Las Anárquicas, conocidas también como las zonas neutrales, es un conjunto de zonas salvajes y peligrosas, comúnmente habitadas por monstruos, bestias o tribus violentas. En sus interiores se pueden encontrar ruinas de antiguos reinos o ciudades, mazmorras llenas de tesoros y secretos, recursos de todo tipo e incluso ciudades de ladrones y saqueadores. La zona llamada, Las tierras manchadas, es la más famosa e importante ya que separa a las dos grandes facciones y evita que sus guerras se prolonguen.
Las tierras manchas es el lugar en donde los expedicionarios sin estandarte cruzara para llegar a las Ruinas del Gran Bastión, pero ir con el equipo militar de la Liga atraería mucho la atención y en el peor de los casos desencadenar iniciaría otra guerra, es por eso que Néstor, y los otros tres caballeros, guardaron sus armaduras en piedras cobres y se equiparon con rústicas armaduras de cuero, guantes y botas. A excepción de la clerigo, ella aún seguía equipada con su túnica básica, cota de malla, bata y guantes de cuero, aunque estos últimos parecían garras.
El equipo cruzó los reinos de la Liga montado en pegasos hasta chocar contra la frontera, momento en que desmontaron y acamparon antes de ingresar a Las tierras Manchadas. Al frente de la hoguera, el grupo se mantuvo en silencio, hasta que Nestor rompió el silencio.
"Caballeros de la primera Orden, mañana nos adentraremos a las tierras manchadas, guiados por el mapa que el comandante supremo me otorgó. Nos enfrentaremos a muchos peligros, tanto por aire como por tierra, así que deben estar listos"
Los caballeros se miraron entre sí y asintieron con la cabeza.
"Bueno, ahora si puedo relajarme un poco" Dicho esto el paladín estiró los brazos y se recostó. "Háganlo también, mis compañeros, están muy tensos desde que salimos del cuartel. Aún no conozco sus nombres, por favor preséntense.
Los caballeros volvieron a miraron entre sí, y la semimediano hablo.
"Mi nombre es Miel, caballera raso de segundo rango"
"¿Miel?" dijo Nestor. "Como la miel de abeja"
"Si señor, a mi padre le gustaba mucho la miel y…"
"¿Tu padre es un mediano o un hombre alto?"
"Perdón"
"Lei los registros, sé que eres una semimediana. Por lo que te pregunto si tu padre es un mediano o un hombre alto"
Miel bajó la cabeza. "M-mi padre es un hombre alto, y mi madre una mediana"
"Oh, y cómo fue que se conocieron tus padres, cómo fue que fuiste concebida"
Miel se puso roja, algo que todos notaron.
"Eso fue muy impertinente, Nestor" dijo la fanurk cleriga. "No tienes por que responder, chica"
"No" Miel levantó la mirada. "Lo dire abiertamente. Mi madre trabajaba como camarera en un bar de su ciudad para cuidar de mi abuela, que estaba enferma. Mi padre era un aventurero no muy bueno, pero tampoco malo. Todas las mañanas y noches mi padre visitaba el bar, no solo por la comida sino también por mi madre, él, constantemente la acosaba con coqueteos e incluso le levantaba la falda cuando se le acercaba. A mi madre no le importaba, era su trabajo y tenía que mantener a gusto a los clientes. Una noche, luego de cerrar el bar, mi madre fue atacada por mi padre, quien estaba muy borracho. Debido a la diferencia de tamaños y fuerza, mi madre no pudo hacer nada y… fue violada toda la noche. Las medianas son fácilmente confundidas por adolescentes o niños, y mi madre se parecía mucho a una amiga de la infancia de mi padre, quizás por eso fue que sintió atracción por ella en primer lugar.
"Vaya, imagino que tu madre lo denuncio a las autoridades"
"No. Al día siguiente, cuando mi padre recuperó su lucidez, quedó impactado por lo que había hecho y como una forma de subsanar su error, le pidió matrimonio a mi madre. Ellos se casaron ese mismo día, luego mi padre dejó las aventuras para trabajar en el bar, colaboró con la recuperación de mi abuela hasta el día de su muerte y apoyó a mi madre en todo. Sé que no era un mejor de los hombres, pero hizo algo bueno al final"
"Si tú lo dices, debió ser duro para ti enterarte de todo esto"
"No tanto, de cierta forma ya lo suponía" Miel bajó la cabeza. "Ellos son muy cariñosos y ruidosos de noche, tanto que a veces yo y mis once hermanos no podemos dormir bien"
"Oh, vaya, jardinero. ¡Ejem!… Alguien más quiere compartir su historia"
La semielfa habló.
"Mi nombre es Faly, caballera raso de segundo rango Y… soy una semi efla. Mi padre es un elfo y mi madre una humana"
"¿Cómo se conocieron y te concibieron?"
"Bueno. Mi madre es hija de una familia de mercaderes, cuando visitaron el país de los elfos fueron escoltados por un grupo de elfos, entre esos elfos se encontraba mi padre. De regreso, el carruaje fue atacado por un grupo de bandidos, mi padre protegió a la familia de mi madre, hasta que fue herido por una flecha envenenada. Como estábamos muy lejos del país de los elfos mi abuelo acogió a mi padre en su casa mientras se recuperaba y digamos que a mi madre le gustó la idea. A ella le gustaban mucho los elfos y tener a un herido en su cama le resultaba muy estimulante. No le fue difícil acercarse al elfo de forma íntima. Todas las mañanas mi madre lo esperaba íntimamente, en las tardes ella le daba de comer y en las noches dormian juntos en secreto. Hasta que mi madre quedó embarazada. Mi abuelo enfureció, obligó a mi padre a casarse con mi madre, siendo ahora una feliz pareja"
"Dices que lo obligó"
"Sí, mi abuelo me contó cómo casi castro a mi padre con una hacha de hierro. Y el día de la boda lo estuvo apuntado con una ballesta durante toda la ceremonia"
"Ah, qué tradicional" Nestor miró al semienano. "Solo faltas tu compañero, vamos presentes y cuéntanos tu historia"
El semienano mantuvo una expresión seria y un poco amarga, pero, aun así, contesto.
"Mi nombre es Drimgi, caballero raso de tercer rango. Mi padre es un enano, un guerrero tumba gigantes, y mi madre una humana, una prostituta del reino Dertan. No hay nada más que decir"
"Oh vamos, seguro que tienes algo que compartir con nosotros"
"… Solo una cosa, mi deseo de matar al Animal del Caos, el asesino de mi padre"
Animal del Caos, un nombre que todo caballero de la primera orden escuchó y temió una vez.
"El animal del Caos, el guerrero del caos más poderoso de la Legión. No crees que es mucho para un caballero raso"
Drimgi se enojó. "Y tú que sabes, paladín, solo eres un humano arrogante como todos los demás. Nos humillas con tus preguntas, burlándote de nuestro mestizaje"
Miel y Faly no dijeron nada, pero su expresión decía que están de acuerdo con Drimgi. Algo que la fanurk, se percató al instante.
Ella golpeó su báculo en el suelo, avivando las llamas de la fogata para luego hablar
"Mi nombre es Liran, clériga de la academia de Oración" Liran se quitó el velo mostrando sus cuernos y agarró a Nestor del cuello. "Y él es mi hermano de sangre, Nestor. Ambos somos hijos de un humano y una fanurk, una mujer cabra si no conocen el termino.
Los tres caballeros se sorprendieron con esta revelación, pero también se mostraron incrédulos porque Nestor no presentaba rasgos caprinos a diferencia de Liran.
"Así es" dijo Nestor. "Soy mitad cabra, permítanme demostrarlos"
Nestor agarró una piedra y le dio un fuerte cabezazo, reventado la piedra en pedazos.
"Ven, aunque no tenga cuernos, mi cabeza más dura que la roca"
En ese momento la cabeza de Nestor comenzó a sangrar, su cráneo no se rompió, pero sí se abrió su cabeza lo que asustó a todos. Liran usó su magia para curar la cabeza de su hermano y luego se disculpó con todo el grupo.
"Lamento la impertinencia de mi hermano, como ya se habrán dado cuenta el no muy listo que digamos" Liran se colocó el velo nuevamente y miro a todos sus compañeros con sus ojos sombríos. "Esta es nuestra historia. Nuestro padre nació en una familia de magos muy prestigiosa, pero a él no le atraía aprender artes mágicas, sino cultivar la tierra y cuidar a los animales. Se convirtió en un mago verde y abandonó su familia para vivir en una granja, fue hay que conoció a nuestra madre"
La expresión de los caballeros se puso extraña al pensar que el padre de los dos tuvo sexo con una verdadera cabra.
"No" dijo Liran. "Mi madre no es una cabra, muy cerca de la granja había una comunidad de Faurks, fueron ellos quienes le vendieron la granja. Mi madre era parte de esa comunidad, pero a diferencia de los demás ella era una Fanurk sagrada, una variante que solo nace luego de cien nacimientos. Debido a su naturaleza divina, los emisarios de la Luz se la querían llevar, pero mi padre se interpuso quitándole su virginidad en frente de todos los emisarios" Liran sonrió de forma sombría. "Mi madre siempre nos contaba la historia de cómo humilló a los emisarios que querían secuestrarla, claro, luego hubo problemas con la comunidad y la inquisición, pero gracias a la familia de mi padre todo se solucionó"
Drimgi mantuvo su expresión seria una que estaba sudando un poco, luego preguntó.
"¿Por qué tu hermano es humano?"
"Eso es simple, normalmente la combinación entre de razas humanoides con razas ferales dan como resultado un feral o de demi humanoide/feral, pero en casos muy raros nace un humanoide con rasgos ferales. Como mi hermano Nestor, es un humano, con los huesos duros de un Fanurk" Nestor asintió con la cabeza. "Todos en este grupo somos los raros de la orden, mestizos, híbridos, demis y demás apelativos que nos pueden, o no, hacer daño. En lo personal me tiene sin cuidado como quieran verme, nunca me importó, me gradué de la academia siendo la secta mejor porque alguien me negó un caramelo, obtuve el título de santa al obrar milagros de curación en aldeas olvidadas y perdí mi virginidad con el asqueroso sacerdote de mi comunidad" Liran miro a Drimgi. "Asi que, compañero enano, no somos muy diferentes y mi hermano no es un humano arrogante, sino un humano muy torpe"
Liran golpeó el hombro de Nestor, incitándolo a que se disculpara.
"Oh, sí. Perdona si mis palabras y preguntas los incómodos, solo quería estrechar un lazo de confianza ya que estaremos juntos por varios días"
"No hay problema" "Sí, no es la primera vez" "Como sea"
La fogata siguió ardiendo, pero solo para dar calor con la fría noche que se acerca. Las palabras de Néstor pueden haber provocado discordia en el grupo, pero por suerte fue todo lo contrario y justo como dijo Liran son el grupo de raros de la Primera Orden de caballería.
"Oye Drimgi" dijo Nestor. "¿En verdad quieres enfrentarte al Animal del Caos?"
"Sí, ese monstruo tiene una deuda de sangre con mi familia"
"Pero aún eres joven, en los estándares enanos, y un caballero raso. No crees que deberías ser más fuerte antes de enfrentarte a la Animal del Caos"
"El tiempo no iguala al poder del espíritu, mi destino es enfrentarlo y cuando lo encuentro lo aré sin miedo. Pero en estos tiempos de paz aún es muy pronto para que nuestros caminos se crucen. Cuando comience la guerra, será la señal para nuestra batalla"
"Nadie puede predecir el destino, mi amigo, ni siquiera los dioses, pero descuida cuando terminemos esta misión de seguro subirán en la jerarquía y te volverás más fuerte"
"Je, la jerarquía no es equiparable a la fuerza, pero te agradezco humano"
Dicho esto y luego de comer un poco, el grupo de expedicionarios apagó el fuego y fueron a dormir.
…
En una gran cueva ubicada en el bosque sombrío, zona boscosa de las Anarquicas, Elora despierta de una terrible pesadilla que la obligó a revivir nuevamente su aislamiento en la Torre misteriosa. Desde que se enteró de que estaba yendo hacia las ruinas del Gran Bastión, no ha dejado de soñar con aquella torre y de cómo perdió sus tres tesoros.
A su costado descansaba el señor de los cielos, Amaru. Había volado por tres días consecutivos llevando a Gromak y a los demás y ya estaba muy cansado como para continuar, así que descendió y se durmió sin importarle los gritos de Gromak o las súplicas de Elora.
"Señor de los cielos…" dijo Elora agitándolo con sus manos. "¿Sigues dormido?"
Amaru no respondió, solo inhalo y exhalo formando pequeños vientos en su nariz.
"Descansar de vez en cuando, no está mal, creo"
Elora había aprendido a dormir poco, con solo tres horas de sueño era más que suficiente, pero si ella quería podía seguir durmiendo corriendo el riesgo de tener el mismo sueño otra vez. Lamentablemente, el pelaje de Amaru es muy suave y cálido, casi un somnífero al tacto, Elora se vio tentada por el sueño hasta que un extraño ruido la sacó de su trance y atrajo su atención.
En lo profundo de la cueva, cerca de la fogata que Gromak encendió para calentarlas, se escuchó unos pequeños y grandes gritos agudos seguidos de fuertes golpes palpables. Por curiosidad, Elora fue a ver lo que estaba pasando, encontrando a su madre y Gromak juntos en extrañas posiciones. En su mente inocente, Elora pensó que Gromak estaba castigando a su madre, apuñalando sus partes íntimas con lo que parecía ser un cuerno de carne.
Elora observó a su madre arriba, otra vez a veces abajo, al costado o levantada entre los brazos de Gromak. Elora nunca antes vio algo como esto, se parecía mucho a los juegos que las aves realizaban atrás de su ventana, sintiendo un pequeño cosquilleo en su interior.
Como no quería volver a dormir, decidió quedarse y observar, qué era lo único que había aprendido a hacer.
La elfa no paraba de gritar y suplicar, pero su expresión, aunque euforia y agónica, refleja alegría y placer con cada apuñalamiento. Hasta que la elfa madura comenzó a moverse por sí sola, moviendo las caderas con pasión, torturándose a sí misma.
Una expresión rara que nunca había visto.
A la mañana siguiente, Gromak salió de cacería dejando a Elora y Amya solas, Amaru no parecía querer despertar, así que Elora fue a ver a su madre para preguntarle por qué el amo la había castigado tanto anoche.
Al costado de la fogata, Elora la encontró leyendo un extraño libro negro mientras estrangulaba una serpiente con su mano.
"Denegar" dijo Amya y la serpiente abrió la boca. "Fuerza, rota" El cuello de la serpiente se torció. "Carajo, otra vez fallé"
"¿Madre, que estás haciendo?"
"Estoy forjando nuestro futuro hija, no me interrumpas" Amya agarró a la serpiente y dijo. "Reanimar cadáver fósil" y la serpiente volvió a moverse.
"¿Estás ocupada? ¿Quisiera preguntarte algo?"
"¡Estoy muy ocupada!" Dijo con fuerza, asfixiando a la serpiente. "Tengo que practicar y aprender para ser libres como antes"
"¿Como antes?"
"Sí, como antes de que nuestra ciudad fuera destruida y, cuando solo estuvimos nosotros dos, y… ¡Agh…!"
"Madre, ¿estás bien? ¿Te duele la cabeza?"
"Sí, me duele"
Elora pegó su frente junto con la de Amya, transfiriendo su energía hasta apaciguar su dolor.
"¿Ya está mejor?"
"Sí, gracias hija, no sé por qué me duele tanto si no estoy usando mi magia. Solo la magia almacenada en este grimorio. De cualquier forma, necesitó privacidad para perfeccionar mi nuevo arte mágico, se supone que debe usarse un ser vivo, pero lo único que conseguí fue esta serpiente"
"Está bien madre, no te estorbare más"
"Gracias"
Amya agarró con fuerza a la serpiente, repitió los cánticos otra vez, matando con agonía a la serpiente, pero reanimándolo nuevamente. Con cada palabra, sus dedos comenzaron a oscurecerse como si se estuviera quemándose. Pronto la cueva comenzó a oler a muerte, por lo que Elora salió para tomar un poco de aire y mirar el bosque sombrío.
Según comentó Gromak, el bosque sombrío ha sido el hogar de las bestias más salvajes y sanguinarias de todo Nobelium. Desde que el dios Graimdal los creó en la segunda era, no amparado de multiplicarse y evolucionar, pero no todas las bestias de este bosque son salvajes, de entre las más evolucionadas y civilizados se encuentran los teriántropos, u hombres bestias para los más ignorantes, bestias humanidades con gran inteligencia y raciocinio que poco a poco fueron controlados su lado salvaje para bien… o para mal.
Entre las tribus y clanes de teriántropos, el clan de las arpías rojas son una de las más salvajes y sanguinarias de todos los hijos de Graimdal. No temen a nada, quizás por valentía o por estupidez, nadie lo sabe porque una vez que comienza su frenesí de sangre pocos son los que han sobrevivido para contarlo.
Elora contempla el paisaje del bosque, hasta que un extraño punto rojo apareció en el cielo. Descendió en picada, aquella bestia roja extendió sus alas y aterrizó con fuerza levantando la tierra sobre sus garras. Elora no tuvo miedo, porque aquella bestia era Ari la arpía, una conocida de quien no sentía intenciones hostiles.
"Hola pequeña elfa, nos vemos otra vez" dijo con una sonrisa.
"Ah,si, hola. ¿Cómo estás?"
"Bien, el clan me felicitó por terminar tan pronto mi trabajo. Incluso me dejó dar el primer bocado de la cacería de inauguración"
"Oh, bien por ti"
"…"
Ambos miraron el paisaje del bosque verde, Ari no dijo nada y eso incomodó a Elora
"Bueno… ¿Se te ofrece algo?"
"Ah, casi lo olvidaba. Este, te gustaría realizar un ritual de sangre"
"¿Qué?"
"No es nada peligroso. Es solo ritual para invocar la bendición divina de la diosa de la sangre y la violencia"
"La diosa de la sangre, no sé. Tendría que pedirle permiso a mi amo o a mi madre"
"Oh, pero por lo que puedo oler no creo que sea buena idea entrar a la cueva en este momento"
"Sí, mi madre se encuentra ocupada, no deseo molestarla."
"Sí, además, ese goblin gigante se fue a cazar y dudo que regrese pronto"
"Sí, pero…"
"No hay peros. Es solo un ritual inofensivo, no te pasará nada confía en mí"
Elora miró los ojos de Ari, decía la verdad, pero aún no le había dicho toda la verdad. Aun así un ritual no haría mucha diferencia, cuando vivía en la torre su madre le comento que solo los magos pueden hacer rituales y que esa es una bendición que solo los elfos podían realizar. Sabiendo esto, Elora pensó que aquella arpía solo quería jugar con ella, realizando un ritual que no funcionaria porque ella no es una elfa o un mago.
"Está bien, Ari. ¿Qué tengo que hacer?"
"Estupendo" dijo extendiendo sus alas. "No tienes que hacer nada, solo quédate quieta"
Elora asintió con la cabeza.
Ari sacó un conejo blanco de entre sus plumas, estaba atado cuidadosamente para que no sufriera mucho, luego, usando la garra del pulgar de una de sus alas, le cortó el cuello y con su sangre dibujó un círculo alrededor de Elora. El círculo no tenía una buena proporción y más parecía una estrella con múltiples puntas, había sido dibujado torpemente, pero esto no parecía importante a Ari.
"No te muevas" dijo Ari sacando otro conejo, le cortó el cuello y se lo entregó a Elora. "Ahora es tu turno, quiero que tú misma dibujes un circo dentro del círculo que dibuje"
Elora asintió con la cabeza y dibujó el círculo, sentía un poco de pena por el conejo, pero aun así lo exprimió con fuerza dibujando un círculo casi perfecto.
"Bien, ahora cierra los ojos, repite después de mí…"
"Sangre para la dama sangrienta, escucha mis palabras mientras derramó el néctar de la vida. Bebe, úntalo o escúpelo si quieres, el frenesí está por comenzar y para ello solicito tu presencia. Salpicando en el campo de la violencia sin fin, no espero piedad o temor"
Ambos recitaron esta plegaria, Elora seguía con los ojos cerrados esperando sentir algo, pero no pasó nada. Realmente esperaba que el ritual funcionará, sería interesante para ella hacer algo nuevo o diferente en vez de solo esperar órdenes. La paciencia de Elora se agotó y como no recibió respuestas, decidió abrir los ojos para ver a Ari, pero ella ya no estaba, la cueva ya no estaba, el bosque ya no estaba y todo lo que vio antes de cerrar los ojos ya no estaba.
Alrededor de Elora solo había oscuridad, pero incluso esa misma oscuridad se esfumó, revelando los ocultos.
En un ambiente nevado, rodeado por montañas rocosas, la sangre fluía como el agua del río, alimentado por innumerables cadáveres que reposan sobre la fría nieve. A su alrededor, Elora vio varias espadas, lanza, escudos y armaduras destrozadas, como si una gran batalla hubiera llegado a su fin sin que nadie reclamara la victoria. De pronto la nieve comenzó a agitarse y de un charco de sangre emergió una hermosa mujer de cabello rojo, de ojos amarillos y de dientes puntiagudos. La mujer miró a Elora con sus pupilas cruzadas, sonrió levemente y caminó hacia ella mientras sacaba su larga lengua.
Elora no dijo nada y se quedó quieta, no tenía miedo, pero sí escalofríos debido al intenso frío.
La mujer se le acercó, Elora lo miró a los ojos, curiosa por su forma cruzada y sus extraños dientes. La mujer estiró la mano y de pronto la sangre del suelo comenzó a fluir hacia su palma, mediante una extra fuerza la sangre se contrajo hasta endurecerse, formando una hermosa daga roja que luego la mujer sostuvo.
Elora se estaba congelando, sabía que algo malo estaba por suceder e intentó moverse, pero no podía debido a que sus pies ya se habían hundido en la nieve.
La mujer agarró la mano de Elora y con una sonrisa en el rostro lo apuñalo con su daga roja, Elora intentó gritar de dolor, pero no podía, su boca se había congelado. La sangre de la pequeña elfa fluyó hacia la daga, forjando su nombre en la empuñadura. Elora ya no quería ver esto, se sentía agotada e hiperventilada, así que cerró los ojos e intentó moverse con desesperación. Cuando los abrió nuevamente, ella se tropezó con una piedra y cayó al suelo, de un momento a otro había regresado al bosque sombrío, sin nada de frío o dolor.
Al frente de ella se encontraba Aria, atrapada y estrangulada por la mano robusta de Gromak quien previamente se había enfrentado a la arpía. Su cuerpo estaba lleno de heridas y cortes, pero que no parecían ser graves, al menos no para Gromak.
"Pequeña elfa" dijo Gromak "¿Te encuentras bien?"
"Si amo, estoy bien"
"Ya escuchaste…" dijo Ari quién apenas podía hablar. "La pequeña elfa está bien, ya puedes soltarme"
Ari también se encontraba lastimada, quizás no tanto como Gromak, pero sí sometida y con el cuello a punto de ser partido.
"Mrr, está bien, pero advertido estas. Si haces algo, te arrancaré las alas"
Gromak soltó a Ari y ella cayó sobre las rocas, aún le dolía el cuello y el cuerpo, pero se levantó aunque con una pata rota. Cojeando de un pie caminó hacia Elora y le preguntó.
"¿Lo viste? ¿Viste a la dama sangrienta?"
"Sí, pero, que fue todo eso. Cómo es que…" Elora se percató de que tenía la daga roja entre sus manos, la misma daga roja que utilizó aquella mujer para apuñalarla.
"Funcionó, ja, ja, ja… si funcionó"
"De qué está hablando. ¿Qué funcionó?"
"Gracias, pequeña elfa, en verdad gracias por demostrar la veracidad de la dama sangrienta. Ahora dame esa daga, demo mostrárselos al clan" Ari trató de coger la daga con sus dientes, pero el dolor que su cuerpo no se lo permitía. "Maldición, pequeña elfa, ¿podrías atar la daga a pierna?"
"No lo hagas" dijo Gromak. "No les des nada, es una orden"
"Sí, amo"
"Goblin gigante, ¿qué estás haciendo? No te basto con casi estropear el ritual, ahora quieres estropear mi misión"
"Sí, y no soy un goblin. No se estaban haciendo tú y mi esclava, pero esa daga apareció en su mano, así que es suya y mía al ser su amo"
"Qué clase de broma es esta. Yo inicié el ritual, yo traje los conejos del Edén, esa daga le pertenece al clan de las plumas rojas y…"
Gromak dio un fuerte pisotón, con sus heridas ya curadas y con una mirada seria, dejó claro quién saldría perdiendo si ambos volvían a luchar.
"La daga se queda, le pertenece a mi esclava, y si algún ladrón se atreve a robarla. Ten por seguro que no tendré piedad en aplastarlo como a una misera cucaracha"
Ari sintió la intimidación de Gromak, una sensación sofocante y penetrante que la obligaba a apartar la mirada. Tenía que aceptarlo, había perdido.
"Esto no se ha terminado" dijo Ari. "Yo volveré, volveré con una fuerza abrumadora para reclamar la daga de la dama sangrienta. Ya verás goblin gigante, ni siquiera tú podrás sobrevivir al frenesí sangriento del clan de las plumas rojas"
Dicho su amenaza, Ari la arpía alzó vuelo y se fue hasta desaparecer entre las nubes. Elora no entendía qué estaba pasando, sus recuerdos de aquel encuentro se volvieron difusos y poco claros, pero sabía que la daga roja que sostenía entre sus manos se la había obsequiado aquella mujer, a quien Ari se refería como la dama sangrienta.
"… Amo, lo siento, esto es mi culpa"
"Sí, es tu culpa. No sé en qué problema te has metido, pero descuida mientras esté a mi lado no permitiré que nadie lastime a mis tesoros y mucho menos que me los roben"
"Soy un tesoro para ti, amo"
"Así es, eres un regalo del Rey demonio. Eres un valioso tesoro"
Por alguna razón esas palabras alegraron el corazón de Elora, quien sonrió levemente mientras agarra con fuerza la daga roja.
Gromak arrastró el cadáver de un jabalí gigante hacia el interior de la cueva, mientras que Elora lo siguió sosteniendo a los conejos muertos que Aria había dejado. Al ingresar, encontraron a Amya devorando a la serpiente con la que estaba practicando magia oscura, lo masticaba con elegancia y sin prisa, pasando las páginas del libro que robó para adquirir más conocimiento, sus dedos ya estaban completamente oscuros a excepción de sus uñas, una señal del dominio básico de la magia oscura. Amya le dio un último mordisco a la serpiente cuando se percató de que Gromak ya había llegado. Ella no mostró interés o preocupación, solo tragó el último trozo de serpiente para luego decir.
"Tardaste mucho, orco"
"Sí, tuve que encargarme de una molesta ave"
"Molesta ave, no me vengas con excusas. Si pudiera moverme, yo mismo hubiera recogido algunas frutas o verduras en el bosque. En vez de masticar a esta serpiente de montaña"
"Madre" dijo Elora "¿Estás bien? ¿Te duele la cabeza?"
"No, hija, mi cabeza está bien, es solo que… Este estúpido orco patea muy duro cuando duerme, se dejó llevar y ahora no puedo moverme con normalidad"
"No me eches toda la culpa. Fuiste tú quien se vino encima y…" Amya lo golpeó con una piedra, Gromka vio su rostro avergonzado entendiendo la situación. "No importa"
Gromka despellejo y cocinó al jabalí gigante, junto con algunas verduras y especias, sirviendo sopa de jabalí para sus esclavas y a las hadas que lo ayudaron a cocinar. Elora le entregó a su amo los dos conejos y le pidió que los cocinara, usando la daga roja, se paró la carne de la piel mucho mejor que con el cuchillo de cocina. La carne de conejo era particularmente brillante, señal de magia o de energía divina, lo cual despertó a Amaru al sentir el olor de la carne. Elora se emocionó al verlo y sin dudarlo le regaló la carne de conejo sin saber lo que le estaba dando de comer.
Amya se percató de la daga roja que sostenía su hija, así que le preguntó.
"¿Hija, dónde conseguiste esa daga?
"Es un regalo de la dama sangrienta"
"¿La dama sangrienta?, que extraño"
"¿Qué es extraño, madre?"
"Todo, esa arma no es una simple arma normal forjada en fuego y metal, es una arma forjada con magia y minerales. Una arma mágica, como el garrote del orco"
"¿Qué? ¿El amo tiene un arma mágica?"
"Por supuesto que sí, o acaso pensaste que un trozo de hueso podría soportar tanto daño sin romperse"
Gromak sonrió un poco.
"Como sea, podrías entregarme esa daga hija"
"¡No!" Gritó la pequeña elfa. "Este… el amo se enojará si pierdo esta daga"
"Tranquila pequeña elfa, mientras no lo pierdas de vista puedes presentarla"
Elora asintió y le entregó la daga roja a su madre.
"Veamos" Amya analizó la daga, fluyendo un poco de su magia con el metal. "Curioso, no sé qué tipo de magia habrá forjado esta arma, pero, aparentemente el hierro usado proviene de una fuente orgánica. Sangre, para ser más específica"
"¿Y eso es malo?"
"No. Antes de la primera guerra santa existían magos que controlaban la hemomagia, magia de sangre, donde usando la sangre como fuente de poder creaban todo tipo de hechizos, maldiciones, pociones, armas e incluso golems de carne. Era muy asqueroso de ver y tenían métodos muy cuestionables, pero eran muy efectivos"
"¿Qué les pasó a los Hemomagos?"
"Fueron cazados y asesinados por la liga de la eternidad, aparentemente el conejo de los eternos decidió que la Hemomagia era muy peligrosa y profana para ser usada o practicada. Clasificándola como magia oscura" Amya se cortó sin querer con la daga y lo soltó "¡Ah! Está muy afilada"
La daga cayó al frente de Elora y ella lo recogió de forma instintiva.
"Ten cuidado, hija. Las armas mágicas son muy poderosas, pero también peligrosas si no la usas con sabiduría"
"Tendré cuidado"
"Eso no servirá. Eso un arma mágica, no un juguete o algún adorno decorativo, sería un gran desperdicio dejarla en tus manos. Quizás si deberías dármela o devolverla al lugar de donde lo sacaste"
"No quiero. Es mía"
"Elora"
"Ya es suficiente" dijo Gromak "La daga le pertenece a la pequeña elfa, ella lo encontró y aprenderá a usarla"
"Ella no tiene conocimientos mágicos o conocimientos marciales, ¿cómo esperas que aprenda?"
"Aprenderá mediante la práctica. Para los orcos la práctica es lo más importante, nadie nos enseña cómo usar el garrote o el hacha, peleamos con nuestras manos hasta que por instinto agarramos un palo o una piedra. Mediante golpes y caídas. Así se forma un verdadero orco para la guerra"
"Mi hija no es un orco, es…"
"Es mi esclava, al igual que tú" Gromak miro a Elora "Pequeña elfa, como mi esclava, estás condenada a obedecer todas mis órdenes y a satisfacer todos mis deseos, así que te ordenó que aprendas a usar esa daga con maestría y ferocidad, úsala para apuñalar y para cortar. No me decepciones"
"Si amo, como usted ordene"
Elora sabía que esto no le gustaba a su madre, pero no le importaba o al menos no tanto como para desobedecer a su amo, a quien, de forma indirecta, le regaló el derecho de poseer una arma mágica.
Amaru ya había despertado, pero seguía hambriento y sediento, salió de la cueva y voló hacia el lago más cercano. Gromak quería partir ya hacia el Gran Bastión, pero aquella serpiente rebelde no volaría sin antes comer. Elora le comunicó a su amo que al señor de los cielos le gusta la carne de conejo, por lo que si tenían suficientes conejos, seguramente podrían continuar con el viaje. Sin opciones, Gromak accedió a traer mas conejos gigantes de las profundidades del bosque sombrío. Elora se fue junto con Amaru al lago más cercano, dejando a Amya solas en la cueva.
Amya no presentó queja alguna hacia la orden de Gromak, confiaba en su fuerza y además tendría más tiempo a solas para practicar magia oscura.
En las profundidades del bosque sombrío, los árboles crecen a gran altura hasta casi tapar la luz del sol, creando un ambiente mucho más sombrío donde las bestias más salvajes y primitivas convergen en constante lucha. Entre esas bestias se encontraban los osos orejudos, una bestia gigantesca con grandes garras, dientes afilados y orejas largas, los orcos los llaman conejos gigantes debido a las orejas y a que el sabor de su carne que, a pesar de ser un osos, sabe a conejo.
Elora se sentó al costado de Amaru y comenzó a jugar con su daga, recordó cómo despellejaron al conejo y lo fácil que fue, pero no era suficiente. Sintió una comezón en sus dedos y su respiración comenzó a agitarse, miro la piel de Amaru y por un momento pensó en apuñalarlo para ver qué sucedería. Extraños ecos resonaron en su mente, en su mayoría mensajes llenos de euforia y rabia, pero aquellos ecos solo eran palabras sin sentidos y no órdenes. De inmediato, Elora se dio cuenta de que aquellas palabras provenían de la daga, la cual de cierta forma tenía conciencia y estaba suplicando sangre para calmar su sed.
"¿Tienes hambre?" la daga brillo una vez como si le contestara. "Creo que eso es un sí"
Elora no quería lastimar a Amaru, pero tampoco quería dejar sediento a su daga, así que pensó que si la daga quería sangre quizás debía darle la suya. De la misma forma en que la dama sangrienta lo apuñaló, quizás ella debía hacer lo mismo. En ese momento un ratón pardo apareció, saltando entre los arbustos, quizás en busca del agua del lago. Al ver al conejo, Elora tuvo una idea, agarró la daga desde la punta afilada y lo lanzó con una precisión tan aguda que atravesó el cuello del ratón.
La daga reaccionó y comenzó a absorber la sangre del rodedor hasta dejar solo hueso y pellejo. La daga brilló en un intenso rojo y se deslizó del cuello del ratón para dirigirse hacia la mano de Elora, quien por momentos sintió temor de ser herida.
Nuevos ecos llegaron a su mente "… Gracias…"
"De nada, este… ¿Cómo debería llamarte"
"… Majéri…"
"Majéri, bonito nombre"
"Más… más sangre…"
"Aún tienes hambre, veamos si puedo conseguirte más comida"
Elora usó sus ojos de elfo para ver a su alrededor, por lo general todos los elfos tienen una vista de águila que les ayuda a ser excelentes arqueros, pero los de Elora son especiales. Una noche, en la torre, Elora se dio cuenta de que su vista era más aguda en la oscuridad, como si tuvieran los ojos de un gato, podía ver lo que otros no podían ver. Elora usó esta habilidad para ver pequeños ratones escondidos entre la maleza, viendo sus objetivos lanzó a Majéri para que se alimentara de la sangre de sus víctimas, uno a uno los ratones fueron muriendo hasta que ya no quedaba ninguno en un radio de veinte metros.
Majeric regresó a las manos de Elora, brillando en un intenso color carmesí.
"Ya estás satisfecha" la daga brillo una vez "Que bien, ahora muéstrame lo que puedes hacer"
Los ecos se apaciguaron, la euforia y la rabia disminuyeron hasta casi desaparecer. "… ¿Qué quieres saber?…"
"Muéstrame cómo sé usar una daga"
Los ecos aumentaron y se transformaron en visiones, imágenes de asesinatos y de combates con espadas, Elora vio todo esto y entendió un poco más del uso de la daga. Las visiones habían terminado y el brillo de la daga cesó.
"Así que la punta atraviesa como lanza, el filo corta como la espada, el borde repele como escudo y con el mango golpea como un martillo. Interesante, ¿debería practicar?" La daga brilló una vez.
Como a su alrededor solo había árboles, Elora comenzó a usarlos como objetivos para practicar lo visto en sus visiones. Corto, apuñaló y golpeó la corteza de los árboles sin importarle lo duro que fuera, siguió practicando durante dos horas hasta que al final la corteza fue cortada y el árbol cayó con todo su peso. Elora estaba muy cansada, le dolía los brazos y se había lastimado los dedos, regresó con Amaru y se recostó a su pelaje.
La daga Majeric comenzó a brillar y un flujo de sangre comenzó a fluir por su mano, al poco tiempo sus heridas se curaron. La daga brilló una vez, emitiendo ahora un ligero sonido agudo.
"Gracias, Majeric"
La noche llegó, Gromak había vuelto y traía consigo un gigantesco oso orejudo, Elora le ayudó a despellejar al gigantesco animal y a cortar su carne para que junto con las hadas preparan la cena. Amya se les unió después, había dejado el libro que robó a un lado y por alguna razón se veía muy satisfecha. Cuando la carne del oso orejudo por fin se cosió, el aroma atrajo la atención de Amaru quien sin dudarlo le dio un fuerte mordisco saciado su hambre al fin.
A la mañana siguiente todos se subieron a la cabeza de Amaru y alzaron vuelo, retomando el camino hacia las ruinas del Gran Bastión. En el camino Amya sacó de nuevo el libro y comenzó a leerlo, Elora comenzó a jugar con su daga la cual le seguía dando ecos a su mente, Gromak vio esto y por momentos se preguntó.
"¿Quizás le estoy dando demasiada libertad a mis esclavas?"
Aunque no le tomó importancia y se concentró en su misión de sellar al demonio capital, Baelúm.