El aire se llenó con un zumbido metálico mientras Nimrod avanzaba lentamente, escaneando la escena con sus ojos brillantes. Su voz sintética resonó con frialdad mecánica.
—Directiva 42-B: Capturar a los metahumanos. Exterminar a los que se resistan.
Todos se tensaron al oír la sentencia de muerte dictada por la máquina. Por primera vez, tanto los X-Men como la Hermandad sintieron un miedo genuino. Aquellas máquinas no hacían distinciones. No les importaba quién estaba de qué lado.
Antes de que pudieran reaccionar, Sholan extendió su mano y un brillo dorado cubrió a todos los caídos. Utilizando el poder de Odiseo de Ofiuco, sanó por completo a cada uno de ellos. Logan, Magneto, Pietro y los demás abrieron los ojos sorprendidos, sintiéndose completamente renovados.
—¿Pero qué…? —susurró Jean, asombrada.
—Prepárense para pelear —dijo Scott, encendiendo su visor.
Pero Sholan alzó una mano, deteniéndolos.
—No. Déjennoslo a nosotros —dijo con calma, con una confianza absoluta—. Observen… y aprendan.
Gabriel giró sus hachas en sus manos. Las cabezas de las hachas se separaron de los mangos revelando unas cadenas que las conectaban transformándose en dos látigos. Uno ardía con un fuego abrasador y el otro relucía con un frío gélido. Sin dudarlo, se lanzó directo contra el Molde Maestro.
Trevor, por su parte, sonrió con desdén y avanzó tranquilamente hacia los Centinelas Adaptoides, que ya estaban adaptando sus sistemas para combatirlos. Pero antes de que pudieran reaccionar, Trevor desapareció en un parpadeo y, en menos de un segundo, los destruyó a todos con una velocidad inimaginable.
Los Guerreros Sombra de Sholan emergieron como una ola oscura, arremetiendo contra los centinelas normales, destruyéndolos sin esfuerzo.
Nimrod procesó los eventos con velocidad sobrehumana y decidió cambiar de objetivo. Su brazo se reconfiguró en un cañón de plasma mientras apuntaba a Gabriel, quien estaba concentrado en el Molde Maestro.
Pero antes de que pudiera disparar, una luz dorada cegó su visor.
—No tan rápido —dijo Sholan con frialdad.
Utilizando el poder Excalibur de Shura de Capricornio, cortó de un solo golpe el brazo de Nimrod, obligándolo a redirigir su atención.
—Amenaza prioritaria detectada. Ajustando protocolos de combate.
El combate entre Sholan y Nimrod comenzó.
El centinela avanzado se movió con rapidez, disparando ráfagas de energía que destrozaban el suelo. Pero Sholan, con movimientos fluidos y precisos, esquivó cada ataque sin esfuerzo, avanzando paso a paso.
Nimrod intentó adaptarse, multiplicándose en varias copias. Sholan cerró los ojos por un instante, activando sus Ojos del Infinito, y en un destello dorado, se movió a una velocidad absurda, destruyendo cada copia en menos de un segundo.
Nimrod se vio acorralado y desplegó un campo de energía defensivo, pero Sholan no le dio tregua.
—Es hora de terminar con esto.
Elevó su Ki Radiante, liberando una presión abrumadora.
—¡STARLIGHT EXTINCTION!
El espacio a su alrededor se deformó. La luz se comprimió en un solo punto antes de estallar con un poder inimaginable. Nimrod fue absorbido en una tormenta de energía destructiva que lo desintegró hasta el último átomo.
No quedó nada.
El campo de batalla quedó en completo silencio.
Todos los metas, tanto de los X-Men como de la Hermandad, miraban con asombro la escena.
Los niños en la mansión comenzaron a aplaudir y vitorear emocionados, como si acabaran de ver una batalla épica de dibujos animados.
—¡Eso fue increíble! —gritó uno.
—¡Parecen héroes de verdad! —dijo otro, con los ojos brillando de emoción.
Sholan observó la escena con una ligera sonrisa antes de volver su mirada a los demás.
—Esto apenas comienza.