A lo largo de la creación, las almas nunca alcanzarán la perfección absoluta de los Creadores. Pero eso no significa que no sean valiosas. Los Creadores sabían que la imperfección de las almas era necesaria para el equilibrio del ciclo. Al ser finitas, las almas están en una constante búsqueda de su perfección, una búsqueda que es tanto un reto como una bendición. En esta búsqueda, las almas logran construir universos inconscientemente, a través de sus pensamientos, emociones y decisiones. Cada acción de un alma, aunque pequeña, tiene un impacto en los vastos universos.
Las emociones, aunque consideradas un residuo de la imperfección, son las que impulsan a las almas a crear. Cada emoción, cada deseo, cada pensamiento, genera una reacción en el vasto sistema de la creación. En este sentido, las almas son las arquitectas no solo de su propia evolución, sino también del propio ciclo de creación.