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History academy arco 1: La creación Prólogo.

🇸🇻Victor_Jose_Perez
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Synopsis
"Me borraron estos dos episodios del otro lado de la novela principal hice este prólogo separado, aquí les dejo la sipnosis." En el corazón de la existencia, Jehová, el creador supremo, se enfrenta al caótico Karla'k, el dios del caos. Una batalla épica entre orden y destrucción desata energías inconmensurables, moldeando y desbordando la realidad misma. A medida que sus poderes colisionan, las dimensiones, los multiversos y las lógicas de la existencia se transforman en un frenesí de creación y caos. Esto empieza cuando Dios, crea la vida. Estos somos nosotros, nosotros somos la esperanza que cubre el mundo con el manto divino de nuestro Dios. Teoría del "Combate Cósmico": Dios, el Big Bang y la Lucha Eterna El Origen Divino: En el principio, existía un ser supremo, Dios, que trascendía el tiempo y el espacio. Dios deseaba crear un universo vibrante y lleno de vida. Sin embargo, no quería simplemente pronunciarlo en existencia; quería que surgiera de una lucha épica. El Combate Primordial: Dios se enfrentó a un ser igualmente poderoso pero oscuro, llamado "Karla'k". Durante eones, Dios y Karla'k libraron una batalla titánica en los abismos del no-tiempo. Sus choques crearon ondas de energía cósmica. El Nacimiento del Big Bang: En un momento crucial, Dios reunió toda su fuerza y golpeó a Karla'k con una explosión de luz y energía inimaginable. Ese impacto fue el Big Bang. El universo nació de la colisión entre la divinidad y la oscuridad. La Creación en Expansión: El Big Bang liberó partículas, átomos y energía. El espacio-tiempo se expandió rápidamente. Las galaxias, las estrellas y los planetas surgieron como escombros de la batalla cósmica. La Herencia del Combate: La radiación de fondo de microondas es el eco de la lucha entre Dios y Karla'k. Los agujeros negros son las cicatrices donde la energía divina y la oscuridad se fusionaron. La Vida y la Conciencia: En algún rincón del universo, la energía liberada por el Big Bang se organizó en moléculas, luego en células y finalmente en seres vivos. La conciencia humana es la chispa divina que recuerda la épica batalla y busca comprender su propósito.
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Chapter 1 - Episodio 1: La nada absoluta

Nada existía en ese lugar; todo era oscuridad, un abismo infinito donde no se distinguía más que una mancha negra en la distancia, pulsando con una energía inquietante. De repente, una explosión retumbó, rompiendo el silencio eterno, y las estrellas comenzaron a surgir como destellos en la vastedad, iluminando lo que antes parecía vacío. En el horizonte, una figura humanoide emergió, irradiando una luz serena y majestuosa. Era Jehová, pero en su forma más joven, con un semblante decidido y una presencia que inspiraba autoridad. Frente a él, la mancha negra tomó forma, expandiéndose y retorciéndose como si el caos mismo despertara. Karla'k, el dios del caos, se manifestó, su presencia distorsionando la realidad a su alrededor. El equilibrio del todo parecía pender de un hilo.

San Miguel y Metatron, dos poderosos ayudantes de Jehová, lo acompañan en busca de un lugar para crear vida. La creación misma, una tarea que representa el equilibrio entre el bien y el mal. En este instante crucial, ambos dioses buscan un lugar donde el equilibrio entre estas fuerzas pueda dar lugar a la vida.

Jehová, con su brillo celestial, mira alrededor y dice:

— Este lugar está solo.

Metatron, con su tono sereno, responde:

— Posiblemente no hay nadie por aquí.

San Miguel, sin embargo, comienza a percibir algo extraño. Un olor en el aire lo alarma, y al girarse, queda paralizado por la visión de un rostro macabro que aparece ante ellos. La figura es Karla'k.

Karla'k, su presencia aterradora, se acerca con una sonrisa sombría.

— Vaya, saben que este lugar es mío, ¿verdad?—dice con voz gutural, revelando su verdadera naturaleza.

San Miguel, intrépido, responde con firmeza:

— Este lugar es de Dios, nuestro creador. ¿Por qué dices que es tuyo?

Metatron, curioso, se acerca también, buscando una respuesta.

— Sí, eso mismo deseamos saber.

Karla'k sonríe con malicia y responde con una calma perturbadora:

— Yo he estado aquí desde que nació este lugar. Es mi casa, mi parque de juegos. Puedo destruir todo a mi antojo.

Jehová, que observa la conversación con un semblante serio, pregunta:

— No entiendo por qué tanto problema con un lugar que no tiene vida.

Karla'k no muestra piedad alguna:

— El único problema aquí será tu muerte, Jehova. — Dice mientras un destello de furia se apodera de su ser. Con un movimiento de mano, aparta a los ángeles y luego se dirige a Jehová con amenazas oscuras. — El fin y el inicio los decido yo.

Con un rugido de poder, Karla'k comienza a transformarse, su cuerpo se llena de músculos y espinas, su forma se convierte en algo monstruoso. Alza su mano, creando un cubo oscuro que encierra a Metatron y San Miguel.

— ¡Cubo Anti-materia! — La voz de Karla'k retumba mientras la oscuridad cubre a los ángeles.

Metatron, atrapado en la prisión dimensional, se muestra confundido:

— ¿Qué? — Su rostro refleja incredulidad y miedo ante lo imposible. — ¿Qué hiciste...?

San Miguel, sintiendo la presión, exclama con preocupación:

— ¡Esto es peligroso! — Luego mira a Jehová, consciente de la gravedad de la situación.

Jehová, mirando la escena con determinación, se prepara para el enfrentamiento.

— Esto será un 1 vs 1. ¿Estás seguro de querer hacer esto?

Karla'k, lleno de arrogancia y desdén, responde:

— No sabes con quién te estás metiendo, Jehova de porquería.

El choque de poderes es inminente. Con una velocidad imposible de seguir, Karla'k se lanza hacia Jehová, quien responde con la misma rapidez. Ambos seres se enfrentan en una colisión de energías.

El impacto entre Jehová y Karla'k genera una onda expansiva, como un Big Bang. Una explosión de tal magnitud que no solo altera su entorno, sino que crea el mismo universo y la vida tal como la conocemos. Estrellas, galaxias, planetas y universos nacen de esta colisión divina.

Metatron, viendo el caos desde su cubo, se queda sin palabras:

— Dios, esto es algo nunca antes visto. Las velocidades son incomprensibles.

San Miguel, por su parte, saca su espada divina y con un grito de poder, corta el cubo de cinco dimensiones, liberándose y creando una onda de energía que da forma a nuevas constelaciones.

— ¡Corte angelical; Father, Son and Holy Spirit! — La espada de San Miguel brilla con luz celestial mientras corta el cubo, liberando a ambos ángeles.

Jehová, observando la magnitud de lo que está ocurriendo, menciona:

— Esto podría ser perjudicial para los seres vivos de esta existencia...

Karla'k, furioso, comienza a crear anillos de energía, listos para desatar caos. La batalla entre estos seres cósmicos alcanza nuevas alturas.

Jehová, con la fuerza de todo su ser, canaliza su poder y junto con la ayuda de Metatron y San Miguel, lanza un ataque devastador.

— ¡Este es tu fin! — Con un grito potente, Jehová lanza una onda de energía cósmica y divina que resuena por todo el universo. La explosión se ve como un destello rojo, una distorsión en el espacio-tiempo.

La habilidad, conocida como Red Flash, distorsiona la realidad en un microsegundo. La energía acumulada en el golpe es tan vasta que destruye cualquier cosa en su camino, con una potencia equivalente a un golpe universal.

Karla'k, aunque herido, resiste el golpe. Pero no se detiene allí. En un furioso impulso, ambos seres chocan una vez más, creando una explosión cósmica que genera nuevas dimensiones, universos y vidas.

Es el comienzo del ciclo eterno de creación y destrucción.

Tras la colisión, el espacio alrededor de Karla'k y Jehová se distorsiona. La fuerza del impacto ha dejado una grieta en la realidad misma, un vacío que se extiende más allá de lo imaginable. Karla'k, aunque claramente herido por la tremenda energía, se reincorpora rápidamente, con la mirada fija en Jehová, lleno de una furia incandescente.

"Esto no ha terminado", murmura Karla'k, su voz tensa, casi siseante. "Solo acabas de tocar la superficie de lo que puedo hacer."

La grieta en el espacio parece amplificarse a su alrededor, deformando la realidad misma. De sus manos surgen criaturas sombrías, que parecen dispuestas a atacar en cualquier momento, formándose de la energía oscura que él emite.

Jehová se mantiene impasible, observando con calma el caos que Karla'k ha desatado. Levanta una mano y una barrera de luz pura se forma ante él, absorbiendo las criaturas oscuras antes de que puedan acercarse.

"No entiendo tu desesperación", responde Jehová, su voz tranquila pero cargada de poder. "La oscuridad nunca ha tenido cabida en este mundo. Todo lo que tocas, lo destruyes, pero en este lugar... no habrá espacio para ti."

Con un simple movimiento, Jehová lanza una onda de energía cósmica. La explosión resultante sacude el espacio, pero Karla'k esquiva con agilidad, aprovechando su velocidad y reflejos sobrenaturales. A pesar de ello, uno de los rayos lo alcanza, arrojándolo hacia una pared cósmica, dejando una marca de devastación.

Karla'k se ríe, su voz resonando con malevolencia. "Tienes razón en una cosa, Jehová. La oscuridad puede destruir, pero también crea. Lo que has comenzado a construir, lo arrasaré."

En ese momento, una nueva energía se genera a su alrededor. El caos comienza a manifestarse de nuevo, con una intensidad aún mayor. Pero, de repente, se oyen los pasos firmes de San Miguel y Metatron, que han logrado escapar de la prisión dimensional creada por Karla'k. Ambos se acercan, sabiendo que este es el momento decisivo.

"Jehová, no estás solo", dice San Miguel, su espada brillando con una luz cegadora.

"El equilibrio se restaurará", añade Metatron, su presencia emanando una calma imperturbable.

Karla'k observa a los tres, su expresión llena de desprecio. "¿Creen que pueden detenerme? Todo lo que he hecho, todo lo que soy, no puede ser detenido."

Con un rugido, Karla'k libera toda su energía en una explosión de caos que amenaza con consumirlo todo. La oscuridad lo envuelve todo, como una ola que devora la luz misma.

Pero Jehová, San Miguel y Metatron no vacilan. Cada uno de ellos toma una postura, listos para enfrentar la furia de Karla'k, dispuestos a restaurar el equilibrio. La luz de su poder se intensifica, preparándose para contrarrestar la oscuridad que Karla'k ha desatado.

La batalla se intensifica, pero el destino de este universo está en sus manos. La única pregunta que queda es si la creación podrá resistir al caos, o si este será el último capítulo de su existencia.

A medida que la batalla se intensifica, la atmósfera se carga de energía. Karla'k, su cuerpo rodeado por una oscuridad tangible, se concentra profundamente. Los vientos cósmicos a su alrededor se alzan con fuerza, como si el mismo universo estuviera respondiendo a su poder. Las grietas en la realidad se multiplican, y el suelo parece temblar bajo su poder. Su rostro, marcado por la furia y el caos, refleja la determinación de su objetivo: destruir todo lo que se interponga en su camino.

"¡Sufran las consecuencias de desafiarme!" grita Karla'k, extendiendo sus manos hacia el vacío.

De inmediato, la energía que genera se concentra en un punto específico. Un remolino de oscuridad y distorsión se forma a su alrededor, creando una singularidad de inmenso poder, una fuerza capaz de desmantelar la estructura misma de la realidad.

Jehová, observando la magnitud del poder que Karla'k ha desatado, sabe que la batalla se está acercando a su punto culminante. Con un suspiro profundo, levanta ambos brazos al cielo. Su energía comienza a irradiar con una brillante luz dorada, iluminando el vacío espacial que los rodea. A través de su ser, la conexión divina se restablece con la esencia misma del universo. Las estrellas parecen alinearse, los planetas se reconfiguran a su alrededor.

"Es hora de que este mundo vuelva a su equilibrio", murmura Jehová.

Con una explosión de luz cegadora, Jehová canaliza su energía divina y concentra todo su poder en un único golpe. La técnica que crea es de una magnitud inimaginable: el Outversal de la Lanikea Superversal Crustel. La luz pura se despliega como un manto sobre la vastedad del cosmos, cruzando dimensiones y alterando la misma estructura del espacio-tiempo. La fuerza de su ataque se eleva al nivel de lo impensable, superando incluso las barreras del multiverso.

Al mismo tiempo, Karla'k no se queda atrás. Con un rugido, lanza su propia técnica, una manifestación del caos en su forma más pura. La Outversal Grand Attractor surge de su cuerpo como una explosión de oscuridad, una fuerza gravitacional que no solo arrastra todo a su paso, sino que también distorsiona la realidad a un nivel cósmico. Las estrellas se desintegran al acercarse a su centro, los planetas se fragmentan, y todo lo que existe en el universo comienza a girar hacia la singularidad que ha creado.

Ambas técnicas, el Outversal de la Lanikea Superversal Crustel y el Outversal Grand Attractor, se encuentran en el centro del espacio, generando una colisión de poder tan inmensa que parece desterrar cualquier sentido de tiempo o espacio. La explosión resultante es un estallido que consume todo a su paso, creando una distorsión que trasciende más allá de la comprensión humana y divina.

La vibración de esa colisión atraviesa todos los universos, alterando la realidad misma y sacudiendo las fibras del multiverso. Lo que antes era orden, ahora es caos y destrucción. La energía liberada desencadena una onda expansiva que crea nuevas dimensiones, mientras otras se desintegran en el proceso. La magnitud de lo ocurrido es tan grande que el espacio y el tiempo mismo se ven alterados de una manera irreversible.

El vacío absoluto de la existencia se mezcla con la luminosidad infinita, formando una nueva estructura del multiverso, un espacio conocido solo por aquellos que son testigos de su creación. Este nuevo lugar, donde la oscuridad y la luz conviven en un equilibrio inquietante, es lo que queda tras la explosión final. La creación del Outversal de la Lanikea Superversal Crustel y el Outversal Grand Attractor deja un rastro de energía primordial, reconfigurando la naturaleza misma de la existencia.

Karla'k, exhausta y con el cuerpo temblando por la cantidad de poder que ha canalizado, observa con mirada desafiante a Jehová. El aire se encuentra cargado de una tensión palpable, cada respiración de ambos seres es una mezcla de agotamiento y expectación. Los restos de la explosión aún resuenan en el cosmos, y la distorsión en el espacio-tiempo sigue siendo visible a su alrededor, pero la calma comienza a instaurarse. Karla'k, empapada en sudor, se deja caer de rodillas, jadeando, mientras observa al Dios en su frente.

Jehová, igualmente agotado, mantiene su postura, aunque su cuerpo refleja el precio de la batalla. Cada músculo tenso, sus ojos brillando con una mezcla de sabiduría y cansancio, resplandece a través del brillo dorado de su aura.

Ambos observan en silencio, sabiendo que la batalla no ha terminado. La quietud entre ellos es interrumpida por la presencia de dos figuras que emergen de las sombras, con la misma mirada decidida y poderosa. El arcángel Miguel, su armadura celestial resplandeciendo con una luz serena, y Metatron, el imponente Dios robot cuya estructura metálica brilla en tonos etéreos, se acercan.

"Jehová, Karla'k, hemos observado el choque de sus poderes", dice Miguel, su voz profunda y resonante, pero cargada de una tristeza silenciosa. "El universo ha sido alterado, pero el caos aún persiste. El equilibrio aún no ha sido restaurado".

Metatron, con su presencia mecánica e inmensa, levanta una mano, señalando las grietas que siguen separando los fragmentos del universo que se desploman hacia el abismo. "Aunque el combate fue grandioso, la magnitud de lo que ambos han desatado tiene consecuencias que aún no comprendemos completamente", dice, su voz mecánica resuena en la conciencia de todos los presentes. "El caos creado por Karla'k y la fuerza restauradora de Jehová han transformado la naturaleza misma de la creación."

Karla'k, en su agotamiento, no puede evitar sonreír de forma sarcástica, su mirada fija en los tres seres que ahora la observan. "¿Qué esperaban? Que todo quedara intacto después de mi intervención? El caos es inevitable."

Jehová, aún respirando pesadamente, levanta una mano, calmando el ambiente. "Karla'k, el caos es solo una parte de la verdad. Lo que has desatado tiene la capacidad de devorar todo, pero también de reconstruirlo. Sin embargo, no podemos seguir en este camino de destrucción total."

Miguel da un paso adelante, mirándolos con firmeza. "¿Y qué planean hacer ahora? El universo sigue desequilibrado, y la creación misma está en ruinas. ¿Cómo procederán?"

Metatron observa a Jehová con respeto, pero también con un aire de preocupación. "Este es un momento crucial, uno en el que la decisión de ambos puede significar la diferencia entre la restauración del equilibrio o el fin absoluto. No pueden seguir luchando eternamente."

Karla'k, sonriendo de forma malévola, se reincorpora lentamente, mostrando una fuerza inesperada a pesar de su agotamiento. "Lo que hemos hecho es irreversible. El caos nunca puede ser contenido. Y yo... soy la representación de todo lo que ha de venir."

La mirada de Jehová se endurece, su agotamiento se disuelve con la resolución de su propósito. "No, Karla'k. El caos no será lo que dicte el final. Es el equilibrio lo que debe prevalecer."

El destino del universo se encuentra en un punto de inflexión, con tres fuerzas inmensas observando el horizonte que, ahora más que nunca, parece reflejar tanto el caos como la posibilidad de reconstrucción.

Jehová, con su cuerpo aún agotado por la batalla, levanta una mano hacia el arcángel Miguel y Metatron, pidiéndoles en un tono grave y autoritario que se mantengan al margen.

"Metatron, Miguel, este es un enfrentamiento que debo librar solo. No permitan que su presencia interfiera. El destino de todo está en mis manos, no en la intervención de otros", ordena Jehová, su voz resonando con una autoridad que ni siquiera el arcángel ni Metatron pueden cuestionar.

Miguel, mirando a Jehová con respeto pero también con una ligera preocupación, asiente lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación. "Como desees, Jehová. Pero ten cuidado, el equilibrio que ambos han alterado no es algo fácil de restaurar." Miguel da un paso atrás, su mirada fija en el ser que se enfrenta a Jehová, un brillo de respeto por su líder, pero también una preocupación por el caos que Karla'k representa.

Metatron, la figura robotica que personifica la voluntad de Jehová en el plano físico, también observa con seriedad. "Recuerda que el universo está colapsando bajo el peso de tu lucha. No dejes que el poder te cieguen."

Con un simple gesto de la mano, Metatron se retira, dándole espacio a Jehová para hacer frente a Karla'k.

Karla'k, observando la escena, sonríe con una mezcla de desdén y satisfacción. "Así que esto es lo que eres capaz de hacer... ¿Aún deseas restaurar un equilibrio que nunca existió?" Su voz está cargada de desafío, pero también de reconocimiento por la determinación de Jehová.

Jehová, con una mirada seria y llena de sabiduría, cierra los ojos un momento. Luego, con una fuerza imparable, comienza a reunir todo su poder, su aura brillando con una luz cegadora que parece distorsionar la realidad misma a su alrededor. El cielo, el espacio, el tiempo se retuercen ante su creciente energía. En su corazón, Jehová sabe que lo que está a punto de desatar no solo es un poder destructivo, sino también un poder de creación. Un poder capaz de restaurar el equilibrio o destruirlo por completo.

Karla'k, no dispuesto a quedarse atrás, también eleva su poder. Su cuerpo se envuelve en una energía caótica, negra como la noche y brillando con destellos de luz roja. Su aura es turbulenta, como un huracán de destrucción, un reflejo de su naturaleza como el dios del caos. A medida que su poder crece, el espacio alrededor de él comienza a agrietarse, como si el mismo tejido de la realidad estuviera siendo desgarrado por su energía.

La batalla se libra en un campo energético que trasciende todo lo que se puede percibir. Las ondas de choque entre los dos dioses alteran el flujo del tiempo, y el espacio comienza a colapsarse, como si todo el universo temiera lo que estaba por suceder.

"Ahora verás," dice Karla'k con una sonrisa desquiciada, mientras la destrucción que representa comienza a aumentar. "El caos nunca puede ser controlado. Jamás."

Jehová, imbuido de un poder inconmensurable, abre los ojos, y en ellos arde la esencia misma del equilibrio universal. "Veremos si tu caos puede resistir la restauración del orden."

Los dos se preparan para el enfrentamiento final, donde cada uno desatará su técnica más poderosa, una que definirá el destino de todo el universo.

Continuará...