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Chapter 7 - Vacío Radiante

 Con molestia, Lincoln veía aquel mueble que recientemente se había convertido en algo parecido a su mayor enemigo, un odio intenso surgía en el cada vez que lo veía y, para su malestar, toparse con ese mueble era algo que ocurría todos los días, pues les acompañaba en todas y cada una de las comidas en esa casa. Cual centinela, custodiaba la entrada al comedor de la casa, y veía de frente a la mesa del comedor, como si vigilara a todos los que ahí comían, pero era incluso peor para Lincoln, cuyo lugar asignado estaba muy cerca de aquel mueble.

Era extraño pensar en cómo es que ver ese mueble hasta hace no mucho tiempo le causaba felicidad, incluso podría decir que le inspiraba, no tanto por el mueble en sí, era por aquello que contenía. Dejando de lado la platería y porcelana que aun se exhibía dentro de aquella vitrina, lo que de verdad tenía valor y lucia ostentosamente en ella eran los trofeos de sus hermanas. Aquellas figuras, listones o papeles que representaban los logros de sus hermanas y que en algún momento le provocaban admiración y le incitaban a tratar de ser igual de genial que sus hermanas, ahora le producían un vacío en el estomago.

Era mucho más que solo eso, pues aunque ahora Lincoln sentía que estaba feliz por haber conseguido a un verdadero amigo, especialmente para distanciarse un poco de sus hermanas quienes no habían tenido la mejor de sus rachas conviviendo con él últimamente, y que además parecían estar más ocupadas al paso del tiempo, haciendo de aquel niño de raza negra un agradable refugio para Lincoln. Eran apenas unos pocos meses de que aquella amistad había comenzado, y sobre todo esta comenzó de manera muy simple, tras la advertencia del niño de cabello rizado a Lincoln sobre llevar pertenencias a la escuela, en ese caso en particular, un comic. Para ese momento sus hermanas habían comenzado ya a estar más ocupadas, todas por razones diferentes, pero que tenían una vaga relación entre sí.

Lo primero que Lincoln notó fue como de tanto en tanto, alguna o varias de sus hermanas se ausentaban a la hora del almuerzo, con la excusa de estar ocupadas con labores relacionadas a sus clubes o equipos escolares. No podía culparlas por ello, parecía que verdaderamente estaban intentando hacer las cosas bien con aquellas actividades. Lori completamente ocupada con sus estudios y cada día más estresada por mantener un promedio que incluso con menos esfuerzo ya ostentaba, mostrando preocupación por su tránsito en la preparatoria y mencionando de vez en cuando su preocupación para el futuro. Luna repartiendo su tiempo en los dos clubes de música a los que pertenecía, mientras intentaba que la escuela le permitiera crear uno nuevo más acorde al estilo musical de su preferencia, rematando su tiempo libre con aquellas practicas que solía tener ya sea para perfeccionar su ejecución en algún instrumento o aprendiendo a tocar alguno nuevo. Luan estando aun estancada en esa etapa molesta donde le gustaba realzar bromas físicas que, al menos para Lincoln, resultaban en ser lastimado ocasionalmente, y pese a que sus lesiones no eran nada de qué preocuparse, le era molesto ser sometido a ello. Afortunadamente ahora Luan tenía mucho menos tiempo para hacer sus peculiares travesuras, pues tras un castigo escolar hace tiempo, ella se vio obligada a participar en el club de teatro escolar, resultando en ella haciendo un esfuerzo genuino por mejorar sus participaciones, pues tal parecía que ella era increíblemente buena al estar frente a un escenario. Lenna hacia muy poco tiempo que se dejo convencer por sus padres y decidió inscribirse al equipo de futbol escolar, aunque parecía que ella tenía bastantes dificultades para integrarse, pero eso a nadie le sorprendió, después de todo Lenna era alguien que podría definirse como tímida, pues prefería pasar tiempo con sus hermanos antes que hacer amigos, afortunadamente pareció conseguir un par de amigas a penas entro al equipo escolar. Pero sin duda ella no estaba feliz con sus resultados en aquella actividad escolar, pues aunque ella decidió hacer su propia rutina de ejercicio en casa, lo cierto es que no ayudo a su atrofia muscular producto del sedentarismo que su condición médica anterior le causaba. Había mejorado bastante su capacidad y su coordinación gracias a que el entrenador del equipo le dio una rutina que verdaderamente serbia como terapia física para alguien en su condición, pero Lenna no parecía superar el complejo que se formo en ella ante las burlas y criticas moderadas que recibió al inicio por ser alguien tan patosa y silenciosa. Su gemela, de manera peculiar, decidió dejar de lado su aparente talento en la pintura para entrar al club de lectura y redacción, viéndose extraña e inesperadamente interesada por la oratoria en particular, gusto que nadie de la familia supo ella adquirió, pero que claramente ella estaba tratando de mejorar. Incluso la pequeña y silenciosa Lucy decidió entrar al mismo club que la anterior mencionada, aunque yendo a un campo muy diferente, pues a diferencia de la gemela de Lincoln, Lucy se enfoco específicamente en la rama de la redacción, aunque en su caso a nadie le sorprendió aquello, siendo que casi al mismo tiempo que ella adquirió el gusto por pasar el tiempo con su hermano mayor viendo películas de terror, ella también adquirió el gusto por leer historias de ese tipo. La familia incluso podía recordar con cierta diversión como ante un comentario casual que Lincoln hizo a Lucy, ella comenzó a tener ese interés por vestir en tonos oscuros y eventualmente en color negro casi de forma exclusiva, tomando incluso la decisión de teñir su cabello.

Todas sus hermanas eran talentosas, y Lincoln lo sabía, pero comenzaba a considerar aquello molesto, especialmente desde que intento aprender algo de sus hermanas, pues a diferencia de él, quien no aprendió a hacer nada, su hermana gemela, que es menor que él, si lo consiguió, y eso le daba una extraña sensación de apuro. Afortunadamente solo era su gemela, pues ni Lucy, ni ninguna de sus otras hermanas menores tenía nada parecido a un talento, o al menos no que el sepa. Pero no era un problema, ellas estaban tratando de mejorar en algo, así como él lo hacía a su manera, incluso consideraba aquel tiempo libre que tenía ahora que sus hermanas estaban ocupadas, como un merecido descanso a lo mucho que él hacía por ellas, pensando en que sería una buena idea usarlo para volver a tratar de encontrar su talento.

Clyde, además de ser alguien muy amable y también alguien con quien podía divertirse mucho, también le brindaba bastante apoyo, especialmente cuando le mostraba aquellos garabatos medianamente entendibles a los que Lincoln llamaba dibujos. De entre las pocas personas que llegaron a ver los dibujos de Lincoln, parecía que solo Clyde los apreciaba de manera genuina, viéndose incluso interesado en la idea que el peliblanco mencionó sobre hacer su propio comic en algún momento. Tenía ya todo pensado desde hacía un tiempo, o al menos la inmensa mayoría, y la idea vino curiosamente de Lenna, quien al enterarse y volverse parte de sus encierros con él y su gemela soltó aquel comentario de forma desentendida. Y aunque era casi lo mismo que el llego a pensar en primer lugar, le gustaba la idea de volver a sus hermanas en un grupo de súper heroínas, todas con un poder y habilidades diferentes, pero fuertes a su manera. Y sus diseños, al menos en su mente, se terminaron bastante rápido pues de alguna manera que él mismo no sabía explicar, pero tampoco cuestionaba mucho, terminó por usar la temática de naipes para sus trajes y nombres. Pero, ahora de la mano de su nuevo amigo, esas ideas al fin comenzaban a tomar una forma más tangible, aunque igual de irrelevante, pues el niño de piel negra, pese a ser tan tímido para expresarse de forma oral, era muy bueno para hacerlo de forma escrita, algo que hacía sentir a Lincoln aun más encariñado con su compañía. Después de todo Lucy era parecida, aunque en su caso aquella conducta era mucho más marcada.

Aunque ellas estaban ocupadas con sus propias actividades, Lincoln se sentía frustrado al ver como ellas estaban tan molestas con verle llegar un poco más tarde a casa a causa de sus estadías en la biblioteca escolar, en compañía de Clyde, siempre con la intención de pasar el rato en un lugar seguro y que los padres de ambos no se negaran a permitirles estar. Pero Lincoln aun tenia presentes las palabras de sus padres, por lo que así como lo había estado haciendo desde hace mucho tiempo, el simplemente permanecía en silencio y excusándose de manera amable con sus hermanas, mientras trataba de hacerlas razonar aquella contradictoria petición de quererlo de vuelta en casa temprano, siendo que la mayoría de ellas no estaban presentes debido a las actividades de sus clubes y equipos. Eran Lori, siendo mucho mas controladora de lo normal, y Luna, siendo mucho más insistente que nunca, quienes mayor frustración le causaban, pues ambas parecían empecinadas en acosarlo solo por hacer algo que le gusta y por no estar en casa temprano como solía hacerlo, pese a que el no dejo de ayudarlas en sus actividades cuando era necesario. Y bien pudo tolerar aquel estrés causado por ellas, y por el resto de sus hermanas, ya que consideraba aquello tanto un deber como un merecido castigo. Estaba acostumbrado a eso. De hecho, lo consideraba normal en cierto punto y no solía darle demasiada importancia; quizá siendo esa la razón de su explosión en el ático, pero lo que termino por consumir su paciencia y también comenzó a volverlo alguien diferente fue lo que las gemelas hicieron, o mejor dicho, lo que ellas consiguieron.

Nadie supo de lo que su madre había hecho hasta que el día anterior regreso a la casa completamente feliz y orgullosa de sus hijas gemelas. Todos recordaban con facilidad como es que la matriarca había adquirido un gusto muy peculiar por ver aquellos programas de pasarelas infantiles en las que niñas muy pequeñas debían ser sometidas a procesos de maquillaje, vestimenta ceñida y muy ostentosa, peinados intrincados y en apariencia incómodos para después caracterizar a una mujer adulta al hacer pasarela frente a jueces quienes de manera arbitraria les otorgaban puntos por sus cualidades y belleza, aunque lo cierto es que para muchos, incluida la misma Rita, aquellos puntos dejaban mas ver el tipo de gustos que aquellos jueces tenían antes que las cualidades que las niñas mostraban. Pese a eso, Rita quería sentir la emoción de algo así, y sabiéndose mayor para algo así, decidió inscribir a sus hijas en una pasarela de exhibición que el estado realizó en la ciudad vecina, aprovechando que pese a tener una nueva hija en brazos, era tan tranquila que podía llevarla a todos lados consigo sin miedo a que la bebé cause problemas. Fue a las gemelas a quienes inscribió, pero sabiendo que aquel concurso era únicamente para hacer promoción de un evento similar, pero formal, se llevaría a cabo en Hazeltucky dentro de poco tiempo, optó por no gastar mucho dinero en ser parte de aquello. O mejor dicho de hacer parte de aquello a sus hijas. Aunque su esposo dudó en un inicio, era cierto que Rita cumplió su palabra de no generar más gastos, especialmente en ese momento tan delicado para ellos, fue una actividad en la que únicamente gastaron en rellenar el tanque de vanzilla para el transporte. A las gemelas las vistió con unos bonitos pero sencillos vestidos que tenían en su guardarropa y haciéndoles un peinado distintivo a cada una, las llevó teniendo de antemano su inscripción en aquella peculiar y sin dudas controvertida categoría en la que las gemelas, siendo para muchos aun bebés, se les permitió participar. Aunque sabía que sus hijas era hermosas y que estaban por encima de la media en cuanto a belleza; cosa de la que agradecía a su abuela por heredarle tan buena apariencia para así ella dársela a la mayoría de sus hijas, no contemplo una victoria en absoluto. Llevaba a sus pequeñas muy bien arregladas, pero vistiendo una indumentaria muy lejana a ser del nivel que algunas madres y padres pretenciosos decidieron darles a sus pequeñas. Pero eso daba igual, ella no quería la victoria, solo quería ser parte del evento y tener aquella experiencia que le parecía tan entretenida de ver en televisión. Pero, pese a su discreta apariencia, sus gemelas fueron las ganadoras indiscutibles de aquel evento que término rápidamente para evitar que las bebes y niñas pequeñas terminaran hastiadas.

En su pecho, Lana llevaba puesto aquel listón muy decorado que la nombraba como la ganadora indiscutible de su categoría, mientras que Loa ostentaba un listón similar que la acreditaba como la segunda en puesto. Rita contó con emoción como aquel concurso, a pesar de ser rápido y no muy bien organizado, era muy parecido a lo que veía en televisión, pues aunque la mayor parte de sus calificaciones fueron dadas en función de la apariencia, también se les pidió que mostraran algo curioso sobre las pequeñas, fue ahí donde más brillaron las gemelas. Al igual que el resto de sus hijas e hijo, las gemelas eran increíblemente despiertas para su edad, con aquel vocabulario florido y su dicción que pese a ser incorrecta, era extremadamente adorable, presumiendo de ella cuando Rita les pidió que le contaran un cuento, usando su micrófono para que la audiencia escuchara. Y no solo eso, al ser tan avispadas, las gemelas eran muy obedientes y tranquilas para su edad, lo que las hacia resaltar de forma curiosa entre el resto de participantes, sin mencionar, claro está, el hecho de que eran gemelas. Lincoln se sintió feliz al escuchar todo eso de sus hermanas, de alguna manera era una victoria que podía sentir como suya pese a no participar en nada de aquella actividad. Pero todo cambió cuando aquella plática termino y llego el momento de la cena, pues su madre, con orgullo, llevó aquellos listones hasta la vitrina, para que hicieran compañía a la abejita de Lori y las palomas de Leni. Aquello, lejos de hacerlo feliz, le molesto de manera intensa.

Había pasado una solo noche desde aquello, pero Lincoln sentía que con aquellos listones la vitrina se había vuelto mucho más grande e intimidante. Eran solo dos piezas de tela con colores intensos y que resaltaban bastante gracias a su acabado satinado, pero de alguna manera hacían resaltar bastante al resto de trofeos ahí. Era frustrante, aun mas que cuando su gemela anexo su primer trofeo en aquel mueble, y no solo era porque mas hermanas suyas conseguían algún reconocimiento ante algo que hacía, era, sobre todo, porque las gemelas eran prácticamente bebes, niñas pequeñas que a duras penas se comunicaban de manera entendible y que, pese a ser bastante listas, realmente no se diferenciaban mucho de cualquier otro niño de su edad. Cuando su gemela entro en aquella vitrina, la sensación no fue tan opresiva, tan asfixiante, tan molesta, tan enervante, tan desesperante, tan lamentable, era cierto que Lincoln era mayor a su gemela, pero la diferencia de edad no superaba los siete minutos; un total de seis minutos y veinticuatro segundos según contaba su padre ocasionalmente al haber grabado su nacimiento presumiendo que a partir de Lenna, él ya no se desmayaba en la sala de parto ante la impresión. Una diferencia absurda de tiempo que, siendo justos, no causaba una verdadera diferencia entre sus edades, después de todo ambos cumplían años el mismo día, no era como si separaran sus fiestas por una diferencia de tiempo en sus nacimientos tan minúscula. Aunque toda su vida se hizo a la idea de ser el hermano mayor, realmente no le daba importancia a ese tema, y fue únicamente cuando su gemela llego a casa con aquel certificado que el peso en su espalda creció. Era obvio que a ella le daba igual aquel reconocimiento obtenido por parte de la escuela cuando una de sus obras fue presentada en un intercambio cultural interestatal, pero era también obvio que la emocionaba sobremanera ser parte de esa vitrina. Sin tener mucho ánimo por especificar que es lo que hizo para conseguir aquel reconocimiento, evidentemente desinteresada por el tema, ella igual mostro emoción solo con el hecho de ser parte de la vitrina. Lincoln podía entender aquello con bastante facilidad, lo intento también, y esperaba que no le tomara demasiado tiempo llegar al punto en que sus resultados se exhiban ahí también. Pero el punto era que su gemela tenia la misma edad que él, no era alguien que le llevara ventaja como Lori o Luna, así que pese a sentirse derrotado ante su hermana menor inmediata, especialmente por las pequeñas e inocentes burlas que ella le daba producto de su emoción, Lincoln trataba de mantenerse positivo, tanto como su madre y padre siempre le recordaban que debía ser. No debía concentrarse en el hecho de que su gemela consiguió ese premio y ahora ella podía presumir el hecho de haber llegado antes que él a la vitrina, en su lugar debía concentrarse en el hecho de que, al ser de la misma edad, su gemela era la muestra de que él también podría conseguirlo. Incluso trató de convencerse de que no necesitaba tiempo para hacerlo, así como para su gemela no hizo falta, lo que necesitaba era simplemente encontrar aquello en lo que de forma natural fuera bueno. No obstante, dentro de él comenzó a crecer un pequeño apuro por conseguir algo que le distinguiera tanto como a sus hermanas.

Pero ahora frente a él estaba otra muestra de cómo, al parecer, aquel estúpido mueble estaba reservado solo para sus hermanas, dejándolo a él de lado por razones que le parecían muy difíciles de entender. Ellas, siendo niñas pequeñas, siendo infantes difícilmente asociadas con algo que no fuera un bebé, sin mucho esfuerzo y para colmo en su primer intento, lograron conseguir resaltar, ser premiadas por ello y también ser parte de la vitrina de trofeos de la familia. Era injusto, el se esforzó mucho por conseguir algo, y a él no se le dio ningún reconocimiento, de hecho podría decirse que solo se le otorgó una conducta condescendiente producto de la lástima que generaba ante su pobre desempeño en todo lo que intentaba. Una vez más, como sus padres le habían enseñado, podría lidiar con esa frustración y guardársela para sí mismo sin compartirla con nadie y tratando de superarla a través del olvido, después de todo su padre le dijo que debía estar siempre atento y siempre en condiciones para ayudar a sus hermanas. Pero no había forma de que lo consiguiera. Tantas cosas juntas hacían que Lincoln estuviera en un constante agobio y estrés. Era molesto y decepcionante, pero aquel arranque violento que tuvo en el ático, lejos de hacerlo sentir liberado a través de sus gritos y destrozos, termino por hacerlo sentir peor, ahora sentía culpa por todos los daños que causo a las cosas de aquella habitación, que pese a seguramente no ser costosas, si tenían algún valor no monetario que asentaba a sus padres a conservarlas. También estaba avergonzado de aquel episodio de mal carácter, pues aunque no podía definir de forma correcta el cómo, notaba a simple vista que sus hermanas habían puesto una distancia física con él a partir de ese incidente. Podía entender que ellas estuvieran cautelosas a algún arranque de su parte, pero siendo aquello un caso aislado y nunca habiendo dado muestras de una conducta similar, se sentía herido de que ellas de hecho empezaran a actuar de aquella forma. Era confuso verlas exigir su atención al mismo tiempo que ponían trabas en sus interacciones, Lincoln tenía dificultades para mantener su mente despejada a causa de los pensamientos que sus hermanas y su extraño comportamiento reciente generaban. Y sobre eso, estaba también la creciente hostilidad en que la mayor de las hermanas, así como la cuarta y quinta hermana parecían someterle cada vez con más constancia.

Lincoln verdaderamente quería hablar con sus padres sobre todo lo que estaba sucediendo con él, y quería también pedir ayuda para solucionar las cosas con sus hermanas, pero en favor de la familia, no lo hacía. No quería importunar a sus padres ahora que el proyecto de su padre se había puesto en marcha y les iba a quitar muchísimo dinero de los bolsillos, así como también los dejaría sin mucho tiempo. También, cuando ellos hablaron con él, le explicaron que las cosas podrían ser difíciles un periodo corto en lo que conseguían el dinero para asistir todos a las terapias que de tanto en tanto debían recibir, incluso le aclararon como es que Lori y Luan seguramente serian las que más temperamentales serian durante ese periodo, por lo que no quería verse como alguien quejumbroso al ir con ellos a quejarse por algo que ya le habían advertido con anterioridad. De la misma forma sus padres nunca dejaban de decirle que debía ser fuerte para cuidar de sus hermanas, y que tenía el deber de hacer eso, por lo que se sentía confundido al tener que hacer algo así con personas que le estaban tratando de esa forma en esos momentos. Se sentía también dolido ante las actitudes de Lori, Luan y Lenna, a quienes si bien podía justificar, no entendía porque repentinamente parecían estar tan ensañadas con él desde que comenzó a pasar tiempo con Clyde e insistían de manera incisiva en que debería pasar menos tiempo con ese niño para estar con ellas que son sus hermanas. En particular se sentía atosigado y algo molesto ante la insistencia que Luna había comenzado a mostrar en pasar tiempo con él y llenarlo de mimos que parecían sentirse extraños y poco naturales, como si fueran un acto racional que busca una recompensa, y no como un acto natural que pretende expresar algo. De forma irónica, se sentía abandonado por su gemela, quien ahora en aquel grupo de oratoria, paso de ser una chica popular en la escuela por ser bonita, a ser alguien popular por tener una labia encantadora y muy convincente que mantenía a sus compañeros pendientes de aquello que ella estuviera dispuesta a compartir. Pero ahora estaba incluso más decepcionado de sí mismo por no tener ningún valor, nada en él que le haga especial y le permita sentirse validado por su familia.

Por suerte, pese a no querer molestar a sus padres hablando de aquello, al menos podía ignorar sus problemas por completo al estar en compañía de Clyde, pues aunque ese niño no le mostraba compasión, ni comprensión al ser ignorante de su situación, si le brindaba compañía y diversión, lo cual en ese momento le parecía suficiente. Él, al igual que Lincoln, solo era un niño que quería tener compañía y sobre todo, quería compartir aquello que le gustaba y también presumir por todas aquellas tonterías sin significado que conocía o que había logrado. Aunque muy amorosos y atentos a lo que su pequeño necesitara, lo cierto es que los padres de Clyde no tenían muy entendido aquel gusto que su pequeño tenia por los comics, por lo que ir con ellos en busca de una conversación al respecto era totalmente infructuoso, de la misma manera que presumir ante ellos lo que sabía sobre el tema resultaba poco divertido ya que ellos no entendían casi nada de todo lo que Clyde quería compartir. Y al no tener hermanos, y ser muy tímido debido a todo su contexto familiar y social, la mayor parte del tiempo el estaba solo simplemente desarrollando su imaginación en busca de escenarios que le parecieran entretenido. Aunque de forma diferente, Lincoln estaba también la mayor parte del tiempo usando su imaginación para pasar el tiempo consigo mismo, al menos en lo que refería a aquellas cosas que a él le gustaban. Él sabía que debía estar presente para sus hermanas, por lo que pasar el tiempo con ellas haciendo lo que les guste era algo muy común, pero era también tan común que lo desairaran al momento de pedir compañía en alguna actividad que a él personalmente le causara interés, que en algún punto simplemente dejo de hacerlo. Para empezar era muy complicado que tuviera el tiempo libre necesario para hacer algo que le guste, por lo que rápidamente entendió que no debía desperdiciarlo tratando de convencer a alguna de sus hermanas a que lean comics como él, o vean el tipo de películas que le gustan. Era mejor aprovechar el tiempo simplemente haciendo lo que le gusta y usando su imaginación para imaginarse escenarios complacientes.

Pero eso ya no era así, ya no necesitaban de su imaginación para tratar de distraerse, y era justo eso lo que hizo de Lincoln un niño con un comportamiento más común, uno que no causaba que sus compañeros se incomodaran por verlo ser demasiado infantil. Y siendo Lincoln parte de su familia, tenía a mucha gente dispuesta a rodearle ahora que era alguien menos extraño en sus formas, ninguno de ellos esperaba algo así antes de conocerse, y tampoco después de que empezaron a frecuentarse, pero de alguna manera ambos eran ahora un dúo que el resto de sus compañeros realmente querían cerca. Como era normal, a la mayoría de compañeros de clase les gustaban exactamente las mismas cosas, por lo que cuando consideraron que Lincoln dejo de ser raro, y vieron que Clyde se comportaba de manera menos sombría, no les costó mucho incluirlos en sus actividades. Y ya como una actividad más cercana entre el chico de piel negra y el de piel blanca, pasaban tiempo en la biblioteca escolar después de clase, a veces con la intención de leer o hablar sobre los comics que les gustaban, muchas otras haciendo tareas gracias a la buena influencia que el niño de cabello rizado era, muy ocasionalmente hablando de cosas relacionadas con sus familias, pero siempre pasando un buen rato juntos.

Sin embargo, en casa Lincoln debía enfrentar a un grupo de hermanas que cada vez se portaban de forma más mezquina con él, y pese a que de alguna forma se sentía culpable por aquella respuesta de ellas, justificándolas en su actuar, lo cierto es que la molestia que ellas le causaban, de la mano del recordatorio constante que aquel mueble le daba cada vez que entraba en el comedor de la casa, a Lincoln terminaba por acabársele la paciencia cada vez más rápido. Incluso llegó a pensar que pasar más tiempo con Clyde sería una buena idea, pues estando con él no había peleas, pero al aumentar sus ausencias, lo único que ocasionaba era que sus hermanas pronunciaran aun más reclamos y disconformidades.

¿Para qué lo necesitaban cerca? La mayoría de ellas ya no lo necesitaba para nada, de hecho únicamente parecía que lo querían cerca para que les hiciera compañía mientras ellas hacían sus actividades, dejándolo a él sin tiempo para hacer algo que le guste. También le parecía absurdo que Lori y Luna pidieran con tanto énfasis que él este de regreso en casa temprano, tomando en cuenta que ellas no estarían ahí. Desde Lori hasta Lenna, quien hacía poco había entrado formalmente al equipo de futbol escolar, y también su gemela, sus hermanas se quedaban en la escuela al terminar las clases, realizando actividades extracurriculares para sus clubes culturales o equipos deportivos. No había necesidad de que el volviera temprano si no tenía nada que hacer en casa y encima de eso podía simplemente pasar un buen rato con su amigo. Pero Lori insistía en echarle en cara como es que ahora les descuidaba mucho y dejaba de pasar tiempo con ellas, dándole prioridad a un desconocido a quien no sabían si era confiable o no. Y Luna, quien de una forma totalmente intensa y por momentos desagradable, pasaba de rogarle a exigirle que pase tiempo con ella, haciendo sentir al peliblanco de una forma muy incómoda como es que su hermana mayor podía pasar de lo que parecía su ahora habitual melancolía a una extraña versión de ella mucho más intensa e indudablemente propensa a la violencia. Era una lástima que sus padres, atentos a conseguir el dinero que necesitaban y a estabilizar aquel proyecto que Lynn estaba tratando de hacer funcionar, no tenían el tiempo necesario ni las ganas de atender a sus hijos con el interés necesario para ver como la mitad de ellos estaban cambiando de forma negativa y consiguiendo actitudes muy cuestionables, así como comportamientos preocupantes.

***

Había comenzado todo de una forma tan infantil y tan inocente, sin intenciones de lastimar a nadie y también con miedo de ser descubierto. Aquello que tenía tiempo de suceder en su cabeza, en la intimidad de sus pensamientos, para ser él su único testigo de aquella mala forma de referirse a los demás, en algún momento se convirtió en suaves susurros en respuesta a la forma en que Lori le regañaba por todo aquello que hacía, o por todo aquello que dejaba de hacer, mostrándole también hostilidad cada vez que él prefería simplemente pasar su tiempo solo o no acompañándolas en lo que sea que hicieran.

Cuando fue descubierto por primera vez, lejos de sentirse avergonzado y retractarse de sus actos, Lincoln retó a Lori con sus palabras, desafiando su autoridad de hermana mayor y causando que ella decidiera no contenerse con él en la forma en que le reprendía. Pero para Lincoln, aquello fue revelador, sentir aquella libertad tras expresar su molestia fue muy relajante, no importaba que por hacerlo consiguiera que Lori se ensañara aun más con él y que también sus padres decidieran darle una reprimenda después de ser informados de lo ocurrido. Haber dicho lo que dijo le hizo sentir mucho mejor, al fin había sacado de su cabeza esas emociones y podía descansar del agobio que le causaban, especialmente de esa desagradable sensación que tenía en la boca de su estomago, la cual aunque era muy parecida a la sensación del hambre, no desaparecía sin importar que comiera. Ese fue el comienzo para Lincoln, quien pese a conseguir castigos ante su nueva forma de respuesta ante el estrés, consideraba que le hacía sentir mucho mejor incluso que pasar el rato con Clyde.

Ahora podía liberarse de esa sensación desagradable en su estomago, y aunque padecía también de una esporádica sensación de frio intenso desde su nuca hasta sus hombros, era agradable saber que, de estar fuera de su hogar, podía ignorar aquellos malestares únicamente por pasar el rato con Clyde, ya que él no le hacía reclamos ni le exigía nada, únicamente pasaba el tiempo con él y se divertían. Pero ahora, estando en casa, se sentía liberado de aquellos malestares que sus hermanas le causaban simplemente devolviendo aquel trato que ellas les daban, de hecho, para él era lógico que lo hiciera, le estaban provocando sensaciones desagradables, así que era justo que él les hiciera lo mismo para que entendieran la forma en que se sentían. Y aunque en un inicio hizo aquello con el objetivo de darles una lección a sus hermanas, mostrándoles cuanto malestar pueden provocar las palabras, especialmente dichas con tanta animosidad y por parte de alguien querido, al final aquello no funciono en absoluto, haciéndolo solo apreciar la sensación catártica que tenía el simple hecho de decirles cosas similares a las que ellas le reclamaban en principia. Pero al no ver ningún cambio en ella, y sintiéndose cada vez más apegado a esa sensación de liberación y logro al hacerlas molestar también, simplemente convirtió aquella forma de dialogo tan retadora en su conducta habitual dentro del hogar. Ninguna de sus hermanas recibió con simpatía aquel cambio en Lincoln, pues pese a ser muy lento u gradual, era también bastante evidente para cada una de ellas, quienes siempre tenían algo que decir para quejarse con él sobre lo que hacía y para pedir una explicación de porque lo hacía. Lincoln, molesto ante la preferencia de sus padres por sus hermanas, solía expresar cada vez más sus molestias, tomando en cuenta como ante las quejas, eran sus progenitores quienes le exigían a él tratar de ser más razonable. Y de entre aquellas cosas que le pedias para ser razonable, era tragarse su orgullo y ser él quien se disculpe con ellas por su actitud, teniendo que ayudarles en lo que pidan después de aquello.

Los ratos con Leni y Lucy solían ser los que más tranquilidad le brindaban, pues ambas eran aún muy ajenas a la situación y realmente no eran capaces de mostrarle ningún tipo de molestia ni reclamo a Lincoln, haciendo de su convivencia una muy amena. A pesar de todo lo que ocurría, Lucy aún se daba momentos para estar con Lincoln, aunque ahora era de forma exclusiva para ver películas en los fines de semana, pero eso le bastaba a ambos. Por una parte, la pequeña niña, quien ahora teñía su cabello una vez más, pero ahora en el color opuesto al natural que le correspondía, pues de entre toda su familia, era únicamente Lincoln quien no parecía interesado en su aspecto o en su falta de interacciones, simplemente le agradaba su compañía. Y ella en especial disfrutaba bastante los momentos en que Lincoln simplemente comenzaba a contarle cosas sobre sí mismo, pese a que ella no solía emitir respuestas de ningún tipo. Solo escucharlo era entretenido y le hacía sentir que formaba un lazo más cercano con él. Mientras que Lincoln, alegre de tener a alguien que le escuche, disfrutaba pasar aquellos pequeños ratos con su hermana menor, no importándole que ella no le diera respuestas, pues si bien era cierto que en un momento dado el se cuestionaba si su hermana menor de hecho le prestaba atención al hablar, y le interesaba recibir respuestas de ella, ahora entendía que la pequeña simplemente disfrutaba de las conversaciones siendo solamente la receptora del discurso.

Con Leni las cosas eran incluso mejor, ella, como siempre lo fue, era una niña pequeña atrapada en el cuerpo de una niña no tan pequeña, por lo que estar con ella era sin lugar a dudas un momento de juego donde era Lincoln quien debía seguir el paso de su hermana mayor especial, a quien la energía parecía sobrarle siempre y que también tenía una forma algo descuidada de hacer las cosas.

Con Lori, aquello que se convirtió en la norma para ellos fue discutir de forma verbal, y no de una manera muy amigable, pues mientras la mayor de todos endurecía cada vez más su carácter en general, era con Lincoln con quien una evidente saña se presentaba, en ocasiones desbordando a través de palabras bastante ofensivas y dolorosas. Era cierto que Lincoln entendía cabalmente parte de aquel cambio en Lori, pues ella había comenzado a estresarse por culpa de sus estudios, y según lo que sus padres le habían dicho, estaba aprendiendo a lidiar con eso, por lo que debían ser pacientes con ella al momento de sus regaños. Aunque eso no convencía en absoluto a Lincoln, quien con mucha claridad había llegado a ver la diferencia entre el trato que ella le daba y el que le daba al resto de sus hermanas. Lori había dejado de de ser esa linda hermana mayor que de manera aleatoria decidía darle cariño, a una chica hostil que no parecía conforme con nada de lo que él digiera o de lo que él hiciera. Era, de hecho, alguien que de manera aleatoria se le acercaba aparentemente en busca de pelea, pues siempre tenía un reclamo listo para hacerle. Eso le frustraba mucho, lo hacía enojar y también lo ponía triste, daba igual que Lincoln fuera mucho más hábil para entender a sus hermanas que incluso sus padres, seguía siendo un niño pequeño cuya experiencia en relaciones interpersonales se limitaban casi de manera exclusiva a miembros de su familia, quienes desde que tenía memoria se habían comportado de una manera constante, por lo que ahora que varios de ellos, en especifico sus hermanas, habían cambiado tanto, no se sentía seguro tratando de entenderlas ni tampoco conviviendo con ellas.

No era solo Lori y su creciente hostilidad la que le hacía sentir mal y poco querido, era también la forma en que Luan se volvió alguien tan intensa con él al momento de convivir, dedicándose únicamente a molestarlo con aquellas bromas pesadas que siempre implicaban terminar golpeado o sucio. Y Lenna, con quien alguna vez sintió tenía una de las mejores relaciones, ahora se dedicaba a ser muy grosera y algo agresiva con él. Sus padres, también en el caso de Lenna, trataron de explicarle que ella estaba teniendo problemas para adaptarse a equipo de futbol o algo parecido, y Lincoln podía creer en ello de solo recordar la cantidad de problemas que le representaban a la más débil de sus hermanas el poder convivir o siquiera estar cerca de personas que no fueran sus hermanos. ¿Pero eso justificaba la forma en que ahora le trataba?

No, claro que no justificaba el trató que la Lenna o ninguna de sus hermanas le daba, al menos de las mayores. Lori haciendo hincapié en todo aquello en lo que Lincoln se equivocaba y buscando la manera de echárselo en cara, teniendo también como misión personal no dejar a Leni o a las más pequeñas pasar mucho tiempo con él por motivos que desconocía. Luan y Lenna tratándolo como algo parecido a un saco de boxeo sin parecer demasiado arrepentidas por lo que hacían y repitiéndolo de forma constante. Luna acosándole de forma desagradable para que pase tiempo con ella aprendiendo a tocar algún instrumento o jugando con ella, pese a que era obvio que desde hacía un tiempo, entre ellos no había casi nada en común, pero no siendo eso suficiente para que la amante de la música dejara de atosigarlo con pedidos y favores. Incluso su gemela había comenzado a frustrarlo bastante pues cada vez que él trataba de aliviar un poco su molestia hablando con ella, sin mucho reparo, la menor desestimaba sus sentimientos y también la forma en que relataba los acontecimientos. La compañía de Clyde tampoco fue un verdadero escape a la forma en que lentamente se sentía más y más frustrado, pues aunque pasar tiempo con el chico de piel negra le hacía olvidar sus problemas por un rato, no los hacía desaparecer en absoluto. Desahogarse en presencia de Clyde tampoco era una opción, pues Lincoln no se atrevía a ser muy expresivo sobre temas personales con él ya que no quería aburrirle con ellos, de la misma forma en que le asustaba un poco la posibilidad de que al compartir sus problemas con él, eventualmente termine por desestimarlo de la misma forma en que su gemela lo hacía. La vida de Clyde era una bastante tranquila, y por ello no solía compartir mucho sobre sí mismo, por lo que siendo la primera amistad real de Lincoln, asumió que era así como debía ser.

Pero lo que llevó a Lincoln a sentirse completamente acorralado y frustrado, fue la intervención de sus padres, quienes pareciendo completamente decepcionados de él, le sermonearon con molestia sobre su mal comportamiento mostrad recientemente.

 —Entendemos que tengas cosas que quieras hacer tú solo, cariño— le dijo su madre, firme frente a él, quien incomodo recibía aquel sermón notando de reojo a algunas de sus hermanas ser testigos—, pero no está bien que descuides a tus hermanas. Ellas solo quieren pasar tiempo contigo y que las ayudes de vez en cuando, no creo que eso sea demasiado problema. No lo había sido hasta ahora.

 —Mira, campeón— intervino el padre—, entendemos que quieras leer tus comics o jugar con tu amiguito, pero no creo que sea justo que estés todos los días fuera de casa solo sin hacer nada.

 —Pero, Lori y las demás llegan tarde a casa también.

 —Ellas están atendiendo actividades en sus clubes— respondió el padre, incluso señalando con su dedo a Lincoln—, Lori estudia bastante para mantener sus notas altas y cuando se queda en la escuela es para asistir a sus prácticas en el equipo de Golf, donde te recuerdo que ella ya es campeona interescolar y estatal. Y Luna también debe asistir a tres clubes de música diferentes, es normal que no pueda regresar a casa temprano. A Luan le ha estado yendo de maravilla en el club de teatro escolar y sabes el esfuerzo que está haciendo Lenna por integrarse a su equipo de futbol. Todas ellas están dando su mejor esfuerzo, por eso no les hemos dicho nada a ellas por llegar más tarde de la escuela. Pero tú, campeón, solo has estado jugando con tu amiguito, y no digo que eso este mal, es solo que hacerlo todo los días es… no sacas ningún provecho de eso.

 

La expresión de Lincoln no había cambiado en un rato, estaba casi cincelada en su rostro, era parecida a la de sorpresa, pero al mismo tiempo parecía no expresar nada. Lo que su padre le dijo era cierto, a diferencia de sus hermanas, él no estaba haciendo nada de provecho, simplemente se dedicaba a pasar el tiempo con su amigo quien era tan marginado como él, y disfrutaban de la moderada reputación que habían conseguido al volverse amigos. Pero nada de lo que hacían era algo de provecho. Leían comics, jugaban cualquier tontería, Clyde pensaba en ideas y Lincoln trataba de plasmarlas en papel a través de sus dibujos, discutían sobre lo que leyeron, de vez en cuando se ayudaban haciendo sus tareas escolares, chismorreaban sobre algunos de sus compañeros y en ocasiones sobre los profesores. Un montón de tonterías sin beneficio ni causa, como lo era la conducta de cualquier niño de la edad de Lincoln, pero él, sintiéndose algo eclipsado por lo que sus hermanas conseguían, volvió a sentirse mal con eso que escuchó de su padre.

Trofeos por hacer que la escuela sea reconocida gracias a sus participaciones en Golf, el reconocimiento de la casa de la cultura, resaltar a la escuela con las interpretaciones de las bandas que poseía. Incluso las gemelas tenían ya una maldita muestra de talento en esa estúpida vitrina vieja que desentonaba con el resto de decoración en el comedor de la casa. Con su enojo a flor de piel, Lincoln dejo a sus padres con la palabra en la boca y subió a su habitación dando pasos sonoros e ignorando los reclamos de sus padres por su actitud. Lynn, siendo el patriarca de aquel hogar, estuvo muy tentado a someter a su único varón después de ver aquella conducta tan retadora y que sin lugar a dudas estaba fuera de lugar, pero estando cerca de sujetarlo, se detuvo, tuvo dos razones para ello. La primera es que por principios el había elegido una crianza de sus hijos alejada de los actos físicos como reprimenda, tratando de no dejar en ellos las cicatrices emocionales y físicas que en su seno familiar se formaron sobre su cuerpo y dentro de su mente. La segunda razón es que, por un instante, al ver a su hijo al final de aquellas escaleras, apenas unos peldaños por encima de él, le detuvo el recuerdo de su pequeño tratando de destruir el ático con sus propias manos. ¿Algo parecido estaba por suceder? No lo parecía, su hijo siguió de frente al subir las escaleras y con un fuerte portazo se encerró en la habitación que comparte con su hermana mayor y su hermana menor. Trató de abrir la puerta, incluso forcejeo un poco antes de que su esposa le detuviera, aquella no era una conducta normal en su hijo, y sin lugar a dudas podía le estaba costando trabajo acoplarse a esa nueva forma que el pequeño tenia para expresar su frustración, pues así lo evidenciaba la consternada mirada que su esposa le dedico después de verlo intentar abrir aquella puerta por la fuerza, siendo entonces que Lynn notó cuanto enojo expresó con aquel acto.

Era un buen momento para que él y su esposa volvieran a su habitación, dándole el espacio y tiempo necesario a su hijo para calmarse, confiando en su buen juicio, que sin lugar a dudas se encargo en varias ocasiones de demostrarles. Así mismo ellos regresarían a su propia habitación para intentar hacer lo mismo y hablar sobre lo que había sucedido, aunque solo por la forma en que Rita le detuvo, ambos supieron que era una prioridad atender a su hijo en lo que sea que le pase, pues una segunda muestra de rebeldía les parecía apropiada para su edad, pero no era así para esta segunda muestra de emociones descontroladas que su hijo les dio, especialmente porque esa emoción que se repitió fue una negativa y visceral, una emoción que podría convertirse en un problema si es que su hijo decidía convertirla en el catalizador de su estado relajado. Incluso ellos estaban cansados y estresados con todo lo que ocurría alrededor de ese proyecto que Lynn tenia, y sobre como Rita estaba tratando de cumplir su sueño, pero por mucho que habían contemplado tener a Lori como prioridad, seguramente el estado mental de su hijo era más relevante en ese preciso momento. aun estaban lejos de darse el lujo de concertar una cita, pero temiendo algún desplante peor de parte de su hijo, o que ese tipo de desplantes terminaran por convertirse en algo normal para él, hablaron con su médico de cabecera en busca de orientación.