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Chapter 16 - Daniel y Elaine

ALEJANDRO SCOTT

El doctor entró al cuarto, venía acompañado de una enfermera.

— Salgan todos por favor.

— Doctor.

— Alfa Alejandro, salga por favor.

Salí, afuera me esperaba una enfermera que limpió mis heridas y las vendó.

Una hora esperando hasta que por fin salió el doctor.

— Alana, está estable. Voy a hacerle unos exámenes de sangre y un ultra sonido para ver el estado del bebé. Por los momentos, ella está estable. La llevo a la clínica en este instante.

— Está bien.

Cargué a Alana en mis brazos. Mi padre estaba afuera esperando en el auto. La llevé a la clínica. Ella seguía dormida.

Llegando a la clínica ella abrió sus ojos.

— Alejandro, sabía que vendrías. El bebé está muy débil, ayúdalo. Ana y Elaine, que ellas me ayuden.

—¿Ana y Elaine?

— Ellas son hadas.

— Voy a enviar por ellas.

En la clínica el doctor le hizo varias pruebas y un ultrasonido.

— Tiene anemia y su bebé está muy débil y temo lo peor. Ella se quedará aquí bajo observación.

— Ale, puedes regalarme un abrazo, en serio que lo necesito.

La abracé y ella empezó a llorar. Lloró tanto hasta que se quedó dormida.

Mi padre entró.

— Ya está aquí Daniel con sus hombres y nuestros hombres.

Salí de la clínica.

—¿Cómo está tu Luna?

— Estable, el bebé es quién está en peligro aún.

— Creo que me retiro.

— Primero que te revisen y te curen, igual a tus hombres. Es lo menos que puede hacer mi manada por ti. Gracias por tu ayuda, y no dudes en pedirme ayuda cuando lo necesites.

— Está bien, lo único que te voy a pedir es comida, ando un hambre feroz.

— Dio la orden de que se preparará un bufete de comida y alimentará bien a los hombres lobos guerreros de ambas manadas.

Por la noche, Ana y Elaine ya estaban en la manada.

— Gracias por venir.

— El chico que enviaste por nosotras nos explicó y nosotras le tenemos un gran cariño a Alana.

Ellas entraron a la clínica. Alana estaba despierta. En cuanto las vio, ella sonrió.

— No hay necesidad de hablar, sabemos lo que podemos hacer.

Ellas extendieron sus manos hacia el vientre de Alana y una energía salía de sus manos.

— ¿Qué hacen?

— Alejandro confío en ellas.

Me acerqué y le tomé la mano a Alana. Daniel abrió la puerta y se sentó a ver a Elaine.

Una hora después Ana y Elaine terminaron su pequeño ritual de hadas.

— Tu bebé ya está bien. Usamos nuestro poder sanador.

Elaine abrazó a Alana.

— Amiga mía, te extrañé.

— Yo también, gracias por curar a mi bebé. Ya lo siento fuerte— Alana empezó a llorar.

Daniel se puso de pie y tenía un brillo en sus ojos, Me di cuenta de que él había encontrado a su destinada.

DANIEL

Me acerqué a la chica hada.

— Tú eres mi mate.

— ¿Quién eres tú?

Alana la vio y sonrió.

— Elaine, te presento a Daniel, alfa de los lobos rojos, quien me ayudó a rescatar a Alana— Alejandro me presento a Elaine.

— Un gusto conocerte Daniel.

— Podemos hablar afuera— le pregunté.

— Elaine, ve con él. Si él me salvó es buen partido para ti.

— Pero yo no ando buscando novio. Vine por ti.

Elaine me acompañó.

— Tú eres mi mate, mi mate es una hermosa hada.

— Si soy un hada, solo que no quiero relaciones tóxicas. Estoy acostumbrada a ser una hada solitaria e independiente.

— Déjame cortejarte.

—A penas te conozco.

— La Luna trazó nuestros caminos. Casualidad tu eres la amiga de Alana, la luna de esta manada y yo soy amigo muy íntimo del alfa de esta manada. No es una casualidad, sino el destino.

Elaine se puso un poco sonrojada y dio una sonrisa mordiéndose los labios.

—Bueno, voy a hablar con mi amiga. Si ella da buenas referencias, tendremos una cita, por los momentos creo que ser amigos basta.

Me sentía feliz.

Salió Alejandro del cuarto.

— ¿Cuándo te regresas a tu manada? ¿Mañana?

— Alejandro, podemos hablar en privado.

— Si

Elaine entró al cuarto con Alana.

— Ella es mi Luna, no puedo irme ahora ni mañana sino hasta que me acepte. Ella es amiga de tu Luna, dile Alana que de buenas referencias de mi.

— Desde que entraste con esos ojos brillante como cachorro pidiendo comida, supe que Elaine era tu mate. Suerte con ella. Puedes quedarte cuando tiempo quieras, pero recuerda que tú manada no puede estar sola.

— Gracias.

ALANA QUANT

— Él es buen chico. Si ayudo a rescatarme sin conocerme, eso habla mucho de él. Te imaginas tendríamos una cita doble.

— Alana, apenas lo conozco.

Le expliqué un poco sobre los hombres lobos, y la importancia de su mate en su vida.

— Aún así, apenas lo conozco.

— Dale una oportunidad y no te vas a arrepentir.

— Segura, que él es buen chico. Te imaginas la locura de una hada con un hombre lobo, como van a salir nuestros hijos.

— Primero conocerlo, después piensa en los hijos. Quédate con Ana a vivir aquí, te pido que permanezca a esta manada aunque no seas una loba.

— No creo que Ana quiera, a ella le gusta ayudar con su hogar de acogida. Ella tiene trazada su vida.

— ¿Y tú?

— Déjame pensarlo.

Al día siguiente me dió de alta el doctor. El bebé está fuera de peligro. Los poderes curativos de Elaine y Ana me ayudaron a que mi bebé recuperará su vitalidad.

Sali con Elaine a dar un paseo, Alejandro y Daniel andaban como perros falderos.

— Alejandro, voy a estar bien. Quiero un momento con mi amiga.

Ana ya había regresado a la gran ciudad, mientras que pude convencer a Elaine que se quedara un poco más en la manada.

— Si te pasa algo, no me lo perdono.

— Elaine, es imposible que suceda algo con estos dos detrás.

— No importa, demos un paseo los cuatro.

—Segura.

— Si.

— Ustedes dos, acerquénse. Demos el paseo los cuatro.

Alejandro y Daniel estaban felices.