Tras varios meses de intenso entrenamiento, Azrael y el Primer Sol Creciente emprendieron un patrullaje por las afueras del castillo. La atmósfera era tranquila, aunque cargada con la tensión que siempre acompaña a dos guerreros de su calibre. De pronto, entre las sombras del paisaje, surgió una figura inesperada, alguien que ambos reconocieron de inmediato, el Sabio con ayuda aun desconocida pudo obtener la espada drakon.
Azrael frunció el ceño, mientras una leve sonrisa sarcástica se dibujaba en su rostro.
Azrael: Vaya, vaya… Nunca pensé volver a verte, como es posible que no supiera que venías?
El Primer Sol Creciente estrechó su mirada, empuñando su arma con precaución.
Sabio: ¡Azrael, hijo de perra! ¡Mira lo que tengo aquí!
Azrael se detuvo en seco, al igual que el Sol Creciente 1.
Con el rostro pálido y sudor en la frente, Azrael habló, con una mezcla de incredulidad y temor.
Azrael: ¿Cómo es posible…? ¿Cómo puedes tener la Espada Drakon? ¡Ni siquiera yo fui capaz de hallarla!
Sabio: digamos que alguien me ayudó, y como la espada me protege de la omnisciencia no te diste cuenta, me ayudó un ser bastante poderoso pero no diré nombres, él también está protegido de la omnisciencia.
Azrael: ¡Estás loco! ¡Esa espada puede destruir el tiempo y el espacio incluso la existencia de los 5 dominios!
Sabio: ¿Y acaso eso ha sucedido? No… verdad?
Azrael: tsk…. ¡Eres realmente una molestia!
El Sabio levantó la Espada Drakon, y el suelo comenzó a temblar bajo sus pies. Las montañas se agrietaron, y el cielo se oscureció.
Azrael: Mierda… Esto es malo. ¡Oye, Sol Creciente 1! ¡Necesito tu ayuda aquí!
Sabio: Oh, ¿y si empiezo contigo, Sol Creciente 1?
Alzó la espada y la apuntó hacia él.
Sol Creciente 1: ¿Crees que puedes alcanzarme solo con apuntarme?
La espada se duplicó y apareció detrás de él. A una velocidad irrelevante, el Sol Creciente 1 logró esquivarla, pero la espada se movió de nuevo, lanzando rayos destructores que dejaron el campo de batalla en ruinas.
Azrael: ¡Mierda! ¡Esto sí es malo! ¡Viejo de mierda!
El Sabio, poseído por el poder de la Espada Drakon, comenzó a desatar una masacre. Elimino a todo ser vivo a su paso. Incluso a sus aliados de las sombras compuesto por 500 millones de soldados que hasta ese entonces seguían órdenes, 15 millones cayeron ante el poder de la espada. Solo Erika logró esconderse con un hechizo que la hizo completamente invisible, ocultando su presencia y su magia. En un instante, todos los soldados del reino de Sombrafel fueron aniquilados.
Azrael: ¡Viejo de mierda! ¡Nevaeh! ¡Vete de aquí ahora! —gritó desesperado.
Nevaeh: ¿P-pero Azrael…?
Antes de que pudiera reaccionar, Azrael bajó la mirada y vio que la espada lo había atravesado.
Azrael: Mierda… Ni siquiera vi venir esa maldita espada. ¿A qué velocidad se supone que se mueve? Y… ¿me está drenando magia? Aunque sea infinita, me está debilitando.
El Sol Creciente 1 apareció detrás del Sabio y le propinó una patada tan brutal que lo lanzó kilómetros lejos, dejando un cráter en el suelo donde cayó.
Sol Creciente 1: ¡Vamos, Azrael! ¡Quítate esa duplica de la espada y cúrate!
Azrael arrancó la espada de su torso, aunque sus manos temblaban por el daño que le causaba, y usó su poder para sanar sus heridas.
Azrael: Esto no será fácil. Esa espada no solo destruye conceptos, sino que es capaz de borrar la existencia de los Cinco Dominios y los reinos. El Quinto Dominio es inaccesible incluso para mí, y no tengo idea de lo que contiene.
Sol Creciente 1: No hace falta que me lo expliques. También poseo omnisciencia, pero no puedo saber nada de ese dominio.
Nevaeh: ¡Ahora es mi momento de actuar! Magia de portales dimensionales divinas! Liberación!
Desde la tierra hacia arriba salieron 5 portales que protegían al castillo de ser destruido.
El Sabio, recuperado por el poder de la espada, volvió a la batalla, montándose sobre ella como si fuera un vehículo. La espada era tan rápida que pasó rozando el rostro del Sol Creciente 1, dejando una fina línea de sangre en su mejilla antes de destruir uno de los portales divinos que Nevaeh había invocado.
Sol Creciente 1: ¿Es capaz de destruir un portal divino…? Esto es malo…
Azrael: ¡Cállate y céntrate!
Sabio: ¡Vais a morir! ¡Mi hermano era una buena persona, y tú, Azrael, lo mataste sin piedad! ¡Monstruo!
Azrael: ¡El monstruo eres tú, loco! ¡Despertaste el poder de la espada que los Cuatro Dioses sellaron por una razón!
Sabio: ¡Muere!
El Sabio desató un aluvión de ataques. La espada se movía a una velocidad inimaginable mientras lanzaba rayos de energía destructora desde el cielo. Azrael esquivaba con rapidez, aunque cada vez era más difícil seguir el ritmo.
El Sol Creciente 1 aprovechó la oportunidad para atacar al Sabio, pero este respondió con un contraataque preciso que lo obligó a retroceder.
Sol Creciente 1: ¡Es imposible tocarlo! ¡Y pensar que es solo un sabio que no sabe luchar!
Azrael: ¡Pero tiene la espada todopoderosa!
Sol Creciente 1: ¡Lo sé, joder!
En medio del caos, una de las espadas duplicadas logró alcanzar a Azrael, atravesándolo. Otras tantas cayeron encima de él, inmovilizándolo.
Nevaeh: ¡¡AZRAEL!!
Azrael: Mierda… Menos mal que mi poder sombrío pudo protegerme, o estaría muerto.
Sol Creciente 1: Ya estoy harto de esto…
El Sol Creciente 1 reapareció al lado del Sabio, iniciando un intercambio de golpes frenético. Aunque el Sabio no era un guerrero experimentado, el poder de la espada compensaba su falta de habilidad, convirtiéndolo en un rival prácticamente intocable. El choque de sus ataques amenazaba con derrumbar el reino entero.
Azrael, recuperado, se unió a la pelea. Ambos lograron sincronizarse, y finalmente Azrael encontró un momento para golpear al Sabio, haciéndolo caer al suelo.
Sol Creciente 1: ¡Ahora!
El Sol Creciente 1 inmovilizó al Sabio sujetándole los brazos mientras Azrael lo golpeaba repetidamente en el rostro. Cada golpe hacía que brotara sangre en torrentes, suficiente para llenar varios cubos, pero la espada restauraba el daño casi al instante.
Azrael: ¡Atadura sombría!
Cadenas negras emergieron del suelo, envolviendo al Sabio y dejándolo completamente inmóvil.
Sol Creciente 1: ¡No perdonaré tal insolencia!
Antes de que pudiera actuar, Azrael se adelantó, cegado por la ira, y continuó golpeando al Sabio sin descanso. A pesar de que ya estaba atado e indefenso, Azrael seguía atacándolo con furia descontrolada, la espada se cayó de las manos del sabio.
Azrael: ¡Viejo de mierda! ¡Deja de causar problemas!
Sacó una espada sombría y comenzó a apuñalarlo una y otra vez, incluso después de que el Sabio ya estaba muerto. La sangre brotaba como una fuente inagotable, y Azrael seguía hasta que el cuerpo quedó irreconocible, destrozado por completo.
El Sol Creciente 1 se levantó y lanzó un rayo divino que desintegró los restos del Sabio, asegurándose de que no quedara nada.
Azrael: Si hubiera sabido luchar, estaríamos muertos.
Sol Creciente 1: Sin duda alguna… Sí.
Ambos se quedaron en silencio, mirando el caos que los rodeaba. Habían ganado, pero el costo del poder de la Espada Drakon se sentía como una sombra que amenazaba con algo aún peor.