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Chapter 86 - cap 86

La noche caía sobre el Imperio de Bakia, una penumbra que parecía absorber la luz misma, y con ella, la esperanza de aquellos que luchaban por un futuro mejor. Mientras tanto, Frederica recorría las desoladas zonas del campo de batalla, su mente agitada por los mensajes que había recibido. La advertencia de Garfield retumbaba en su cabeza, como un eco persistente que no podía ignorar: "Algo extraño se mueve bajo la tierra, como si toda la tierra bajo el Imperio estuviese lista para levantarse y destruirnos a todos."

La urgencia de la situación la empujó a moverse rápidamente hacia el campamento de Serena. Estaba ansiosa, no solo por el mensaje que debía transmitir, sino también por el destino incierto que los esperaba. Cuando llegó, encontró a Serena sumida en su propio torbellino de pensamientos.

—Señorita Serena, ¿qué le dijo Abel antes de irse? —preguntó Frederica, su voz cargada de preocupación.

Serena la miró, su expresión grave. —Él dijo que la conclusión está cerca, pero que no lo decidirán ni la gente de la capital ni los rebeldes. Además, esta batalla no terminará con solo eso.

Las palabras de Serena dejaron a Frederica en un estado de confusión. ¿Qué podría significar eso? ¿Qué más se avecinaba? Las dudas nublaban su mente, pero no había tiempo para pensar en ellas.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó Serena, su mirada fija en Frederica.

La joven se sintió impotente. No podía competir en este lugar lleno de seres monstruosos. En ese momento, ambas se detuvieron a observar cómo la muralla de la ciudad comenzaba a levantarse, tomando forma de un gigante que avanzaba hacia el Palacio de Cristal. El espectáculo era aterrador y sobrecogedor.

—Diles a todos que tan pronto como haya algo anormal en el Palacio de Cristal, cesen todos los combates —declaró Serena con determinación—. Prepárense para lo que vendrá, porque en esta batalla, la sangre derramada y las vidas perdidas, todo ha sido en vano.

Mientras Frederica absorbía las palabras de Serena, en otro rincón del campo de batalla, Oto luchaba por su vida. Exhausto, se defendía de un Soldado Imperial que había causado estragos entre sus aliados. Aunque Aldebarán había llegado como refuerzo, la angustia de Petra era palpable. Ella deseaba que Emilia estuviera allí en lugar de Aldebarán.

—¿Por qué sigues vivo? Ya deberías haber muerto seis veces —gritaba el Soldado, frustrado por la resistencia de Oto.

Sin embargo, Oto no estaba solo. Con su habilidad de escuchar las voces de las criaturas vivientes a través de su canal del lenguaje del alma, había anticipado un ataque sorpresa. Cuando el Soldado se retiró, Oto sonrió con satisfacción.

—Tal y como lo había anticipado, —dijo, mientras Petra lanzaba un ataque de luz que impactaba en la frente del enemigo.

La batalla había tomado un giro inesperado, pero la calma no duró mucho. Oto, como Garfield, sintió el peligro emergiendo desde el suelo. Los animales bajo la tierra le advertían del inminente desastre, y supo que debían reunirse con los demás.

En la mansión de Verst, la situación era igual de caótica. Rem había liberado a Gos, curando sus heridas, y le había escuchado hablar de un gran desastre que pronto golpearía al Imperio. La urgencia en su voz resonaba en su mente. ¿Qué podían hacer en medio de tal desolación?

Mientras tanto, en una habitación cerrada, Katia estaba atrapada en su propia lucha interna. La llegada de Rem la sacó de su ensimismamiento, pero su deseo de esperar a su prometido, Tod, la mantenía anclada en aquel lugar. Sin embargo, un pie gigante pasó por el costado de la mansión, y la realidad del peligro se hizo evidente.

—Este lugar no parece nada seguro —dijo Katia, dándose cuenta de que el tiempo se estaba agotando.

Rem, decidida a salvarla, la convenció de que debía escapar. Pero la lucha no se detuvo. En el camino, se encontraron con los falsos príncipes, prisioneros de la mansión. Gos había formulado un plan, pero Rem no estaba segura de si debían arriesgarse a liberar a aquellos que no conocían del todo.

—No puedo afirmar si son nuestros enemigos o aliados —admitió Rem, su mente dividida entre el deseo de hacer lo correcto y el miedo a las consecuencias.

El caos en el exterior se intensificaba, y mientras ellos discutían, el temblor de la tierra se hacía más fuerte. Los murmullos de los soldados caídos resonaban en sus oídos, y la presión del tiempo aumentaba.

Finalmente, decidieron liberar a los prisioneros, pero no sin antes hacer un plan cuidadoso. A medida que se acercaban al edificio donde estaban cautivos, un grupo de criaturas inhumanas se presentó ante ellos. Flap, con una valentía que no sabía de dónde provenía, se ofreció como cebo mientras Rem se preparaba para liberar a aquellos que podían ser sus aliados.

La lucha se desató, y aunque Rem no tenía experiencia en combate, sabía que debía actuar. Con la espada en mano, se lanzó a la batalla, su corazón latiendo con fuerza mientras enfrentaba lo desconocido. Pero incluso en medio de la batalla, el verdadero horror se desató cuando los enemigos comenzaron a levantarse de nuevo, fusionándose con fragmentos de tierra y convirtiéndose en monstruos aún más peligrosos.

—No moriremos tan fácilmente porque estamos muertos —murmuraron, y el terror llenó el aire.

Sin embargo, un niño de cabello negro y mirada extraña apareció en la escena, lanzando un ataque que convirtió a los enemigos en cristales morados. Era un salvador inesperado, y la incertidumbre de Rem se transformó en asombro.

Mientras tanto, en la habitación de Katia, el terror se apoderaba de ella. El sonido de pasos pesados se acercaba, y la incertidumbre la envolvía. Pero cuando la puerta se abrió, no era el enemigo quien entraba, sino su prometido, Tod, quien había llegado justo a tiempo para salvarla.

—Te hice esperar, Katia —dijo él, y su voz era un bálsamo en medio del caos.

Afuera, el Imperio temblaba bajo la presión de una guerra inminente. La chica de cabello rosa caminaba entre los cuerpos caídos, su rostro impasible. La tormenta que se avecinaba era solo el comienzo de un desastre aún mayor.

Mientras las fuerzas del caos se reunían, la historia de Bakia estaba lejos de terminar. Cada uno de ellos, desde Frederica hasta Rem, desde Oto hasta Katia, se enfrentaba a sus propios demonios. Pero en medio del caos, la amistad, la esperanza y la determinación de luchar por un futuro mejor seguirían brillando, incluso en las horas más oscuras.

Y así, el eco de las palabras de Serena resonaba en la mente de todos: "Prepárense para lo que vendrá, porque en esta batalla, la sangre derramada y las vidas perdidas, todo ha sido en vano". El gran desastre solo había comenzado.

la historia en un clímax lleno de tensión y acción. A medida que la lanza morada se adentra en su cuerpo, Ismail siente una mezcla de sorpresa y furia. La petrificación avanza rápidamente, y su visión se enturbia mientras su cuerpo se convierte en piedra. La última imagen que ve es la de los jóvenes héroes, con sus auras brillando intensamente, como símbolos de esperanza en medio del caos.

Naegi, Beatriz, y sus compañeros se miran entre sí, conscientes de que han ganado una batalla, pero la guerra aún no ha terminado. Con el cuerpo de Ismail petrificado, la amenaza inmediata parece haber disminuido, pero el grupo sabe que deben permanecer alerta. La ciudad sigue siendo un campo de batalla, y los zombis, aunque debilitados, continúan representando un peligro.

Mientras tanto, la inundación se acerca rápidamente. Los ecos de la batalla resuenan en el aire, y el grupo debe decidir su próximo movimiento. Naegi, sintiendo la presión del tiempo, se dirige a sus aliados. "No podemos quedarnos aquí. Necesitamos encontrar una salida antes de que el agua nos alcance. ¡Vamos!"

A medida que el grupo avanza a través de la ciudad, cada uno de ellos se enfrenta a sus propias dudas y miedos. Rem, preocupada por Katia, sigue cerca de ella, dispuesta a protegerla a toda costa. Tod, a pesar de sus diferencias con Naegi, demuestra ser un aliado valioso, guiando al grupo con su experiencia en el campo de batalla.

El sonido del agua rompiendo las murallas de la ciudad resuena cada vez más fuerte. Naegi mira hacia atrás, sintiendo la inminente llegada de la inundación. "No podemos perder más tiempo. ¡Rápido!" grita, intentando mantener la moral del grupo alta.

En su camino, se encuentran con más zombis, y cada enfrentamiento es una prueba de su determinación y habilidades. Beatriz lanza sus poderosas lanzas moradas, mientras que Tanza utiliza su fuerza para deshacerse de los enemigos que se acercan. La coordinación del grupo es clave, y cada uno sabe que su vida depende de la capacidad de trabajar juntos.

Finalmente, llegan a un punto donde la muralla ha sido parcialmente derrumbada. El agua comienza a filtrarse por la brecha, y Naegi sabe que es su oportunidad. "¡Por aquí! ¡Debemos atravesar antes de que sea demasiado tarde!" grita.

Con un último esfuerzo, el grupo se lanza hacia la salida, enfrentándose a las últimas oleadas de zombis que intentan detenerlos. Con cada paso, la adrenalina recorre sus cuerpos, impulsándolos hacia adelante. Naegi siente el peso de sus decisiones pasadas, pero también la determinación de seguir luchando.

Cuando finalmente logran salir de la ciudad, el grupo se detiene en un claro, donde el aire es fresco y la luz del sol brilla intensamente. Han escapado, pero las cicatrices de la batalla aún permanecen en sus corazones. Rem mira a Naegi, y aunque ha perdido parte de su memoria, siente una conexión con él que trasciende el tiempo y el espacio.

"¿Qué haremos ahora?" pregunta Katia, mirando a todos con preocupación.

Naegi, aún respirando con dificultad, responde con firmeza: "Ahora nos regrouparemos y nos prepararemos para lo que venga. La guerra no ha terminado, y debemos estar listos para enfrentar cualquier desafío que se presente."

Con la determinación renovada, el grupo comienza a planear su próximo movimiento, sabiendo que juntos pueden superar cualquier obstáculo. La historia continúa, llena de promesas de aventuras, batallas y la búsqueda de respuestas en un mundo que sigue cambiando a su alrededor.