El grupo de Gabriel, compuesto por Pietro, Rogue y Trevor, avanzaba por un sendero polvoriento en dirección a la ciudad más cercana. Tras separarse de Sholan, habían decidido su primera acción en este nuevo mundo: convertirse en aventureros.
—No es una mala idea —comentó Trevor—. Si realmente queremos fortalecernos, necesitamos enfrentar desafíos constantes.
Gabriel asintió con seguridad. Como líder del grupo, era su responsabilidad asegurarse de que todos mejoraran.
—Pietro y Rogue tienen talento, pero carecen de experiencia en combate real —dijo, mirando a ambos con seriedad—. Peleas de entrenamiento o misiones supervisadas no son lo mismo que la batalla pura. En este mundo, como aventureros, podrán experimentar situaciones en las que la victoria o la derrota sean determinadas solo por sus habilidades.
Pietro cruzó los brazos, frunciendo el ceño.
—No es como si fuera un novato en peleas…
—La velocidad no lo es todo, Pietro —interrumpió Gabriel—. Un verdadero guerrero entiende cuándo atacar y cuándo retroceder.
Pietro chasqueó la lengua, pero no discutió más. En el fondo, sabía que Gabriel tenía razón.
—Así que nuestra primera parada es un gremio de aventureros —concluyó Rogue—. Suena interesante.
—Exactamente. Aprenderemos el sistema de combate de este mundo y lo usaremos para volvernos más fuertes —afirmó Gabriel—. Y cuando llegue el momento de reunirnos con Sholan, seremos mucho más de lo que somos ahora.
Con esa resolución en mente, el grupo siguió su camino hacia la ciudad.
Mientras tanto, el grupo de Sholan se dirigía a su propio destino. Su meta era encontrar a Avan, el legendario maestro que podría ayudarles a desarrollar aún más sus habilidades.
—Dos de nosotros usamos espadas —comentó Sholan, refiriéndose a sí mismo y a Psylocke—. Y aunque Magik maneja la suya de una manera muy distinta, no deja de ser un arma fundamental para su estilo de lucha.
—Además, Avan es un maestro de la magia y las armas —añadió Wanda—. Puede ayudar a perfeccionar nuestras técnicas y habilidades.
Sholan miró a su propia espada, Excalibur la cual residía en su brazo, sintiendo el poder latente dentro de ella. No solo era un arma legendaria, sino que representaba el legado de Shura de Capricornio, uno de los guerreros dorados más letales. Con el entrenamiento adecuado, podía alcanzar un nivel completamente nuevo.
Pero no solo eso. Gracias a su Carta Trascendencia Dorada, tenía acceso a las habilidades de todos los Caballeros Dorados. Sin embargo, muchas de ellas aún estaban en un estado de desarrollo.
—Avan podría ayudarme a desbloquear todo su potencial —murmuró Sholan para sí mismo.
—Y no solo a ti —dijo Magik—. Un maestro como él nos permitirá alcanzar nuevas alturas.
El grupo avanzó con determinación, sabiendo que el encuentro con Avan marcaría el inicio de un nuevo capítulo en su entrenamiento.
Cada uno había elegido su propio camino, pero el destino final era el mismo: la cima del poder.