mi padre.Dia 42Al final, queridos lectores, las bestias de piel verde me capturaron. No me comieron. En cambio, me ataron y me hicieron desfilar ante los ojos de esas bestias peladas. En una grotesca procesión, vi sus hogares, sus crías y hembras mientras caminaba. Me encerraron en una celda, con barrotes de acero que resonaban con cada movimiento. Pensé que mi final había llegado, pero no fue así. Me enseñaron a hablar su idioma. Entonces me dijeron que esos monstruos tenían familia y, claro, se reproducían de algún modo. ¿De qué demonios hablan ahora? Actúan como si fueran civilizados, con traje y corbata, esos cerdos pelados.Demonios, creo que me quedaré mucho tiempo aquí, pero los tengo a ustedes, ¿verdad? ¿Me siguen admirando? ¿Quién leerá este estúpido diario? Púdranse. Yo sé que hice lo correcto...