Al entrar al segundo piso sentí unos escalofríos por todo mi cuerpo. El aire estaba helado en comparación con el primer piso. Veía cómo un río pasaba al lado de nosotros y me acerqué lentamente para ver, cuando...
—¡Drako, ten cuidado! Puede salir un monstruo. Aunque sea casi imposible, la posibilidad no es nula, así que no te acerques tanto.
—De acuerdo, señor Bakar —dije con preocupación. Aunque sabía que estábamos seguros, había algo que no me dejaba pensar con claridad, aparte del hambre que tenía.
—Señor Bakar, ¿cuánto tiempo nos tomará llegar al tercer piso?
—Nos tomará alrededor de dos o tres días, si es que no nos encontramos con algún monstruo.
—¡¿TANTO?! Y eso que yo tenía hambre...
—Tranquilo, Drako, tenemos comida suficiente hasta llegar al tercer piso —dijo Elena.
—Sí, lo sé, Elena, pero no es el tipo de comida que me gustaría comer en estos momentos.
—Ay, Drako, ¿qué haremos contigo?
Todos se rieron. Yo no le encontraba ningún tipo de gracia, solamente tenía hambre. La verdad, la mitad del día solo fue caminar, caminar y más caminar. Ya me estaba aburriendo, aunque era bueno porque me hacía pensar que faltaba poco para el quinto piso y por fin comería.
—Drako, para de estar pensando en comida. Estamos por llegar al puente del segundo piso. Ponte alerta, que cerca hay una madriguera de lobos y puede que nos ataquen, así que ponte serio.
—Señor Bakar, ¿cómo supo que estaba pensando en comida?
—Se te ve en la cara, Drako. Estamos por llegar.
—Bakar, hay un grupo de aventureros cruzando el puente, parece que están acorralados —advirtió MARK.
—Entendido, MARK. Tú y Drako acérquense, yo voy detrás de ustedes. Vin, Ciro, preparen algún hechizo por si las dudas.
—Señor Bakar, ¡los lobos se dirigen hacia nosotros!
—Bien, MARK, aguántalos. Drako y yo atacaremos por las cuerdas del puente.
—Señor Bakar, ¿eso no es muy peligroso?
—No importa, Drako, tú solo hazlo. Si te llega a pasar algo, yo te sano —dijo la señorita Elena.
—Entiendo.
—¡Drako, vamos!
Bakar y yo corrimos hacia las cuerdas del puente, listos para pelear contra los lobos y poder cruzar el puente para ayudar al otro grupo de aventureros. MARK bloqueó y desvió a uno de los primeros lobos con su escudo, tirándolo al río. Bakar aprovechó el espacio que dejó MARK y se balanceó hacia dentro del puente a pelear con los lobos.
—¡Drako, métete! ¡No puedo solo!
Decidí meterme a ayudar a Bakar y se me tiraron dos lobos encima. Bakar apuñaló a uno en la cabeza y yo con mi espada desvié el ataque del otro lobo. Bakar le pidió a Vin y Ciro que conjuraran un hechizo de fortalecimiento hacia MARK y hacia mí. El otro grupo de aventureros acorraló al resto de lobos en la otra parte del puente; ellos eran dos tanques que aguantaban a los lobos y había alrededor de dos heridos a los cuales tenían que proteger.
Bakar y yo seguimos luchando mientras el otro grupo también luchaba contra los lobos. En un momento de la pelea, uno de los lobos me alcanzó en la parte del hombro y no logré esquivarlo.
—¡Aaaaaah! ¡Duele, malditos lobos! ¡Elena! ¡Cúrame rápido!
—Elena, escucha a Drako. Vin, Ciro, ¿todo listo?
—Todo listo, Bakar. "¡Oh, luz que mora en mi interior, extiende tu fuerza a quienes luchan a mi lado! ¡Que sus cuerpos sean acero, sus mentes claridad y sus espíritus inquebrantables!" ¡Dii talem me sociis!
—Gracias, Vin y Ciro. Elena, cura rápido a Drako.
—"¡Oh, mi dulce naturaleza, por favor préstame algo de tu fuerza para curar a estos seres inocentes!" ¡Vulnus medicus!
El hechizo de Elena me curó rápidamente y, gracias a Ciro y Vin, estaba como nuevo, pero había algo extraño. Me sentía diferente cuando de repente mi collar empezó a brillar. Era como si el tiempo se hubiera parado; lo único que veía era el brillo de mi collar. Cuando volví a la normalidad, dejé de ver el brillo rojizo de mi collar y vi cómo se me acercaban más lobos. No tenía la espada en mano y Bakar estaba muy lejos para ayudarme. MARK me gritó que me moviera cuando hizo el mismo ataque de antes, ese ataque de una espada de fuego el cual él llamaba "¡Rotating ignis gladio!"
—Gracias, MARK.
—Tú solo sigue avanzando.
Seguíamos luchando después de media hora y aún faltaba más de la mitad de los lobos. En uno de mis ataques hacia uno de los lobos, mi espada cortó al lobo por la mitad y a los que estaban detrás de él, dejando agua cayendo de sus cuerpos. Había quedado asombrado, pensando que era mi imaginación, cuando Bakar me gritó:
—¡Bien hecho, chico! ¡No sabía que tenías esa habilidad!
Le respondí en voz baja, con un tono de sorpresa, que yo tampoco sabía cómo o desde cuándo lo había obtenido, pero si llegaba a controlarlo, se me iba a facilitar acabar con los lobos.