Chereads / Fusión Omniversal: Un Saiyajin entre Marvel y DC / Chapter 67 - Depredadores en el Jardín (Profesor X POV)

Chapter 67 - Depredadores en el Jardín (Profesor X POV)

El aire de la tarde era tenso.

Nos encontrábamos en el jardín frente a la mansión, un lugar que, a pesar de su serenidad, era testigo de una reunión que muchos considerarían imposible.

La Hermandad y los X-Men, juntos.

No como aliados en una causa común, sino como sobrevivientes de una guerra que aún no había comenzado del todo.

El programa Centinela se expandía en las sombras, con recursos ilimitados y el respaldo de aquellos que nos veían como amenazas para la humanidad.

En este momento, la diferencia entre nuestras filosofías era irrelevante. Si no hacíamos algo, nuestro pueblo—nuestros metahumanos—serían erradicados.

Y entonces, los sentimos.

No hubo advertencias. No hubo señales de alarma.

Solo una sensación visceral, instintiva.

Depredadores en nuestro territorio.

Giré la cabeza y los vi.

Tres figuras se encontraban al borde del jardín, observándonos sin ninguna urgencia.

Uno de ellos, un hombre de complexión robusta, llevaba un par de hachas en las manos. Sus ojos brillaban con una intensidad inquietante, como si midiera el valor de cada persona presente.

El segundo, alto y elegante, sostenía una espada con naturalidad. Sus movimientos eran fluidos, medidos, como los de un guerrero experimentado.

El tercero… era un muchacho.

No debía tener más de quince años.

Pero la expresión en su rostro no era la de un adolescente.

Era la de alguien que había visto y comprendido más de lo que cualquier humano podría imaginar.

Intenté leer sus mentes.

No encontré nada.

No escudos psíquicos.

No bloqueos mentales.

Solo… vacío.

Magneto se tensó a mi lado. Sabía que él estaba intentando sentir cualquier metal en sus cuerpos, pero su ceño fruncido me dijo todo lo que necesitaba saber.

Nada.

Ni en las hachas.

Ni en la espada.

Ni en los aros del joven.

Ni siquiera en la cruz que colgaba del cuello del guerrero de la espada.

Fue en ese instante cuando todo explotó en acción.

No hubo tiempo para hablar.

No hubo tiempo para preguntar.

Logan y Victor se lanzaron al ataque antes de que nadie pudiera reaccionar.

Sus cuerpos se movieron como si un instinto primario les gritara que atacaran antes de que fuera demasiado tarde.

No por ira.

No por arrogancia.

Sino porque sabían que estaban ante algo que no podían ignorar.

Las garras de adamantium de Logan brillaron al impactar contra las manos del joven …

Y se detuvieron.

Sin resistencia.

Sin escudo energético.

Sin razón lógica.

Simplemente, detuvo lasgarras de Logan con su mano derecha y su guante negro.

Victor intentó atacar por el otro flanco, buscando un punto ciego.

El hombre de las hachas ni siquiera giró la cabeza.

Movió su arma con un solo movimiento y, en un parpadeo, Victor estaba en el suelo.

No había sangre.

No había heridas.

Pero Victor quedó inmóvil, jadeando con los ojos abiertos como si su cuerpo se negara a responder.

El muchacho chasqueó la lengua.

—Decepcionante.

Logan intentó moverse de nuevo.

Pero entonces, se arrodilló.

No porque lo hubieran golpeado.

No porque su cuerpo hubiera fallado.

Sino porque algo lo obligó a hacerlo.

Como si la propia gravedad lo estuviera aplastando.

La tensión en el aire se volvió insoportable.

Magneto me miró de reojo.

Sabíamos que, en este momento, cualquier movimiento en falso podía sellar nuestro destino.

---

Una conexión invisible se activó en el aire.

Dos conciencias se encontraron en una dimensión que no pertenecía a ningún ser humano.

Cortana.

Red Queen.

No la dejes intervenir ni avisar, —ordenó Cortana.

La Red Queen tardó una fracción de segundo en responder.

¿Por qué?

Sholan ha decidido darles una lección. —Cortana hizo una pausa antes de añadir—. Si Wanda interviene, no podrá luchar como necesita.

Red Queen procesó la información. En su núcleo, cientos de cálculos se realizaron en menos de un parpadeo.

Finalmente, la IA habló.

Entendido.

Wanda Maximoff sintió la turbulencia, se alejó de la ventana de inmediato, su corazón latiendo con fuerza.

Dio un paso hacia la puerta.

No llegó al segundo.

Su mente se apagó.

Su cuerpo retrocedió y cayó suavemente sobre la cama, dormida por un comando silencioso de la Red Queen.

El jardín permaneció en silencio.

La Hermandad y los X-Men sabían que la situación se había salido de su control.

Los intrusos no estaban aquí para pelear.

No estaban aquí para negociar.

Estaban aquí para mostrarles la verdad.

Y la verdad era simple.

No estaban preparados.